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16sep17


Constantes ataques y nada de agua: las duras condiciones en el aeródromo de Deir Ezzor


Los soldados de la base aérea de Deir Ezzor no tienen tiempo para descansar: tras nueve meses viviendo bajo el asedio terrorista, los militares participan en la ofensiva contra Daesh junto con sus compañeros de armas, que recientemente rompieron el cerco y los rescataron.

Los terroristas de Daesh –autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países– cortaron, a principios de enero de 2017, el paso al resto de la ciudad a las unidades de las tropas gubernamentales sirias estacionadas en la base aérea, ubicada al este de Deir Ezzor.

La guarnición allí estacionada recibía las municiones y la comida por aire. Dado que los helicópteros no podían aterrizar, lanzaban las provisiones desde una altura de 3.000 metros.

Sputnik visitó la base aérea de Deir Ezzor para conocer cómo los soldados sirios lograron sobrevivir el asedio terrorista.

Luchar hasta el final

El camino hacia el aeródromo atraviesa un cementerio, bases militares destruidas y aldeas quemadas. El pavimento está destrozado y los escombros de las orugas y los cohetes de morteros obstaculizan el paso.

Al llegar al aeródromo, el teniente Ali es el encargado de recibir a los periodistas que llegan para conocer los pormenores de la vida en la base. Mientras las primeras luces del alba dan paso al calor característico de esta región siria, el teniente reparte el té y trozos de pan.

"Disculpen, acabamos de romper el asedio, por lo cual no tenemos agua de buena calidad. Seguimos usando el agua de nuestro pozo", comentó Ali.

Durante el cerco, los terroristas cortaron el acceso al agua que llegaba a la base desde el río Éufrates, en un intento de agotar los soldados sirios mediante la sed y el calor.

"Hicimos un pozo durante el invierno. La verdad es que el agua es amarga o salada, pero (…) se puede beber. Te acostumbras a ella rápidamente", prosiguió el oficial.

En realidad, un trago de este té provoca aún más sed, según el anfitrión.

"Hoy estoy de guardia en el punto de control, mientras tanto mis compañeros están luchando en el campo aplastando a estos perros. Mis compañeros llevan casi un año sin ver a sus esposas y niños, muchos de ellos ni siquiera han hablado con ellos por teléfono", sostuvo Ali.

A juicio del militar, la ruptura del asedio no es el final de la batalla, ya que es crucial crear una zona de seguridad de 11 kilómetros, lo que permitiría a los aviones aterrizar y despegar de manera segura.

Ali, quien nació en Damasco, se trasladó a la base de Deir Ezzor hace unos cuatro años y desde ese entonces no ha visto a sus familiares. A diferencia de muchos otros sirios que han sufrido las consecuencias de esta guerra, Ali tiene la oportunidad de llamar por teléfono a su esposa y a sus hijos de vez en cuando.

"Nuestro objetivo es luchar hasta el final. Hemos debilitado al enemigo, llegaron nuestros compañeros de armas, nos trajeron cantidades suficientes de municiones y vehículos blindados. Venimos aguantando ya desde hace tres años, pues aguantaremos un poco más. Después, iré a Latakia con mi familia para bañarnos en el mar", confesó Ali.

Ataques consecutivos

Durante el año de asedio, los terroristas lanzaron diariamente ataques.

"Todos nuestros efectivos estaban en el perímetro de manera permanente. Los terroristas atacaban desde diferentes lados. Los vehículos eran obsoletos, así que ensamblamos máquinas operativas con todo lo que estaba en nuestra disposición", recordó Ali.


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En las afueras del aeródromo hay numerosos restos de los coches bomba que utilizaron los terroristas suicidas.

Los yihadistas utilizaron un plan bien conocido por los militares sirios: primero, los radicales atacaban con varios coches bombas equipados con centenares de kilogramos de explosivos, luego, lanzaban una ofensiva con vehículos de combate improvisados. Pese a los 'esfuerzos' de los terroristas, la guarnición repelió estos ataques en cada ocasión.

Estos automóviles se encuentran actualmente en los alrededores del aeródromo, pero no hay ninguno dentro de su territorio. Todos los daños de la base se deben a los ataques de la artillería terrorista. Los extremistas solían atacar con morteros durante la noche y por la mañana lanzaban nuevos ataques contra los defensores de la base aérea de Deir Ezzor.

[Fuente: Sputnik News, Moscú, 16sep17]

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