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19sep18


La Justicia holandesa investiga si el Gobierno apoyó a grupos islamistas vinculados con Al Qaeda


Cuando J.M. se marchó de su casa en los Países Bajos para unirse a la lucha en Siria, como declaró a su regreso, se dirigió allí para luchar contra el ISIS y el régimen opresor sirio, no en favor de ellos, sino junto con el Ejército Libre Sirio. Lo que J.M. no esperaba a su regreso era una bienvenida de héroe, pero tampoco imaginaba ser arrestado por las autoridades de su país y acusado de apoyar al grupo terrorista Jabhat al Shamiya. Mucho menos recibir una sentencia a tres años en la prisión de alta seguridad de Holanda en compañía de los mismos yihadistas que fue a combatir en Siria.

Sin embargo, una investigación judicial en curso puede condenar a varios parlamentarios del propio Gobierno que lo condenó por los mismos crímenes que se le imputaron a J.M.

El escándalo en ciernes sobre el Gobierno holandés comenzó con una investigación del periódico local Trouw y del canal Al Arabiya, que revelaron que el Gobierno holandés envió apoyo a 22 grupos armados en Siria por un monto de €25 millones (casi USD 30 millones), incluyendo en esa ayuda a la organización devenida en islamista Jabhat al Shamiya.

El objetivo del programa holandés comenzó en 2015, y fue proporcionar "apoyo no letal" al Ejército Libre Sirio, del cual Jabhat al Shamiya formaba parte. Según la cadena árabe Al Arabiya, ese apoyo ha incluido el envío de camionetas, cámaras, teléfonos satelitales, alimentos, uniformes, suministros médicos e incluso computadoras portátiles a grupos rebeldes. Los envíos y gran parte del programa se han llevado a cabo "en el más profundo secreto", informó el periódico holandés Trouw, incluso sin el conocimiento de la Unión Europea ni la OTAN.

Sin embargo, lo que demuestra la ignorancia de varios países europeos sobre la guerra siria, incluyendo a Holanda, es que el problema tiene que ver con que Jabhat al Shamiya (o el Frente de Levante, en lengua árabe), dejó de ser parte del Ejército Libre Sirio hace más de dos años para asociarse con Ahrar al Sham, un grupo militante islámico fundado por un ex miembro de Al Qaeda, que ha cometido ataques contra civiles en Alepo y en otros lugares, incluso fuera de Siria, como lo hizo en Libia en los ataques de Bengasi, donde resultaron asesinados el embajador estadounidense Cris Stevens y 3 empleados de la delegación norteamericana.

Lo más significativo es que cuando el Gobierno holandés enviaba millones de euros en ayuda, el fiscal federal del país ya había declarado al grupo como una organización terrorista. Y más preocupante aún es el hecho de que las alarmas habían sonado anteriormente. En 2017, el sitio de noticias online Novini informó sobre las dudas del ministro de Asuntos Exteriores, Bert Koenders, de que dicha ayuda podría llegar a manos de ISIS, de Al Qaeda o de sus grupos terroristas asociados.

Otras advertencias no escuchadas fueron las de Estados Unidos, que avisaron que esa ayuda estaba cayendo en manos equivocadas. También informes posteriores de la inteligencia alemana revelaron que de 2015 a mayo de 2018, Holanda apoyó a la Brigada Sultán Murad con camionetas y uniformes, todo mientras que durante el mismo período de tiempo, esta brigada, según organizaciones de derechos humanos, era culpable de crímenes de guerra. La brigada usó niños soldados para sus batallas y estuvo involucrada en el ataque contra un vecindario kurdo, Sheik Maqsoud, donde 192 civiles, entre ellos 34 niños, fueron asesinados.

La respuesta del Gobierno holandés por parte de un funcionario de bajo rango ha sido que ellos basaron su ayuda en las garantías de los líderes del grupo de que respetarían los principios democráticos. Pero el juez Ferry van Veghel, quien se encarga de los yihadistas sirios repatriados, tiene una opinión muy diferente: "Creo que siempre es bueno juzgar a los Gobiernos y a sus organizaciones por sus actos y no tanto por sus palabras", declaró Va Veghel a la prensa local.

El juez Van Veghel, de hecho, ha sido mucho más prudente que el gabinete holandés en hacer estas distinciones al explicar que "una buena parte de los grupos de combate que se han hecho pasar por hombres del Ejército Libre Sirio en realidad responden a organizaciones yihadistas o son agentes del régimen del presidente Al Assad que han engañado por igual al Gobierno holandés".

Este hecho es un caso líder, apuntó la Fiscalía interviniente. Para los fiscales, esto es un desafío continuo para los Gobiernos occidentales que han intentado apoyar a las fuerzas anti-Assad, al igual que al Frente del Levante, ya que muchos de ellos se asocian tanto con grupos terroristas como con las fuerzas del régimen sirio y se burlan de los países europeos de los que obtienen dinero y ayuda logística por desconocimiento de las agencias de seguridad de los países del viejo continente del enmarañado escenario del conflicto sirio.

En muchos casos, para los europeos hoy es imposible saber en qué campo están alineados y a quiénes están ayudando en la guerra siria. Recientemente, por ejemplo, grupos anti-Assad se unieron para luchar contra el ISIS bajo el estandarte de Hay'at Tahrir al Sham; ahora, algunos temen que la misma organización reemplace al ISIS en un plan a gran escala para fundar un califato islámico en la región.

Mientras tanto, varios miembros del parlamento holandés están exigiendo respuestas y pidiendo una nueva investigación. Quieren saber los criterios exactos que se han utilizado para brindar apoyo y los nombres de los grupos que lo recibieron, algunos parlamentarios incluso ha denunciado que se investigue el engaño de agentes de inteligencia del régimen sirio, quienes fingiendo ser opositores al Gobierno han obtenido ayuda en tecnología y grandes sumas de dinero de parte del Gobierno holandés.

Otros señalan un resultado igualmente inquietante de las revelaciones del escándalo: si el Gobierno holandés y potencialmente otros Gobiernos occidentales ha estado prestando apoyo a grupos terroristas e incluso al régimen sirio, los esfuerzos para tratar de condenar a yihadistas que vuelven desde Siria podrían considerarse ilegítimos e inútiles.

El escándalo no es menor y el dilema que la investigación del juez van Veghel deberá dilucidar más allá de las responsabilidades políticas, es hasta qué punto crítico un Gobierno ignorante de la geopolítica del Oriente Medio ha puesto en peligro no solo a Holanda, sino también la seguridad de la comunidad internacional.

[Fuente: Por George Chaya, Infobae, Bs As, 19sep18]

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