Muertos en Falsos Enfrentamientos
Hermanos Vergara Toledo: ˇViven!

...Después de la muerte de los niños yo me he descubierto, creo que estoy más radicalizada, ya no pienso en el momento o en él no momento. Yo creo que hay que hacer las cosas hoy, ahora... por la miseria que veo en las personas... Para mí no hay retroceso. Cristo me pide actuaren el momento, la entrega es ahora; he comprendido la necesidad de la organización. Estoy más lúcida, más conciente, siempre aclarando las cosas en la población, incluso en lo que se refiere al rol de la mujer... me siento con una fuerza directa, mas atrevida y creo que esa fuerza me la han dado mis hijos. Yo creo que debo continuar su lucha...

El lugar donde los mataron está siempre lleno de flores y velas, ahí hay algo más que el hecho de ser militante, hay un enorme amor por ellos, porque siempre respetaron a los pobladores, a los niños, a sus casas. La sabiduría del pueblo es grande, la respuesta en los funerales fue un ejemplo. Los jóvenes desfilaron con banderas, con pancartas, en algunas de ellas se leía. "Rafael y Eduardo viven en la lucha del pueblo por conquistar la libertad" o aquella otra que decía "Rafael y Eduardo viven para siempre en el corazón de nuestro pueblo" o lo que expresó el CRIDEPU(*) en sus pancartas "Resucitarán en cada cristiano que se una a la lucha del pueblo".

Luego que los niños murieron recibimos muchas cartas. En una de ellas una compañera de Eduardo dice:

".. Conocerlos a ustedes, siempre preocupados por los problemas que se expresaban en el sector, que fortalecían el compromiso de sus hijos con una perspectiva cristiana, ligada a su población y a su realidad, que posibilitan el desarrollo libre y pleno de sus hijos, tratando siempre de estar en la altura de las actuales necesidades y desarrollando siempre una actitud ante las relaciones con los hijos, sus problemas, sus luchas, la de jóvenes, viejos y adultos de la población... En fin, una familia muy distinta a los padres tradicionales... Ustedes fueron el empuje para muchísimos compañeros, vuestra casa y vuestros hijos son responsables del compromiso decidido de muchos de nosotros. En vuestra casa, con vuestra familia, con ustedes dos, Manolo y Luisa, se desarrollaron jóvenes libres, nuevos, se construyeron parejas, se fortalecían amistades, se aumentó el compromiso. ahí no solamente se hizo política sino que ustedes contribuyeron a gestar los valores del hombre que queremos: transparente, generoso, fraternal, libre, es decir, el "hombre nuevo.."

Nosotros creemos que siempre hay que avanzar, el amor a nuestro pueblo nos obliga a un compromiso ahora y en todo momento.

Sin embargo, lo que prima es este inmenso dolor por la muerte de los chiquillos. Estoy como pariendo algo, tengo la sensación que luego, muy luego dejaré de sufrir porque ellos murieron por algo justo. Estoy como desprendiéndome de este dolor para comprender y hacer mío el deseo de cambiar esta sociedad. La justicia, esta justicia oficial, no me interesa mucho. Me parece que yo la estoy haciendo realidad con mi denuncia constante, todo entremezclado con la rabia y la impotencia por el asesinato.

Rafael en una carta escrita para nosotros el 24 de diciembre de 1984 nos dijo: "Seamos mucho más fuertes y demos testimonio de vida y esperanza y empecemos a querer y amar al Pueblo. Los costos no importan". Tenía 17 años y tres meses después lo asesinaron

Para cada uno el desafío es asumir un mayor compromiso, hacer mejor nuestras organizaciones tener una preocupación especial por los demás, sobre todo por los más desposeídos.

Un compañero de Eduardo escribió:

"En el día de la revolución, todas mis calles llevarán tu nombre", luego dice:

"Eduardo murió. Fue algo raro. Como que murió algo de mi y a la vez algo nació; has seguido siendo mi gran amigo, siempre hablamos, incluso con mi compañera el otro, día estábamos hablando de él, de lo que significó para mí aprender lo que es la amistad así libre, así hermosa; después, hablamos de nuestros problemas como pareja y ella se fue a su casa. Al otro día me contó lo que le pasó; ella sólo lo conocía de vista, lo conoció a través de mí y aprendió a quererlo y esa noche conversó con el 'Pelao' y me dijo que había sido muy lindo.

Ahora sé que Eduardo está muerto, pero también sé que forma parte de mí, que jamás ha dejado de ser mi amigo, que me enseñó eso: a querer, y ya no tengo vergüenza de decirte, Pelao te quiero, gracias compañero por conocerte. Te cuento... ya no tengo pena por tu muerte. Hoy entiendo la consigna, sí, tú no estás muerto; es cierto, ya no tienes una cara, sino muchas caras, ya no tienes una mano, sino todas las manos son tus manos, todos los gritos, tu grito.

Esa noche cuando me llamaron por teléfono y me dijeron que estabas muerto, lo único que dije fue NO, no puede ser y me puse a llorar y ese fue mi último no. Jamás me había entregado por entero a nada, siempre fui irresponsable, tenía muchas dudas, muchos no. Pero ese fue mi último no, sé ˇque ahora tengo la fuerza suficiente, la capacidad suficiente para amar, para dar y recibir y sé lo que puedo hacer".

