EQUIPO NIZKOR |
|
07may11
¿Nos están mintiendo? ¿Bin Laden estaba ya muerto?
“¿Murió Bin Laden el otro día o ya estaba muerto y nos dicen ahora que ha sucedido el óbito? Porque este asunto me recuerda esos guiones de serie B en los que se lanza una trama y después se va ajustando el desenlace a golpes y al final ya no se sabe dónde estás. Y lo de vivir en pleno barrio de élite, junto a las fuerzas de seguridad de Pakistán y en un chalé edificado en 2006, es el colmo del cinismo o de la falta de creatividad”.
Lo que afirma el escritor y periodista Pedro Palao Pons no es inusual. Que un entorno tan profesionalizado como es el de las fuerzas militares y de inteligencia estadounidenses haya transmitido la información sobre la muerte de Bin Laden de un modo en apariencia tan deficiente, incurriendo en errores y contradicciones, y sin aportar apenas pruebas sobre la operación, hace que muchos sospechen de la veracidad de lo ocurrido. Para Palao, resulta especialmente curioso que se retransmitiese en directo la acción a las autoridades estadounidenses, “y que luego existan ciertas lagunas, ciertas desconexiones que nos impiden ver lo más determinante. Hay demasiadas casualidades en todo esto. Por no hablar de las versiones y contraversiones que hemos conocido e iremos conociendo. Primero dijeron que tuvieron que abatir a Bin Laden porque opuso resistencia, luego que le dispararon porque no levantó los brazos y se tiró al suelo, luego que tenía a su alcance un fusil AK47 y una pistola...”.
Según Palao, la confusión de versiones ante un hecho tan trascendental por parte de Estados Unidos “no es creíble. Me parecería lógico en jugadores de paintball contando una batallita pero no en ellos. Ha fallado algo en la elaboración del guión oficial y lo están arreglando como pueden”.
En opinión del experto en comunicación y socio director de MAS Consulting España, Daniel Ureña, “puede que hubiera en los primeros momentos cierta precipitación a la hora de informar y que no se cohesionara el mensaje entre los distintos portavoces, pero es algo normal en un acontecimiento de estas características, que afecta enormemente a la seguridad nacional y donde hay tantos organismos implicados”.
El error en la comunicación, afirma Manuel Coma, presidente del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) “proviene de un elemento comprensible, como es la disparidad de perspectivas a las que la información ha de dirigirse. No es lo mismo Estados Unidos, donde saben que Obama subirá diez puntos en los índices de aceptación ya que la acción suscita la unanimidad, que otras partes del mundo, donde las reacciones han sido diferentes. En todo caso, señala Coma, han existido contradicciones poco afortunadas (“ha habido algo de chapuza; no muy grande, pero chapuza”), especialmente si tenemos en cuenta que se trata de una operación decidida hace mucho tiempo, ya que “desde 2001 habían planificado cómo operar si cazaban a Bin Laden”
Pasar por alto el modo de la ejecución
A pesar de la falta de pruebas palpables, no hay duda, afirma el periodista y escritor Bruno Cardeñosa, de la veracidad de la operación y de que en ella asesinaron a Bin Laden, y es precisamente la discusión sobre este aspecto lo que se quiere evitar. “Mientras discutimos sobre hay foto o no, sobre si estaba muerto ya o si no lo estaba, pasamos por alto el hecho de que fue una ejecución siniestra. Tampoco nos cuestionamos cómo se está aprovechando el asunto para justificar tanto la tortura como la existencia de Guantánamo ni ponemos en tela de juicio el papel de Pakistán, sobre cuyos ejército y servicio de inteligencia se hacen recaer grandes sospechas cuando la realidad es que ambos están completamente controlados por la CIA”.
