EQUIPO NIZKOR |
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22abr11
Todos se alistan para una larga guerra
Ahora que Inglaterra, Francia e Italia van a enviar asesores militares a los rebeldes de Libia y que tanto el líder libio Muammar Khadafy como la oposición trabajan para asegurarse los suministros esenciales, todos los bandos parecen prepararse para una larga guerra.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, prometió anteayer intensificar los ataques aéreos, pero pocos creen que esos ataques, por sí mismos, sirvan para decidir el conflicto.
El calor del verano hará más dura la lucha en los próximos meses y posiblemente profundice el punto muerto del conflicto. Si Khadafy no es derrocado por un golpe interno, el resultado de la guerra dependerá de que los rebeldes consigan los fondos, el combustible y las armas necesarias para mantener una campaña durante meses o incluso años.
"Si los rebeldes fueran una fuerza de combate cohesiva y formal, los ataques aéreos bastarían -dijo el analista de Stratfor Marko Papik-. Pero no lo son, y todo el mundo lo sabe. El problema es que existe un desajuste entre el objetivo real, un cambio de régimen, y las fuerzas dedicadas a conseguirlo."
El envío de asesores militares para coordinar los ataques y ayudar a estructurar la lucha puede resultar un error pero -como ocurre en Afganistán- ahora no hay más opción que seguir adelante.
Sin los ataques aéreos, el bastión rebelde de Benghazi podría caer en unos días, y ni Sarkozy; ni el primer ministro británico, David Cameron; ni el presidente de Estados Unidos, Barack Obama desearían sufrir las consecuencias políticas de ese acontecimiento. Y tampoco pueden acceder fácilmente a hacer cualquier trato que deje a Khadafy en el poder.
Después del éxito relativamente rápido de las revoluciones de Egipto y Túnez, los líderes occidentales habían esperado que el régimen de Khadafy se desmoronara rápidamente tras el inicio de los ataques aéreos, Pero el líder libio ha resultado ser mucho más tenaz de lo previsto.
Por otro lado, los aliados siguen diferentes estrategias, pese a que operan bajo el paraguas de la OTAN. Jets británicos y franceses apoyan directamente a los rebeldes, mientras que Estados Unidos se muestra mucho menos dispuesto a comprometer sus más efectivos aviones de combate de la misma manera.
Aunque Rusia y China se abstuvieron de votar la resolución de la ONU que respaldaba el inicio de las acciones, ahora se oponen a una escalada. También los rebeldes han expresado repetidamente su reticencia a permitir que las tropas occidentales operen en Libia. Desplegar tropas podría estar permitido, según la resolución del Consejo de Seguridad, siempre que el operativo no se convierta en una abierta ocupación. Pero hay poco entusiasmo por esa posibilidad, por lo que sólo queda la opción de reforzar la capacidad bélica de los rebeldes.
"Ninguna cantidad de asesores conseguirá hacer lo que a nosotros nos llevó años lograr en Irak y en Afganistán. Es un asunto que requiere material, compromiso y tiempo", dijo un ex comandante occidental.
[Fuente: La Nación, Reuters, Traducción de Mirte Rosemberg, Bs As, 22abr11]
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