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11oct04
Dramático relato de un argentino herido en el caos haitiano.
“Cuando nos atacaron, la calle estaba desierta y muy oscura, como ocurre todas las noches en Gonaïves. Sólo vi un fogonazo en medio de la oscuridad y sentí el impacto en el brazo”, cuenta Apolinario Gabriel, el militar argentino que, en medio del recrudecimiento de la violencia en Haití, anteanoche fue herido en enfrentamientos entre las fuerzas de paz de la ONU y grupos opositores al gobierno de ese país.
Gabriel fue herido en Gonaïves, una ciudad inmersa en el caos, y no sólo por los desastres que provocó el huracán Jeanne sino porque es, además, el foco de las principales rebeliones políticas en el país. Allí, grupos de milicianos opositores al gobierno pueden actuar en medio de la noche, y miles de damnificados por las inundaciones recorren las calles y todavía esperan la ayuda internacional.
De todas maneras, se percibe cierta calma en el relato de Gabriel, que dialogó con La Nación después de su traslado a la capital, Puerto Príncipe. Tiene un orificio de bala que atraviesa su brazo, pero está bien. “Tranquilo”, afirma, desde que lo llevaron hasta el hospital reubicable que la Argentina instaló en la capital haitiana para asistir a la tragedia que el mes pasado volvió a sacudir al país.
“Hacíamos un patrullaje para ver cómo había quedado la ciudad luego de un día difícil, con muchas manifestaciones por la visita del presidente (Boniface Alexander) y del primer ministro (Gerard Latortue)”, cuenta el marinero primero Gabriel. “Nos encontramos con una barricada. Como debíamos traspasarla, hubo que bajar del camión, y lo hicimos con custodia adelante y atrás para remover lo que nos cortaba el camino", dijo el marinero.
La Argentina es uno de los países latinoamericanos que ha contribuido con fuerzas y equipos a la misión de la ONU en Haití (Minustah), que tiene como objetivo devolver la estabilidad al país tras las revueltas que llevaron a la renuncia del ex presidente Jean Bertrand Aristide, en febrero último.
Gabriel integra la Compañía de Infantería de Marina del Batallón Conjunto Argentino, junto a efectivos del Ejército y de la Fuerza Aérea. Son en total 450 militares de nuestro país que participan de un despliegue internacional de unos 3000 hombres.
"Cuando caí herido, seguí disparando desde el piso como pude, porque tenía que protegerme, pero casi no podía moverme. Mis compañeros contestaban con fuego hacia el lugar de donde se inició el ataque, pero de un momento a otro nos empezaron a disparar desde el frente. Ese era el peligro, no se veía nada", contó Gabriel.
Luego de recibir primeros auxilios en un centro de salud en Gonaïves, el marinero fue traslado en helicóptero hasta Puerto Príncipe, donde ahora es atendido por los médicos argentinos del hospital reubicable de la Fuerza Aérea.
Allí recuerda la noche del ataque que sorprendió a los argentinos.
"Fue un día extraño. Tuvimos que hacer más patrullajes de control por la llegada de los funcionarios del gobierno. El ambiente en la ciudad no era bueno, porque la gente está muy descontenta por la situación que se vive", dijo Gabriel.
Pese a que el clima social parece desmejorar día tras día, el militar argentino considera que no hay temor por la posibilidad de que la situación se agrave. "Hasta el momento la situación está bajo control. En general hay calma, salvo por la acción de algunos grupos", dijo.
La falta de electricidad, que afecta a casi todo el país desde el paso del devastador huracán, es una de las complicaciones que enfrenta la misión de la ONU en Gonaïves. "De noche todo se dificulta, no se ve nada", afirmó Gabriel.
"La bronca que me queda en este momento es que me disparaban y no los podía ver", dijo el marinero.
[Fuente: La Nación, Bs As, Arg, 11oct04]
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