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14abr11
La absolución de Zelaya, ¿feliz coincidencia?
La absolución de los juicios incoados en contra del ex presidente, Manuel Zelaya, como uno de los tantos requisitos que la comunidad internacional ha impuesto a Honduras para retornar al seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), puede ser una “feliz coincidencia”, sostiene desde hace dos semanas el presidente del Poder Judicial, Jorge Avilés, lo cual parece ser avalado por el gobernante Porfirio Lobo, al afirmar que a fines de abril, el caso Zelaya estará “sellado”.
Tras el encuentro con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, bajo la mediación de Colombia, el presidente Lobo luce más suelto en cuanto a los temas que rodean a Manuel Zelaya, confiando en que pronto, en mayo quizá, Honduras estaría de vuelta en la OEA de donde fue suspendida tras los acontecimientos del 28 de junio.
Parafraseando al representante diplomático de Colombia acreditado en Tegucigalpa, Lobo Sosa es del criterio que no hay que ver el retrovisor, sino el espejo delantero del carro para que Honduras camine al futuro, con olvido y perdón, si del 28 de junio se trata.
De momento, ese retrovisor incomoda la mirada hacia el futuro en la historia hondureña y son los juicios por presunta corrupción en contra del ex presidente Zelaya, para lo cual, los ilustres juristas al servicio del Estado han detectado las manchas a limpiar para que la paz, el respeto a la ley y la gobernabilidad retorne a esta convulsa nación de América Central.
Así, trasciende que la negociación para la absolución de Manuel Zelaya, como una “feliz coincidencia” resultará en la anulación de los juicios por el tribunal de alzada designado para el caso, luego que un juez natural eliminara las órdenes de captura en su contra, pero dejara firme los casos de presunta corrupción y abuso de autoridad por el que se acusa a Zelaya, dos delitos que al parecer no comprende la amnistía amplia e incondicional, aprobada por el congreso a inicios de la administración Lobo Sosa.
Ese Tribunal de Alzada se estaría inclinando por un fallo absolutorio basado en “errores de procedimiento” y por tanto, los casos deben volver al conocimiento del Tribunal Superior de Cuentas como un trámite administrativo, mediante el cual Manuel Zelaya, no tiene que presentarse a los tribunales ni nada que le incomode su participación en la vida política hondureña, a la cual aspira retornar para concluir su deseo de perpetuarse en el poder.
De esa forma ni se deteriora la institucionalidad ni el país puede violar tratados internacionales suscritos en materia de corrupción, porque el Estado de derecho hondureño respetuoso de la legalidad no encontró “vicios de corrupción” en ninguno de los actos en contra de Zelaya y su administración. Las últimas resoluciones de los tribunales así lo demuestran, aunque algunos casos parecen ser más agónico, pero ante la inminente absolución del ex presidente Zelaya, los precedentes serán favorables. Honduras se tiene que reconciliar.
Una vez que el tribunal especial emita su fallo, el ex presidente Zelaya puede nombrar a sus apoderados legales para que resuelvan el procedimiento administrativo ante el Tribunal Superior de Cuentas, quien deberá probar si en efecto los casos en contra de Zelaya merecían o no ir a los tribunales o pueden resolverse con el simple pago de una multa o un reparo que no incomode las arcas familiares del ex gobernante. También, puede colegir que todo obedeció a una manipulación política mal intencionada y es probable incluso que Manuel Zelaya pida indemnizaciones al Estado de Honduras por daños contra el honor y la imagen.
De los sueltos periodísticos y la recolección de informaciones de fuentes cercanas al poder judicial, se indica que ya todo está arreglado e incluso ya le fue comunicado a los presidentes de los otros dos poderes complementarios e independientes: El Ejecutivo y el Legislativo.
