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09mar18
Moon Jae In demuestra su habilidad diplomática al lograr un encuentro entre Trump y Kim Jong Un
Cuando Roh Moon-Hyun era presidente de Corea del Sur, su jefe de gabinete, Moon Jae In, ofició como máximo responsable de la preparación del encuentro que mantuvo con Kim Jong Il en octubre de 2007, la segunda cita de este calado que propiciaba la llamada Política del Amanecer iniciada en 1998.
En un guiño a la historia, Moon encargó ayer a su propio jefe de gabinete la preparación de la entrevista que deberá tener a finales de abril con Kim Jong Un, antesala del previsto encuentro en mayo del líder norcoreano y el presidente Donald Trump, un evento que él mismo calificó como "hito histórico", si finalmente llega a producirse.
Trump aceptó este jueves la invitación al diálogo que le cursó el líder norcoreano y que le comunicaron los enviados de Moon Jae In, su Asesor de Seguridad Nacional, Chung Eui-yong, y el jefe del espionaje, Sun Hoon, otorgando una dinámica totalmente imprevista al proceso de distensión al que asiste la Península coreana desde inicios del presente año.
Chung, que se reunió esta semana con el hombre clave del régimen norcoreano, le dijo a Trump que Kim Jong Un le había augurado "un gran resultado" si se encontraban con el político estadounidense.
El sorprendente cambio de actitud de Trump
En una conversación que duró sólo 45 minutos, el mismo dirigente que había despotricado contra sus antecesores por su apuesta por el diálogo con Pyongyang, que había dicho que Pyongyang es "el último lugar de la tierra al que quiero ir" e insultó a Kim Jong Un con epítetos tan delicados como "maniaco", "loco", "gordo" o "bajito", dio su consentimiento a esta cita cara a cara.
Basándose en fuentes de la Casa Blanca, el diario The New York Times reveló detalles de cómo Trump cambió su actitud, tan relevantes como la misma decisión ya que se según se induce de esas informaciones lo hizo sin consultar casi con sus asesores y de forma tan apremiante que el enviado de Moon Jae In tuvo que llamar urgentemente al presidente surcoreano antes de que se enterara por una filtración a los medios de comunicación.
Yonhap añadió que Chung tuvo que refrenar al presidente, ya que este quería encontrarse con Kim en abril, antes de que este último lo hiciera Moon.
Los expertos han advertido del ingente riesgo que aceptan los mandatarios estadounidense y norcoreano ya que todas las experiencias anteriores desaconsejan afrontar un encuentro directo de este nivel sin pasos preparatorios previos.
Sin embargo, la administración Trump considera que ese ha sido precisamente el error del pasado y que "tiene sentido" que hablen las dos personas que pueden adoptar decisiones en esta enrevesada coyuntura anclada en la Guerra Fría, como aclaró un funcionario estadounidense a Reuters.
Moon cambia "una situación al borde de la guerra"
Los mismos analistas inciden en la extremada habilidad diplomática que está mostrando Moon, que hace sólo meses parecía acorralado entre los recurrentes ensayos de misiles de Corea del Norte, la gesticulación militar y los exabruptos de Trump, y la desafección creciente de un amplio sector de la población surcoreana hacia su decidido esfuerzo por promover la distensión con los norcoreanos.
"Moon ha tenido éxito al lograr cambiar una situación que parecía al borde de la guerra", dijo Koh Yoo-hwan, profesor de estudios de Corea del Norte en la Universidad de Dongguk, citado por la agencia Yonhap.
Siguiendo con el mismo estilo, lejos de arrogarse mérito alguno, el presidente surcoreano no cesó de alabar la determinación de sus homólogos norteamericano y norcoreano a los que agradeció "su valentía y su buen juicio".
"Nuestro gobierno manejará con cuidado esta oportunidad que llegó como un milagro", indicó a través de un portavoz.
Cambio respecto a las maniobras de Corea del Sur y EEUU
Si el giro en el comportamiento de Trump podría calificarse de extraordinario no lo es menos la transmutación de Kim Jong Un, que llamó al primero "viejo chocho", "trastornado mental" o "perro asustado".
