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10jun06
Al chico Mauricio Morán le dispararon de 40 metros.
Entre el supuesto autor del disparo y Mauricio Morán no había más de cuarenta metros de distancia. Esa fue una de las conclusiones que, a priori, justificaron la reconstrucción del hecho en el barrio Cuadro Estación de Perdriel, donde murió el chico de 14 años luego de recibir el impacto de un perdigón de plomo. Fue durante la siesta del 5 de mayor pasado, cuando la víctima estaba con amigos recogiendo piedras de carbón de coque que habían sacado minutos antes de un tren de carga que recién había salido de la destilería de Luján de Cuyo.
El dato, que hasta ayer parecía obvio y conocido por el tiempo que transcurrió desde que Morán fue asesinado, habría sido revelador para los encargados de la investigación. Por el momento, el único imputado por el homicidio es el oficial ayudante Cristian Bressant; de su escopeta habría salido la munición de guerra -prohibida- que mató a Morán e hirió a otros dos chicos.
El fiscal de Delitos Complejos, Luis Correa Llano, se instaló con todo su equipo y recorrió todos los sitios necesarios para recabar pruebas o indicios que permitan ponerle claridad a la causa. Tomaron medidas, analizaron la topografía de lugar, hablaron con los maquinistas que manejaban aquel tren y cotejaron las declaraciones de los diferentes testigos.
Allegados a la causa aseguraron que poder escuchar en una sola mañana a todos los que estuvieron en el lugar sirvió para hacer comparaciones y saber quiénes pueden estar deformando la historia. En poco más de cuatro horas, el fiscal escuchó a 16 testigos. La mayoría fue vecinos y familiares de las víctimas (en el mismo episodio otros dos chicos fueron heridos). También declararon los efectivos que participaron del operativo; menos Bressant, quien está detenido en Caballería y no fue trasladado a Perdriel por decisión de sus abogados defensores.
Esas declaraciones marcaron dos situaciones bien diferenciadas: los lugareños contaron historias similares, con más o menos detalles; en cambio, los policías debieron ser advertidos por Correa Llano de que estaban bajo juramento por las versiones dispares sobre el crimen.
Diálogos
"No me falle", le dijo César Morán a Correa Llano apenas llegó al barrio. El padre del chico asesinado intentó hacerle sentir al magistrado el peso de la causa que investiga. Hasta llegó a cuestionar algunos puntos de la reconstrucción que, para él no eran claros. Por eso se ganó el reto del fiscal: "El que decide cómo se hacen las cosas soy yo. ¿Está claro?". César Morán bajó la cabeza y retrocedió unos metros sin contestar.
Minutos más tarde, Correa Llano volvió a la carga; esta vez contra el abogado Carlos Reig, uno de los defensores de Bressant: "Yo soy el que hace las preguntas. Y si usted quiere decir algo, me consulta a mí y veo si le doy la palabra", aclaró el fiscal.
El barrio Cuadro Estación quedó, durante la reconstrucción, copado por efectivos policiales que custodiaron la medida judicial. Uniformados en motos, caballos, con perro y el Grupo Especial de Seguridad. Son no más de tres cuadras pegadas a la vieja estación de trenes de Perdriel. "Este no es un barrio conflictivo. Es humilde, pero no hay delincuentes", confió un efectivo de la zona.
[Fuente: Los Andes, Mendoza, Arg, 09jun06]
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