Nosotros representamos a la familia popular chilena que ha sufrido tanto. Pero yo creó qué sigue reuniendo fuerzas, sigue teniendo esperanza esa familia popular chilena.

Fue importante para nosotros leer la carta de una joven compañera de la población, amiga de los niños: "..Son tantas las cosas vividas, sin embargo no podemos seguir recordando, la vida continúa y debemos seguir construyendo esos espacios que nos hicieron a muchos crecer tanto, así mismo continúa el hambre, continúa la represión, la lucha continúa.

Hay que transformar las muertes de Eduardo y Rafael en vida fuerte, consciente, valiente, como lo eran ellos, ellos no quisieran verlos ni a ustedes ni a mí ni a nadie que amaron, derrotados por su muerte. Y ojo que el desafío no es solamente ser capaz de luchar por que se haga justicia: estamos derrotados si no somos capaces de volver a vivir, de disfrutar de aquellos espacios que aun tenemos, a pesar de la dictadura; sé que esto es muy difícil, sé que tú Luisa, no estás comiendo, por ejemplo... que Manolo sufre mucho... es legítimo y necesario vivir ese proceso de dolor y rabia que se siente, pero cuanto antes, lo más rápido posible hay que salir adelante. Cuando yo he estado muy mal, siempre recuerdo a Eduardo y Rafael, ellos amaban la vida, eran tan bellos, tan vitales... creo que lo que no me hizo desesperarme fue la experiencia dejada por ellos, su empuje, su valentía. Su entrega hasta las últimas consecuencias... en ese momento yo reacciono y siento que no puedo ser menos. Yo, tú Luisa, tú Manuel, somos la continuación de la vida de Eduardo y Rafael. Así lo siento yo. Eduardo vive a través de mí por todo lo aprendido por él, de él, aciertos y errores. Hoy día maduran en mí, en mi compromiso, con la misma fuerza, con la misma entrega y valor que Eduardo tenía. Creo, muy humildemente, que esa debe ser la actitud.

En el sector hay tanto que hacer todavía, hay que crear organizaciones nuevas, hay que aglutinar a la mayoría no organizada de la población; hay que fortalecer las existentes, coordinándolas con las otras para luchar unidas; hay que hacer de las COOPS* un real organismo en donde el sector exprese sus problemas y se busquen soluciones. En fin, para que no tengamos que lamentar más muertes, más desnutrición, más hambre, debemos seguir fortaleciendo la organización y la lucha del pueblo que Eduardo y Rafael tanto quisieron y por el que entregaron su vida..."

Lentamente comienzo a renacer gracias a la presencia cálida de mucha gente que nos ha ayudado a mí y a mi esposo. Que nos ha escuchado, que nos ha demostrado su cariño, que nos ha acompañado en nuestras justas peticiones de justicia. Que ha estado junto a nosotros siempre. Es cierto que hemos sufrido. Es cierto que en esta Navidad no estuvieron nuestros hijos con nosotros. Ni Rafael ni Eduardo asesinados, ni Pablo ni Anita que tuvieron que salir al exilio. Pero hemos tenido amor de mucha gente. De hombres, mujeres y niños de buena voluntad.

Roberto Bolton en su reflexión "A la memoria histórica de los oprimidos", dice:

"Para mí es sorprendente y admirable constatar cómo, desde ese "trágico 29 de marzo" --y luego a lo largo del 85 y 86--sobre todo entre los jóvenes, las figuras de Rafael y Eduardo a su muerte, han ido gradualmente adquiriendo un dinamismo de fe y una fuerza de inspiración revolucionaria incontenibles, que el crimen que creyó acabar con ellos no hizo sino desencadenar

De muchas inscripciones y "grafitti" que puedo ver todos los días en los muros de la ciudad creo que no hay ninguna tan verdadera como la que leo, muy repetida, en los sectores poblaciones del oeste de Santiago (Las Rejas, Nogales, Pudahuel, etc.) y también en sectores más distantes y hasta Sen pueblos más allá de la región Metropolitana, que dice: "EDUARDO Y RAFAEL VERGARA: ˇVIVEN!"

ˇEs así! ˇVerdaderamente viven! El pueblo no olvida y la memoria ˇˇhistórica de los oprimidos mantiene en pie y muy en alto, a ciertos personajes y ciertos actos que adquieren fuerza propia en su conmovedora lucha por la vida.

Lo he sentido también así al asistir a celebraciones o manifestaciones populares realizadas posteriormente en los que, al recordarse, mencionarse o aclamarse muchos nombres de hombres y mujeres que dieron su vida o padecieron particulares golpes por la represión de estos años, se produce una especial reacción de fuerza y clamor al pronunciarse el de los hermanos Vergara. ˇDos niños de 18 y 20 años se han convertido en un símbolo de vida, de lucha, esperanza

No es raro. Los cientistas sociales de hoy deben saber desentrañar los mecanismos psicológicos colectivos que producen estas reacciones. Para quienes conocimos a Rafael y Eduardo el asunto tal vez es mucho más sencillo: ellos encarnan a la juventud chilena de hoy y de mañana".



*CRIDEPU: Cristianos por los derechos del pueblo.
*COOPS: Coordinadora de Organizaciones Populares y Sociales.

Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 18mar02
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