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20jul06
La Memoria Histórica del 18 de Julio
No se entiende bien el temor y los aspavientos de la derecha conservadora ante la que es justa pretensión del Gobierno de recuperar la memoria histórica de la Guerra Civil, haciendo justicia y honor a los republicanos que han sido marginados durante los 40 años de franquismo y los otros 30 de la transición. ¿Por qué no? ¿Por qué se rompe España? No es así, los disparates autonómicos del Gobierno no necesitan de ningún caldo republicano, o guerracivilista, para subsistir o maltratar y poner en entredicho la cohesión nacional o los signos de identidad, sin que se rompa España.
Ni tampoco se comprende que el PP no quiera condenar la dictadura del general Franco, o que se rasgue las vestiduras cada vez que aparece una bandera republicana, o que se reivindique la República como forma de Gobierno para un país como España. Sobre todo si es para defender una Nueva República camino de la democracia plena y como alternativa al autocrático e intervencionista régimen partitocrático que todo lo invade, y no para enlazar el ideal democrático republicano con la II República, que tuvo cosas buenas, pero en la que se cometieron errores graves, que en la Historia están. Y de la que se puede hablar, debatir e incluso elogiar más por lo que significó que por lo que consiguió, a la vez que se puede denunciar el golpe de Estado fascista en contra de la legalidad sin que nadie se escandalice.
Las cosas son como son y además no pasa nada. ¿Hubo algún cataclismo político en este 70 aniversario del golpe del dictador Franco? En absoluto, se puede decir incluso que a la gran mayoría de los ciudadanos ni siquiera les interesó, aunque muchos de ellos llevan esa memoria en su familia y en su corazón, porque la Guerra Civil todavía está demasiado cerca, aunque esté lejos, y no se puede ni se debe olvidar. Este aniversario y otros similares, y los recordatorios, seriales, debates, artículos y documentales, se está desarrollando con pleno civismo y normalidad, sin que nada se altere, sin que nadie se suba al carro de los disparates y ponga en entredicho la estabilidad actual.
Otra cosa, legítima, es que el PSOE quiera apoderarse electoralmente de la efemérides y que eso, en medio del debate territorial y constitucional, produzca más tensiones y nos permita hablar, por enésima vez, de las dos Españas, sobre todo porque el PP cae en todas y cada una de las trampas y provocaciones que le ponen a su paso, y porque en ciertos sectores de la derecha se rasgan las vestiduras cuando se habla del pasado, o se piden rezos por la unidad de España, como lo ha hecho el cardenal Cañizares días atrás, metiéndose él mismo en el túnel del tiempo en el que se paseaba bajo palio por Toledo al Generalísimo de esa dictadura que, afortunadamente, muerta está.
A las palabras y a las ideas no hay que tenerles miedo. A los disparates del poder y de los gobernantes hay que tenerlos bajo atenta vigilancia para que no vayan a más, y para que no rompan el marco de convivencia e institucional de la nación española. Pero nada más, ni catastrofismo ni el fin del mundo sobre nuestras cabezas por mirar hacia atrás.
Además, más cerca, ahí está la transición con sus buenos resultados y también con sus defectos y carencias, porque se hizo bajo la vigilancia del franquismo —eso es un hecho objetivo e histórico y no una opinión—, al margen de un periodo constituyente verdadero porque se convirtieron unas Cortes legislativas en constituyentes tras redactar un texto, a escondidas y con un debate de espaldas a los ciudadanos, para luego aprobarlo por aclamación. Se hizo, dicen sus autores, lo que se pudo, y aunque no fue lo ideal, ni lo democrático, no salió mal. Y en la historia está, sobre todo, como ejemplo y triunfo de la reconciliación nacional. Otra cosa es que en ese pacto, y ello es lo peor, en vez de llevar a España hacia la democracia la hayan conducido hacia la partitocracia, que es una hija menor —propicia a la autocracia y a la corrupción— de los regímenes liberales.
El camino hacia la democracia pendiente está, y ya veremos si en este fin de régimen que se asoma en el horizonte aparece ese camino, o si la situación se eterniza porque en los partidos autocráticos y en la desastrosa ley electoral están anclados los privilegios de los mismos que todo esto tendrían que cambiar. El 18 de julio fue una fecha nefasta para la Historia de España, y se puede decir y afirmar frente a los nostálgicos que piensan y que hoy dicen lo contrario, ¡en libertad! A sabiendas de que este aniversario que acaba de pasar no ha roto nada porque los ciudadanos están mucho más interesados, por ejemplo, en su tiempo de veranear.
[Fuente: Por Pablo Sebastián, Estrella Digital, Madrid, Esp, 19jul06]
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