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02abr11
Las tribus, un pilar que se desmorona
El mayor peligro para Muammar Khadafy no son las fuerzas rebeldes que luchan por marchar contra su capital. Probablemente, su mayor riesgo sea el desmoronamiento del frágil apoyo del que aún goza su régimen.
Eso es lo que convierte en un duro golpe la deserción de Moussa Koussa, su ministro de Relaciones Exteriores. Koussa formaba parte de un pequeño círculo de íntimos y familiares que son los que más tienen para perder si Khadafy es expulsado del poder. A medida que esas figuras se alejan, entre la mayoría de sus partidarios se pregunta cuánto tiempo más podrá aguantar el coronel.
El líder libio confía más en su familia íntima y en su tribu, los Khadafa. Pero su tribu es relativamente pequeña en comparación con las cerca de 140 tribus que gobiernan la vida de la nación africana. Por eso, el coronel necesita vitalmente el apoyo de otras tribus, cuya fidelidad ha comprado a lo largo de los años por medio de altos cargos políticos y de seguridad.
La lealtad de las tribus ya empezó a deteriorarse. Las alianzas más importantes de Khadafy son con las tribus Warfalla y Magarha, que, según se cree, se cuentan entre las más grandes del país. Uno de los hombres más cercanos a Khadafy, el jefe de inteligencia militar Abdullah Senoussi, es un magarha. Miembros de ambas tribus ocupan los rangos más altos de las fuerzas de seguridad y del gobierno.
Miembros de las tribus Warfalla y Magarha también integran las milicias encabezadas por los hijos de Khadafy, Khamis, Mutassim y Al-Saadi. El régimen confía en esas fuerzas para hacer frente a los rebeldes y sitiar las ciudades en manos de la oposición, porque el líder libio está seguro de su lealtad. Eso significa que fueron blancos de la campaña aérea de Occidente y que están soportando la parte más pesada del castigo.
Algunos integrantes de ambas tribus anunciaron su respaldo a la revolución anti-Khadafy desde que ésta estalló, el 15 de febrero, y numerosos miembros de las tribus Warfalla y Magarha se unieron a la insurrección.
El resto de los miembros de estas tribus y de otras permanecieron con Khadafy por el momento, ya sea por miedo a las represalias o porque esperan mantener los beneficios y los salarios que les proporcionan sus cargos políticos y militares.
Recientemente, algunas figuras Warfalla del régimen -como el ministro de Infraestructura, Maatouq Matouq- fueron enviados a reprender a sus colegas tribales para que no retiraran el apoyo, según dijo Faraj Najem, historiador libio, experto en temas tribales.
"Dejaron en claro a los miembros de su tribu que cualquiera que hable en contra del régimen tendrá problemas, es decir, será liquidado físicamente. Así que consiguieron eliminar gran parte del disenso entre los Warfalla", dijo Najem, que vive en Londres y está en contacto con figuras que están en Libia.
Desde que empezaron los ataques aéreos norteamericanos y europeos sobre Libia, el 19 de marzo, los funcionarios occidentales intensificaron sus llamados para que los leales a Khadafy se vuelvan contra el autócrata.
El grado de sincero respaldo popular del que goza Khadafy es difícil de medir, dada la avasallante campaña de propaganda que su gobierno implementó para mostrar que sigue siendo amado por las masas. La televisión estatal libia frecuentemente emite reuniones tribales, jactándose del apoyo que diversas tribus ofrecen al hombre que gobernó el país durante cerca de 42 años.
Círculos de apoyo
Najem, el historiador, dice que hay tres círculos de apoyo alrededor de Khadafy.
El más próximo es el formado por sus hijos y por los allegados íntimos que más se han beneficiado con su régimen, que proceden de una diversidad de entornos tribales.
El segundo círculo está formado por la propia tribu de Khadafy, basada en la ciudad costera central de Sirte y también con una presencia significativa en Sebha, un bastión pro Khadafy situado en el desierto del sudoeste de Libia. Durante las últimas dos décadas, Khadafy situó cada vez más a miembros de su tribu en cargos clave, particularmente en la fuerza aérea. "Estos son los círculos que probablemente lucharán más tiempo por Khadafy", dijo Najem, porque consideran que su suerte está atada a la del autócrata.
La deserción de Koussa, que anteriormente fue jefe del servicio de inteligencia, fue apenas un signo de que esos centros de poder se están derrumbando.
Cuanto más débil parece el círculo íntimo, tanto más seguro se sentirá el tercer círculo de apoyo, el de las tribus aliadas, para romper definitivamente su vínculo con Khadafy.
La actitud que predomina en muchas de las tribus que siguen apoyando al menos nominalmente a Khadafy parece ser esperar y ver en qué dirección se resuelve el conflicto.
[Fuente: Por Hadeel Al-Shalchi y Lee Keath , Agencia AP, Traducción de Mirta Rosemberg, La Nación, Bs As, 02abr11]
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