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19jul10
El sistema de espionaje de EEUU tras el 11-S está 'fuera de control'
El gobierno estadounidense creó tras el 11-S de 2001 un sistema de espionaje y operaciones clandestinas tan complejo y secreto que "en realidad nadie sabe si funciona", según un amplio estudio divulgado este lunes por The Washington Post.
El informe, al que dedicó dos años la periodista ganadora de un 'Pulitzer' Dana Priest en colaboración con William Arkin, presenta el sistema de inteligencia de EEUU como un caos en el que mucha de la información que se genera se queda, incluso, sin leer.
El servicio de inteligencia fue reformado y ampliado después de los ataques terroristas en EEUU de septiembre de 2011 y ahora es tan grande que "nadie sabe cuánto cuesta, cuánta gente emplea, cuántos programas existen dentro de él o cuántas agencias hacen las mismas tareas", según la investigación periodística.
"Después de nueve años de gastos y crecimiento sin precedentes el resultado es que el sistema creado para mantener protegido a Estados Unidos es tan grande que es imposible determinar su eficacia", agrega el artículo divulgado en portada.
Entre los datos que constató el Post menciona la existencia de 1.271 agencias del Gobierno y 1.931 compañías privadas "que trabajan en programas relacionados con el antiterrorismo, la seguridad nacional y la inteligencia en unos 10.000 sitios en EEUU".
"Hay unas 854.000 personas que tienen autorización especial para el acceso a materiales secretos", añade, y destaca que "en Washington y sus alrededores, desde septiembre de 2001, se han construido o están en construcción 33 complejos de edificios para trabajos del máximo secreto".
Según el Post, muchas agencias de seguridad y espionaje hacen el mismo trabajo, como las 51 organizaciones federales y mandos militares que trabajan en 15 ciudades de Estados Unidos en el descubrimiento y seguimiento de las transacciones de dinero en las redes financieras de los terroristas.
"Los analistas que descifran, traducen y resumen los documentos y conversaciones obtenidos por los espías dentro y fuera del país publican unos 50.000 informes de inteligencia cada año", informa el diario, y agrega que "es un volumen tan grande que a muchos de esos informes nadie les hace caso".
El mismo jefe del Pentágono, Robert Gates, declaró al Post en una entrevista que "ha habido tanto crecimiento desde septiembre de 2011 que es realmente difícil que alguien, ya sea el Director Nacional de Inteligencia, el director de la Agencia Central de Inteligencia o el secretario de Defensa, puedan abarcarlo".
El artículo señala que en el Departamento de Defensa, donde residen más de dos tercios de los programas de espionaje, "sólo un puñado de altos funcionarios, conocidos como los 'superusuarios', pueden conocer todas las actividades del Departamento.
"Pero, tal como indicaron dos 'superusuarios' en entrevistas, simplemente no hay forma de que ellos puedan mantenerse al tanto de las operaciones más delicadas del país", agregó.
Después de los ataques terroristas de 2001 el Congreso de EEUU comprometió 40.000 millones de dólares adicionales al presupuesto de la defensa nacional, a los que sumaron 36.500 millones agregados al presupuesto de 2002 y 44.000 millones del de 2003.
Y eso, según el Post, "fue sólo el comienzo" porque "con la inyección rápida de dinero se multiplicaron las agencias militares y de inteligencia".
El diario añade que a finales de 2001 se habían creado 24 organizaciones, en 2002 se crearon 37 más, en 2003 otras 36, en 2004 veintiséis más, en 2005 otras 31, en 2006 otras 32 y una veintena de agencias nuevas en cada uno de los años 2007, 2008 y 2009.
No sólo se han multiplicado los edificios para actividades secretas, sino que se ha desarrollado toda una industria para la construcción de "salas de seguridad" equipadas con alarmas, sistemas de comunicación protegidos, envueltas en metal para impedir el espionaje electrónico, según el periódico.
[Fuente: El Mundo, Madrid, 19jul10]
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