Según el jefe de estado norteamericano, el dirigente está dispuesto a discutir su "desnuclearización", no sólo a detener la expansión de su arsenal nuclear y a interrumpir todos los ensayos de misiles, pese a que se mantendrá la presión de las sanciones.
Moon Jae In consideró también "extremadamente significativo" el cambio de actitud respecto a las maniobras conjuntas de Corea del Sur y EEUU, "que Corea del Norte ha dicho (ahora) que no serán un problema".
En el pasado estos ejercicios militares iban siempre acompañados de una escalada de tensión y continuas amenazas norcoreanas con el tono más apocalíptico.
Resucitando la Política del Amanecer
Aunque el jefe de estado surcoreano ha repetido en varias ocasiones que todo el proceso se encuentra sólo en el "punto de salida", el cambio geopolítico que está experimentando la Península y las propias intenciones de Seúl, refrendadas por el momento por Pyongyang, parecen dirigidas a resucitar la Política del Amanecer.
Aquel proyecto que se extendió durante una década (1998-2008) se basó en la estrategia de tejer todo un entramado de intereses económicos mutuos que permitiera implicar a Corea del Norte en un proyecto común para la Península que fuera más allá de su pasada intentona de conseguirlo por medio de la invasión del sur.
Durante aquellos años se firmaron más de 40 tipos de acuerdos diferentes -según el cálculo realizado por The Diplomat-, y las compañías surcoreanas se involucraron en el sector minero, la agricultura, la fabricación de automóviles, el turismo o la producción de textiles.
Sin embargo, la experiencia también recuerda que esa era y las sucesivas negociaciones que mantuvieron tanto Seúl como Washington con Pyongyang no consiguieron frenar la expansión del arsenal nuclear y de misiles norcoreano.
El recuerdo de Madeleine Albright en Pyongyang
Ni siquiera lo consiguió la visita a Pyongyang en el año 2000 de la entonces Secretaria de Estado de EEUU, Madeleine Albright, que se entrevistó con Kim Jong Il, quien le prometió que el ensayo del cohete Taepodong, un proyectil que había probado en 1998, capaz de alcanzar Japón y las bases norteamericanas instaladas en esa nación, sería el último.
Albright -la representante de más alto nivel de EEUU que ha dialogado con un líder norcoreano hasta el instante- dijo que creía que el líder norcoreano hablaba "en serio". La realidad se apresuró a poner en cuestión su juicio de valor.
Para muchos especialistas esta nueva coyuntura es el resultado de los efectos del cerco económico que ya comienza a sentir el régimen norcoreano ante la política de "máxima presión" que ha liderado Donald Trump combinada con la realidad de que el país asiático ya es una potencia nuclear, aunque no se le reconozca como tal.
"La presión ha conseguido frenar el programa de misiles norcoreano y empujarles a la mesa de negociación", precisó Andrei Lankov, un experto citado por la página NK News.
Pero asimismo apuntan a que unas conversaciones entre los dos mandatarios alejaría a Kim Jong Un del estereotipo que se ha generado en torno a su figura, otorgándole la legitimidad que desea.
Daniel Russel, un ex vicesecretario de Estado de EEUU para Asia del Este y Pacífico, recordó que Pyongyang lleva años exigiendo que los presidentes estadounidenses se impliquen de forma personal en las negociacionescon los miembros del clan Kim considerando que se trata de un diálogo "entre iguales, de una potencia nuclear a otra".
"Lo que es nuevo no es la propuesta sino la respuesta" de Trump, argumentó en declaraciones a Reuters.
"En este momento Corea del Norte tiene dos objetivos: uno es que la comunidad internacional, incluido EEUU, acepte la realidad nuclear. La segunda es relajar la presión económica", le secundó Zhao Tong, del Centro Carnegie-Tsinghua de Pekínn.
[Fuente: Por Javier Espinosa, El Mundo, Madrid, 09mar18]
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