Esas “coincidencias felices”, calzan con las apreciaciones sostenidas el fin de semana en un programa televisivo por el ministro y hombre fuerte del Gabinete Lobo Sosa, el señor Arturo Corrales, quien se deshizo en la defensa a favor de Zelaya al argumentar que hubo errores en la salida del gobernante, en especial en su extradición a Costa Rica, porque se violó la Constitución que prohíbe estos hechos, pero cuando se le habla del caso similar que vivió el supuesto narcotraficante, Ramón Mata, el ministro Corrales rehuye las explicaciones y prefiere hablar de “circunstancias diferentes”.
Corrales sostiene que los juicios por los cuales ha sido emplazado Zelaya tienen errores de “procedimiento”, porque fueron armados una vez fuera del poder y por tanto se le negó el derecho a la legítima defensa y como Honduras es un país “respetuoso” del Estado de Derecho, ese es un argumento que podrían considerar los magistrados del tribunal especial para hacer valer un justo y equilibrado balance en la justicia.
En la cita de Cartagena de Indias, trascendió que el presidente Hugo Chávez habría prometido el retorno inmediato de su embajador a Tegucigalpa, una vez que Zelaya fuera absuelto, así como sus gestiones para que el nuevo gobierno de Tegucigalpa fuera reconocido por las naciones albistas y de la Unasur, facilitando así un retorno del país a la OEA por consenso y no por votación.
Los astros parecen alinearse a favor de Manuel Zelaya y del gobierno del presidente Lobo, último que sería visto como el personaje conciliador dispuesto a echar a andar el carro del país con el vidrio delantero, sepultando en el pasado las culpas y los excesos que se pudieron cometer de uno y otro bando en la crisis de junio de 2009.
“No quiero ver a nadie preso, no quiere ver a ningún militar en la cárcel, no quiero ver a Manuel Zelaya en la cárcel, quiero la paz para mi pueblo, quiero que todos nos abracemos y nos reconciliemos; Corte Suprema de Justicia, por favor, !ayúdennos!”, dice con insistencia el presidente hondureño, en un angustioso llamado permanente desde hace un año y que al parecer podrá terminar en una “feliz coincidencia” antes de que finalice el mes de abril, tiempo de pascua y resurrección, en la liturgia de los cristianos.
En un acto en las instalaciones de la Fuerza Aérea Hondureña, el presidente Lobo habló con mayor soltura de las cuatro condiciones que para volver a Honduras le pide Manuel Zelaya, mismas que coinciden también con las propuestas por una comisión de alto nivel de la OEA en la llamada “Minuta de Santo Domingo”.
Las mismas van orientadas a la anulación de los juicios, el retorno de los exiliados políticos, de lo que oficialmente solo se conoce uno, residente en un país suramericano. También se pide la participación política del frente de resistencia zelayista en el proceso electoral, algo que el Tribunal Electoral informó la semana anterior que ya se encuentra en la agenda en vista que una delegación del frente llegó a solicitar facilidades para estar en el ruedo político electoral que arranca oficialmente el otro año.
Zelaya también pide que se convoque a una constituyente, algo a lo que había renunciado en el Acuerdo Tegucigalpa/San José//Diálogo Guaymuras, pero hoy quiere pulsar nuevamente, encontrándose con la respuesta del presidente Lobo que ya estaba el camino allanado con la aprobación del artículo 5 constitucional mediante el cual la población puede ir a un plebiscito o referendo para decidir si quiere o no una nueva constitución o la refundación de Honduras.
Todos estos puntos coinciden con las presiones de la OEA y la comunidad internacional, y todas esas condicionantes Honduras la ha cumplido una a una, incluso “más allá”, asegura el presidente Lobo, a quien la suerte, quizá, por una “feliz coincidencia” le conceda el deseo de absolver de los juicios al ex presidente Zelaya.
De esta suerte, todo indica que Honduras estará nuevamente en el concierto de naciones y el retrovisor del pasado podría ser clausurado, como parte de los esfuerzos de una nación que se vuelca a la reconciliación y la negociación pacífica de conflictos, como parte de su historia y pasado de ser un país donde “todo es negociable”. La próxima Cumbre Iberoamericana espera a Honduras...
[Fuente: Proceso Digital, Tegucigalpa, 14abr11]
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