Nos mueve la reserva ética que aun conserva la sociedad civil a contrapelo de la corrupción que
socava a las instituciones "de la pretendida democracia".
Conocemos del oprobio de la justicia colonizada y de la inseguridad cotidiana a la que nos sometió
el terrorismo de estado aferrado en la impunidad que consagraron los gobiernos constitucionales.
Hemos repetido sin cansarnos que no están dadas las garantías de NO REEDICIÓN de crímenes
de lesa humanidad.
Hemos alertado sobre la plena ocupación de los cuadros superiores e inferiores de las Fuerzas
Armadas, de Seguridad y Policiales que violaron todos y cada uno de nuestros derechos hasta la
destrucción del bien más preciado: LA VIDA de no menos de tres generaciones.
Hemos dad a conocer la convivencia estructural del delito en los cuadros policiales alertamos sobre
las cifras aberrantes que recuerdan que más del 40% de los centros clandestinos de detención que
funcionaron durante la dictadura estuvieron en manos del personal policial, que sin solución de
continuidad de mano de obra veduga se transformó en defensor de la vida de los ciudadanos por
el sólo hecho de las elecciones en diciembre de 1983.
USTEDES, representantes, de los poderes ejecutivos responsables de las fuerzas de seguridad que
deberían investigar los hechos aberrantes -secuelas del estado terrorista- persisten en debilitar la
construcción democrática. Anuncian medidas reñidas con la justicia, perdones a responsables antes
de identificarlos, degradan y socavan las endebles bases de esta sólo incipiente democracia.
USTED como primer mandatario habla desde la NEGACIÓN más profunda de la existencia y
persistencia de las secuelas del terrorismo de estado que victimizó del modo más cruel imaginable
a más de 30.000 victimas fatales y sembró el terror entre los sobrevivientes.
USTEDES niegan el delito que anida y se cobija en el poder del mismo modo que niegan la justicia
a más de 30.000 desaparecidos, a las victimas de la reedición de crímenes contra la AMIA,
Embajada de Israel, a más de 5.000 sindicalistas perseguidos por la justicia del Estado, a más de
700 periodistas que han sido perseguidos y atacados por la estructura delincuencial que combina
Estado corrupción y poder económico.
Con la persistencia de los que amamos la vida llamamos al silencio a los gobernantes que
desprecian la justicia como forma de resolución de los conflictos, ofrecen recompensas sin ocuparse
de democratizar las instituciones que lideran, desechan posibilidades de investigación, confirmando
así, la concurrencia de móviles que pueden involucrar a los sectores más cercanos al poder que
ustedes utilizan desmedida y arbitrariamente.
HONRAMOS la ética que anida en el trabajo de aquellos, como Cabezas, que no cesan en la sed
de justicia, que desnudan la VERDAD para que la memoria sea el cimiento de una sociedad que
alguna vez pueda recibir y dar JUSTICIA.