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27oct10
Traficantes apelan al secuestro de niños
Jean Marie Cherven cuenta cómo un contrabandista mantuvo secuestrada a su hija por dos semanas porque él no pudo pagar la cuota final del precio para llevarla de Puerto Príncipe a República Dominicana.
"Yo le dije al contrabandista que no tenía dinero, y él me dijo que no me devolvería a la niña, y que la abandonaría en una montaña'', dijo Cherven, indicando que le costó $110 sacar a la niña de contrabando de la capital haitiana, donde ella vivió con su abuela hasta que la casa se les derrumbó durante el fatídico terremoto de enero.
En el mundo del contrabando de niños, pequeños como Estelencia Merici, de 6 años, se convierten en garantía para los pagos. Otros niños cuyos padres no pueden pagar son abandonados y hasta vendidos.
Cherven y su esposa, Cerette Ferjuste, contaron en detalle su odisea para recobrar a su Estelencia, una historia compartida en su área por otras familias haitianas que se trasladaron a este lugar en busca de trabajo. Después del terremoto, ellos trataron desesperadamente de sacar a sus hijos de Puerto Príncipe. Establecidos aquí antes del terremoto, contrataron a un contrabandista -- a quien llaman ''To'' -- que conocían de su antiguo barrio.
La familia acordó pagarle $110 para traer a Estelencia. Cherven llevó al contrabandista un pago inicial de $27, y el resto se pagaría al entregar la niña a la familia en el barrio La Penca, a unas 13 millas al oeste de Santo Domingo. La pareja vive allí con sus otros dos hijos en una casita con paredes y techo de hojalata. Pero el contrabandista se negó a entregarles a la niña después de que Cherven, que estaba entonces desempleado, dijo que no podía pedir prestado más dinero.
Estelencia recordó que el contrabandista la hizo cruzar un río, probablemente el Masacre. Luego, la llevó en ómnibus a un lugar donde tuvo que esperar varias horas, y más tarde a un poblado. "Pero no comí nada'', dijo Estelencia.
La pequeña dijo que algunos adultos le gritaron mucho, y nunca la dejaron salir de las distintas casas en las que tuvo que quedarse. "Yo estuve todo el tiempo dentro de la casa, y ellos sólo me dieron pan y agua'', relató.
Sus padres dijeron que habían tratado desesperadamente de conseguir más dinero prestado para liberarla, pero no pudieron. El traficante acabó cediendo y les entregó a la niña en mayo, delgada, enferma y demacrada. Todavía sigue exigiéndoles que le paguen.
Josette Pierre, la vecina de los Cherven, sufrió una crisis semejante. Un contrabandista mantuvo secuestrados en Dajabón durante cuatro días a sus dos hijos, Wycleff, de 5 años, y Jemsy, de 7.
Los niños vivían con su padre, Lito, en Puerto Príncipe, pero él murió durante el terremoto de enero. Lo aplastó una pared de una casa en cuya construcción trabajaba. La viuda dio a un contrabandista -- conocido como "Clotel''-- un pago inicial de $15 para que le trajera a sus hijos. Pero cuando Pierre no pudo cubrir el saldo de $55, Clotel retuvo a los niños.
Pierre dijo que le imploró al contrabandista, quien decidió entregarle a los niños. Al igual que Cherven, aún debe dinero y sigue siendo presionada para pagar.
Pero Pierre explicó que tiene problemas más graves: su hijo Jemsy se tragó un tornillo recientemente y no tiene dinero para llevarlo a un hospital.
[Fuente: Gerardo Reyes, El Nuevo Herald, Miami, 27oct10]
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