EQUIPO NIZKOR |
|
09may03
En Afganistán se crea un gobierno sobre la base del poder de los señores de la guerra, mientras en Iraq, oficiales británicos, advierten sobre un levantamiento en Basora.
Por Isaac Bigio
Desde el 11 de septiembre la alianza anglo-americana ha tomado Kabul y Bagdad. La forma en la cual quiere dar paso a gobiernos afines en esas dos capitales islámicas es distinta y conviene analizar cual es la nueva estrategia para Irak.
En la guerra afgana los EEUU decidieron no arriesgar muchos soldados propios en el ataque. La ofensiva fue hecha sobre la base de aplanar al país con bombardeos masivos que luego permitieron que la Alianza del Norte tomase la capital y que otras fuerzas de caudillos locales pashtúes recuperasen regiones que controlaban antes de los talibanes. Afganistán es uno de los países más pobres y atrasados del Asia mediterránea y el único interés económico de envergadura que pudiese tener (el de permitir el pase de un oleoducto que lleve hidrocarburos desde los yacimientos del Asia central a Pakistán) podría darse sin mayor presencia militar extranjera.
Una nueva coalición gobernante fue formada basándose en un pacto del grueso de los señores de la guerra encabezados por una figura sin mayor poder pero con respaldo occidental: Karzai. Ninguno de dichos caudillos sería juzgado pese a sus innegables crímenes de guerra a condición de que respaldasen la nueva administración.
Sin embargo, en el caso iraquí la alternativa es distinta. En primer lugar, la guerra se libró de otra manera. Los bombardeos fueron más selectivos y desde el primer momento se lanzaron decenas de miles de tropas anglo-americanas. Washington se cuidó de no utilizar ningún contingente árabe y que fueran sus propios efectivos quienes tomasen la capital.
Algunos grupos armados iraquíes entrenados por EEUU vinculados a Chalabbi aparecieron después que las tropas estadounidenses ocupaban una serie de ciudades, pero su rol fue mínimo. En el norte de Irak había decenas de miles de combatientes kurdos autóctonos. Al igual que en el norte afgano pertenecían a una minoría étnica. Mas, el Pentágono no quiso lanzarlos contra Saddam. Su temor es que podría desencadenar fuertes susceptibilidades con Turquía y generar otra guerra en la que kurdos pudiesen enfrentarse con ese miembro de la OTAN así como con árabes, asirios o turcomenos que viven alrededor de las urbes petroleras Mosul e Irbil.
A diferencia de Afganistán la coalición vencedora piensa quedarse un buen tiempo. Piden un mandato renovable de un año. Irak es un país más rico, educado, industrializado y estructurado. Para EEUU es vital que el segundo yacimiento petrolífero del medio oriente les nutra de combustible para su economía. Les interesaría poder disminuir el precio mundial del crudo y poder controlar el oro negro mesopotámico además de construir nuevos oleoductos, como el planeado hacia Jordania o Israel.
Mientras todos los vecinos afganos apoyaron la nueva coalición gobernante, y ésta fue secundada por todas las grandes potencias, en Irak dos de sus vecinos más poderosos (Irán y Siria) son reacios a la invasión pues sospechan que pueden ser los siguientes blancos de un ataque. Ambas alientan grupos dentro de Irak. Los ayatolas iraníes tienen muchos contactos con los clérigos chiítas (quienes son la principal autoridad religiosa del 60% de la población iraquí) y los partidos que operan en el sur y en partes de Bagdad. Por otro lado, Francia, Rusia, China y Alemania no apuntalan una administración esencialmente anglo-americana en Irak.
Mientras el gobierno afgano resultó de una componenda entre la Alianza norteña de varias minorías con fuerzas sureñas de la mayoría pashtú, en Irak Washington no ha permitido que las guerrillas del norte kurdo o el sur chiíta avancen.
Los dos partidos kurdos, el Demócrata y el de Unión Patriótica, están alertas a chocar con Turquía. Entre estos dos ha habido tal rivalidad que en 1996 libereraron una guerra civil inter-kurda. Unos y otros han buscado el apoyo de cada uno de los vecinos y hasta de Saddam. Ambos, incluso, han llegado a cooperar con Turquía para que ésta persiga a los independistas kurdos del PKK que operan en su territorio.
Los EEUU necesitan buscar aval dentro de los chiítas, pero para ello están alentando caudillos locales y religiosos que son hostiles a muchas costumbres occidentales y piden mayores restricciones a las mujeres. Las tres principales fuerzas chiítas tienen una tradición de independencia frente a EEUU. La mayor de éstas, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica Iraquí se inspira en la revolución de los ayatolas iraníes y se niega a entrar en un gobierno mientras hayan soldados extranjeros. El partido chiíta más antiguo, Daawa, se opuso a la invasión. El Partido de Dios 'Hizbola' que comandó una guerrilla de 13 años en los pantanos cerca de Basora abiertamente admite que podrían volver a usar las armas contra los ocupantes extranjeros.
Hay una serie de fuerzas que rechazan toda presencia foránea. Hay grupos nacionalistas panárabes y comunistas. Estos últimos llegaron a ser el principal partido de oposición y fueron muy perseguidos. Sectores de ellos han llegado a colaborar críticamente con EEUU o con el gobierno local kurdo de Barzani. El Partido Obrero Comunista organizó una manifestación por el primero de mayo en Bagdad pidiendo el retiro de EEUU y una república socialista. También hay grupos fundamentalistas ligados a bin laden, en particular en el este kurdo.
Un factor a tomar en cuenta es que el anterior partido gobernante, Baath, llegó a tener más de un millón de afiliados y a liderar los sindicatos y gremios profesionales. La nueva administración está queriendo pasar por una serie de organismos de la sociedad civil para privilegiar relaciones con mezquitas y jeques de tiempos pasados. El Baath buscará revitalizarse desde la oposición. Cada día se reportan escaramuzas amadas y 30 días después de la toma de Bagdad en esa ciudad un soldado estadounidense fue abatido. Si el peronismo argentino o el MNR boliviano se recuperaron tras ser depuestos violentamente, los saddamistas podrían esperar que crezca el desencanto contra la ocupación foránea y la falta de servicios, los saqueos o el caos, para ir repuntando.
Por el momento los sectores más proclives a entrar en una coalición aceptable para los EEUU son partidos relativamente menores. Las fuerzas con peso popular y militar son los dos partidos kurdos, pero éstos generan resistencias dentro de muchos árabes y turcomenos quienes incluso les han hecho frente cuando avanzaron hacia Irbil o Mosul. El principal hombre de Donald Rumsfeld, es Chalabbi, un banquero acusado de estafar por $60 millones en Jordania, quien maneja un grupo de combatientes entrenados por la CIA. Otras fuerzas financiadas por los servicios estadounidenses son las de Ayad Allawi y Nagib al-Salihi, antiguos oficiales baatistas, así como por los no populares monarquistas.
Para los EEUU es clave ganar sectores chiítas. De allí su afán de adaptarse a clérigos fundamentalistas y de buscar un arreglo con el Consejo Supremo.
Sin embargo, las perspectivas para un gobierno de coalición no son fáciles. Irak puede explotar en cualquier momento. Los oficiales británicos alertan sobre un posible levantamiento popular en Basora.
[Fuente: Isaac Bigio, Londres, Gbr, 09may03]
Este documento ha sido publicado el 14may03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights