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06jun21
EEUU frena a Marruecos, sin apoyar a España, al excluir el Sáhara de las maniobras African Lion
Saadeddine el Othmani, el jefe del Gobierno de Marruecos, se apresuró, el domingo 30 de mayo, en borrar un tweet que había puesto 48 horas antes. En él celebraba que las maniobras militares “African Lion 2021” se desarrollasen, en parte, en el Sáhara Occidental, “consagrando así el reconocimiento norteamericano de la soberanía marroquí” sobre ese territorio cuya superficie es similar a la del Reino Unido.
“El jefe del Gobierno ha desperdiciado de nuevo una oportunidad de callarse”, escribió el diario digital 'Le 360', el más afín al palacio real, justo después de que El Othmani borrase el tweet. El mensaje que mandó “iba en contra de los intereses del Estado”, sentenció “Le 360”.
Las maniobras “African Lion 2021”, organizadas conjuntamente por los Ejércitos de EEUU y de Marruecos, empiezan el lunes 7 de junio, pero no incluyen a Dajla ni a Mahbes, dos localidades situadas en el Sáhara, en contra de lo anunciado por El Othmani. Los portavoces del Africom, el mando del Pentágono para África, se vieron obligados a desmentir, en declaraciones a la agencia EFE, al jefe del Gobierno marroquí. De ahí el enojo de “Le 360” por la metedura de pata en el tweet.
El Othmani no tenía, cuando escribió ese tweet, una información actualizada. Cuando las maniobras se planificaron el año pasado, y que Donald Trump estaba en la Casa Blanca, si abarcaban, de forma accesoria, esos dos lugares situados en la antigua colonia española. El epicentro de esas maniobras, las más grandes de todas las que se desarrollan anualmente en África con la participación de 7.800 soldados de diez países, se sitúa en Tan Tan, en el sur de Marruecos.
El Ministerio de Defensa de España declinó entonces tomar parte en ese ejercicio militar, a diferencia de lo que hizo en años anteriores, alegando razones presupuestarias, según reveló el diario 'El País'. El verdadero motivo era, sin embargo, evitar que la presencia de soldados españoles en el Sáhara Occidental legitimase la presencia marroquí en el territorio, precisaba el periódico. No deja de ser curioso que el Ministerio del Interior español envíe allí, con regularidad, a guardias civiles en el marco de la cooperación contra la inmigración irregular, pero que Defensa rehúse hacer otro tanto con sus militares.
Con Joe Biden en la Casa Blanca el Pentágono ha modificado un poco el escenario de las maniobras, según indican fuentes diplomáticas. Aun así el logotipo de 'African Lion 2021' sigue incluyendo al Sáhara Occidental como parte de Marruecos. Los aviones que participan en ellas si surcaran los cielos de ese territorio. El gesto estadounidense indica que el nuevo presidente frena el ardor pro marroquí de su predecesor, pero no llega a dar marcha atrás. Permanece en una cierta indefinición de la que deberá salir en octubre cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas examine de nuevo la situación en el Sáhara Occidental.
Esa indefinición es un obstáculo para que la Administración Biden ejerza una labor mediadora entre España y Marruecos como la que sí desarrolló la del presidente George Bush en 2002 cuando se produjo la anterior crisis bilateral tras la toma del islote de Perejil por gendarmes marroquíes. Entonces existía además una relación muy fluida entre España y EE UU. Por eso la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, pudo llamar por teléfono a su homólogo estadounidense, Colin Powell, para solicitarle sus buenos oficios. Este se puso de forma inmediata manos a la obra.
Trump anunció el 10 de diciembre en Twitter, como era su costumbre, que EEUU reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Estaba dispuesto incluso a inaugurar un consulado en Dajla, la antigua Villa Cisneros, aunque después el secretario de Estado, Mike Pompeo, precisó que en un primer momento sería solo virtual.
EEUU fue así el primer país occidental, y por ahora el único, que daba plenamente la razón a Marruecos en el conflicto que le enfrenta al Frente Polisario desde que en 1975 España, la potencia colonial, salió precipitadamente del territorio. Varios “pesos pesados” republicanos como James Baker, exsecretario de Estado, y John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional, desaprobaron la decisión presidencial.
Biden no ha dado marcha atrás –en los mapas oficiales estadounidenses el Sáhara forma parte de Marruecos-, pero tampoco muestra entusiasmo con la iniciativa de su predecesor. De ahí la modificación del Pentágono del ámbito territorial de “African Lion 2021”, las evasivas de los portavoces del Departamento de Estado cuando les preguntan por el tema, la paralización de la apertura del consulado. Si Biden no desanda el camino recorrido por Trump es porque sabe que al hacerlo asestaría un duro golpe a la monarquía alauí y pondría en peligro la recién establecida relación entre Marruecos e Israel.
Anthony Blinken, el secretario de Estado de Biden, ha mantenido dos conversaciones telefónicas con su homólogo marroquí, Nasser Bourita. El Sáhara no ha sido abordado en ninguna de ellas, según la información que facilitó el portavoz Ned Price. Blinken sí hizo, sin embargo, hincapié en “alentar a Marruecos a que continúe poniendo en práctica reformas y que reitere su compromiso de proteger y promover los derechos humanos y las libertades fundamentales”. En el lenguaje diplomático significa que aún le queda mucho por hacer.
EEUU podría incluso forzarle a dar pasos en esa dirección. Las autoridades marroquíes temen ante todo que Biden vuelva a la carga con algo que ya intentó el presidente Barack Obama, pero que las diplomacias de Francia y España le impidieron sacar adelante.
La embajadora de EE UU ante la ONU, Susan Rice, redactó, en abril de 2013, un proyecto de resolución sobre el Sáhara que preveía ampliar las competencias de la Minurso, el contingente de la ONU desplegado en el territorio desde 1991, para que abarcasen la vigilancia de los derechos humanos. Rice presentó su borrador al Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, un foro diplomático informal que se reúne periódicamente en Nueva York, pero los representantes de Francia y España lo rechazaron. No se atrevió a someterlo a votación en el Consejo de Seguridad.
El descontento con Biden ya empieza a aflorar en Marruecos. Mohamed Salah Tamek, uno de los pocos saharauis que ocupa un cargo en la administración marroquí, publicó el 24 de abril un artículo en el que reprocha a la embajadora estadounidense en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, “no haber estado a la altura de las circunstancias” en la reunión del Consejo de Seguridad dedicada al Sáhara. “Es decepcionante que en lugar de alentar a resolver el conflicto, EE UU trate de perpetuarlo”, se quejaba. Casi toda la prensa oficialista marroquí se hizo eco de su tribuna. Gozaba de una amplia aprobación.
[Fuente: Por Ignacio Cembrero, El Confidencial, Madrid, 06jun21]
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