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07jul06


El espionaje italiano vigiló a periodistas que investigaban los secuestros de la CIA.


El espionaje militar italiano (Sismi) intervino ilegalmente el teléfono de un periodista y siguió los movimientos de otro, ambos del diario La Repubblica, para tratar de impedir que se descubriera la participación de varios agentes en un secuestro efectuado por la CIA en 2003. El jefe de operaciones del Sismi, Marco Mancini, encarcelado el miércoles, aparece como un personaje clave en la trama organizada por la CIA en territorio europeo para secuestrar, transportar y encarcelar de forma clandestina a personas supuestamente relacionadas con el terrorismo islamista.

El presidente del Gobierno italiano en el momento del secuestro, Silvio Berlusconi, sostuvo siempre que carecía de información sobre la desaparición del egipcio Abu Omar. Cuando la Fiscalía de Milán ordenó la búsqueda y captura de 22 presuntos miembros de la CIA implicados en el secuestro, a principios del año pasado, Berlusconi dijo que la investigación carecía de credibilidad y se negó a tramitar las demandas de extradición al Gobierno de Estados Unidos. El actual Gobierno de Romano Prodi se declara dispuesto a cooperar con los fiscales y considera, por el momento, que el apoyo a la CIA fue prestado por un grupo de agentes encabezados por Mancini, sin conocimiento de Nicoló Polari, el director del Sismi.

Mancini fue visitado ayer en la cárcel de San Vittore por su abogado y se declaró "totalmente ajeno a los hechos". Pero varios de los espías italianos que participaron en el secuestro reconocieron su implicación ante el juez y ofrecieron abundantes detalles sobre la operación. Todos ellos confirmaron que Marco Mancini conoció y aprobó previamente el plan contra Omar. Una de las confesiones fue efectuada por otro alto cargo del Sismi, el general Gustavo Pignero, en arresto domiciliario por motivos de salud.

Además de la orden de detención contra 22 agentes de la CIA emitida el año pasado, un juzgado milanés ordenó el miércoles la detención de Mancini, Pignero y de otras cuatro personas, entre ellas, Jeff Castelli, jefe de la CIA en Italia en 2003 y ahora destinado en la central estadounidense de la organización. Uno de los agentes italianos implicados en el secuestro declaró ante el juez que en noviembre de 2002 se entrevistó con el entonces cónsul de EE UU en Milán, Robert Seldom Lady, y le hizo saber que la idea de detener ilegalmente a Abu Omar le parecía errónea. Seldom Lady, que bajo la cobertura del consulado era uno de los principales agentes de la CIA en Italia, se mostró de acuerdo y añadió que había aconsejado a su jefe, Jeff Castelli, que cancelara el plan. Pero Castelli, al parecer, había recibido órdenes concretas de Washington.

Seldom Lady, actualmente en paradero desconocido, fue el jefe operativo del secuestro y viajó en un avión privado con Abu Omar hasta Egipto, con escala en la base militar estadounidense de Ramstein (Alemania). Abu Omar fue internado y torturado en una cárcel de El Cairo.

En cuanto Mancini y los suyos, que habían instalado una oficina secreta en Roma para centralizar la cooperación con la CIA, supieron que los fiscales milaneses estaban tras su pista, intervinieron el teléfono de un periodista de La Repubblica, Giuseppe D'Avanzo, y efectuaron seguimientos a otro periodista del mismo diario, Carlo Bonini. Ambos investigaban el caso. El objetivo de Mancini y sus agentes era descubrir a través de los periodistas cuánto sabían los fiscales. También utilizaron los servicios de otro periodista, Renato Farina, subdirector del diario conservador Libero, al que encargaron que entrevistara al juez Armando Spataro y tratara de averiguar qué sabía el magistrado, por si era necesario destruir o camuflar pruebas. Farina y Libero niegan haber cooperado con los espías italianos o con la CIA.

Acciones ilegales

El pleno del Parlamento Europeo respaldó ayer el informe elaborado por el socialista italiano Giovanni Claudio Fava, que establece que el espionaje estadounidense secuestró, trasladó y detuvo sin garantías jurídicas a sospechosos de terrorismo en Europa, informa Ana Carbajosa desde Bruselas. El texto considera, además, que estas acciones ilegales fueron posibles gracias a la complicidad de algunos países europeos.

Un total de 389 europarlamentarios votaron a favor del texto, mientras que 137 lo hicieron en contra y 55 se abstuvieron. Sólo el grupo popular europeo expresó su deseo de votar en contra, aunque a juzgar por el resultado, finalmente los populares se dividieron a la hora de votar.

Y también se pronunció ayer la Eurocámara sobre el espionaje bancario que EE UU puso en marcha de forma masiva tras el 11-S a través de la empresa Swift, con sede en Bruselas. El pleno adoptó una resolución en la que expresa su "rechazo" ante la transferencia a Washington de datos personales por parte de Swift. Hasta 302 parlamentarios votaron a favor de resolución, 219 en contra y 22 se abstuvieron. También fue el PPE el único gran partido que se opuso al texto.

[Fuente: El País, Madrid, Esp, 07jul06]

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