Sin embargo, el hecho de que apenas se hayan filtrado a la prensa pruebas y de que ni siquiera se haya difundido una foto del muerto, han llevado a preguntarse a mucha gente a preguntarse por la veracidad de lo ocurrido. Para Coma, las explicaciones que han dado Obama, su alto asesor en materia de terrorismo, John Brennan, y el director de la CIA, Leon Panetta, acerca de los motivos que les han llevado a no publicar las fotos y a lanzar el cuerpo al mar son muy creíbles. “Se trata de una figura icónica cuyos partidarios van a aprovechar al máximo. No era conveniente enterrar a Bin Laden, porque su tumba terminaría por convertirse en un lugar de peregrinación. Y tampoco el hecho de publicar la foto demostraría gran cosa, “porque si le han dado un tiro en la cara, como parece, y la tiene deformada, no se le podría reconocer”.
Para Coma, que Bin Laden estuviera muerto desde hace años era una posibilidad factible que deja de serlo a la luz de los nuevos hechos. “Si en realidad no le hubieran matado, los yihadistas ya habrían sacado alguna foto actual para ridiculizar a los americanos. Y si lleva tiempo muerto, bastaría con publicar imágenes del entierro. Estados Unidos no se arriesgaría a afirmar algo así si no fuera cierto”.
Bin Laden y Hitler
Las teorías conspirativas, explica Ureña, son consustanciales a este tipo de acontecimientos. “Haga lo que haga, Obama van a seguir existiendo, como ocurrió con la muerte de Adolf Hitler, por ejemplo. No es descartable que acaben publicando las fotos una vez que hayan hecho la pedagogía necesaria ante la opinión pública, en un intento de marcar distancias con el estilo de la administración Bush ante acciones como la captura de Sadam Husein”.
Para Cardeñosa, la desaparición de Bin Laden ha ocurrido en el momento adecuado. “Si le estaban siguiendo desde hace varios años, y hay muchas razones para pensar que conocían su paradero, podían haber intentado detenerle antes. Pero parece que ha primado la realpolitik y se le matado en un momento en el que los países árabes están inmersos en una revolución en la que la fuerza de los discursos vinculados al yihadismo está siendo escasísima”. Como apunta Palao, “durante estos años, en muchos foros de la conspiración se pensaba que Bin Laden había muerto pero que se le mantenía interesadamente vivo, en tanto forma de justificar ciertas acciones bélicas y geopolíticas”. Pero en la actualidad, “y a tenor de la reducción del poder que parece estar teniendo el terrorismo islamista internacional y su nula influencia en las denominadas revoluciones de la primavera árabe, descabezar simbólicamente a Al Qaeda informando de la ejecución de su líder, podría ser la piedra de toque definitiva para reducir su poder en el panorama internacional”.
Coincide Ureña en que Al Qaeda se ha quedado fuera de estos movimientos y que esto sólo puede colaborar a su debilitamiento. “La inmensa mayoría de los países musulmanes se han alejado de Bin Laden porque el mayor número de sus víctimas son musulmanas. Las protestas que están surgiendo piden democracia y modernización de corte occidental, lo que es la antítesis del mensaje de Bin Laden. Y su muerte hará más débil todavía a los islamistas radicales”. Para Manuel Coma, el objetivo primero de los yihadistas era derribar a los gobernantes árabes, ya fuesen monarquías o repúblicas hereditarias perpetuas porque les consideraban apóstatas. Y resulta que cuando llega la revolución, la gente les ignora y pide democracia. El pueblo les ha marginado, y la muerte de Bin Laden ayudará a que lo hagan aún más. Lo que es importante, porque están intentando pescar en río revuelto”.
Pero el asunto Bin Laden tiene también una lectura en clave interna, toda vez que su ejecución tiene implicaciones electorales. Como asegura Ureña, “la popularidad del presidente se ha disparado y cuenta con tiempo suficiente para organizar correctamente la venta de esta acción cuando lleguen las elecciones. Muchas de las dudas que se plantean ahora ya estarán despejadas y digeridas por los electores”.
[Fuente: El Confidencial, Madrid, 07may11]
This document has been published on 09May11 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |