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27oct10


Rubalcaba no irá a Moncloa y mantendrá su centro de operaciones en Interior


El Ministerio del Interior seguirá siendo el centro de operaciones y lugar de trabajo habitual del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. El nuevo hombre fuerte del Ejecutivo ya ha anunciado a los altos cargos de Interior que seguirán todos en sus puestos, puesto que no piensa introducir cambio alguno. Los que hasta ahora han sido sus hombres de confianza, Antonio Camacho (secretario de Estado de Seguridad) y Francisco Javier Velázquez (director general de la Policía y la Guardia Civil), seguirán contando con su respaldo. El superministro no cambiará sus hábitos de trabajo ni el emplazamiento de su despacho.

"Por Moncloa vendrá cuando tenga que venir, porque vamos a tratar de evitar por todos los medios los roces y los malos rollos propios de un recinto como el de Moncloa", han señalado a este diario fuentes cercanas a Presidencia del Gobierno, en alusión al clima irrespirable vivido con María Teresa Fernández de la Vega como vicepresidenta primera. Con este objetivo en mente, el sábado pasado, tras almorzar con el lehendakari vasco, Patxi López y su consejero de Interior, Rodolfo Ares, para hablar de política antiterrorista, Rodríguez Zapatero y Rubalcaba pasaron el resto de la tarde reunidos con el nuevo ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, y con José Enrique Serrano, jefe del gabinete del Presidente del Gobierno.

Se trataba de organizar la "gestión del día a día" en Moncloa y deslindar tareas para evitar encontronazos como los vividos en la etapa anterior de Fernández de la Vega, según las fuentes. "De la organización del trabajo en Moncloa se encargarán Jáuregui y Serrano", aseguran las fuentes, "fundamentalmente el primero como ministro de la Presidencia que es, mientras que Rubalcaba seguirá a lo suyo en el Ministerio del Interior. Eso de que va a estar ubicado en Moncloa a partir de ahora no es verdad; vendrá cuando tenga que venir…"

Lo que sí parece claro es que "Rubalcaba no va a soltar ni un átomo de su poder en Interior", ello en contra de quienes especulaban con que, a cuenta de sus nuevas y muy numerosas responsabilidades, se iba a ver obligado a limitar su presencia en Interior incluso delegando parte de sus funciones en Castellana 5 en alguno de sus hombres de confianza. "No será así y es lógico que no lo sea", sostienen las fuentes. "La política antiterrorista ha sido su gran éxito en los últimos años y el final de ETA se ha convertido en la gran esperanza de este Gobierno, la única conquista concreta que el PSOE podría esgrimir para volver a ganar las próximas elecciones generales".

Dos hombres fuertes bajo sospecha

Rubalcaba seguirá apoyándose en quienes han sido sus dos hombres de confianza en Interior en estos años. El ya citado Antonio Camacho Vizcaíno, 45, secretario de Estado de Seguridad desde abril de 2004 (con su amigo José Antonio Alonso como ministro). Perteneciente a la Carrera Fiscal, su nombre se ha visto directamente involucrado en el escándalo del chivatazo policial que dio origen al caso Faisán.

El otro peso pesado del departamento es Francisco Javier Velázquez, 59, director general de la Policía y la Guardia Civil, un sevillano licenciado en Ciencias Políticas, que en los últimos meses se ha visto abrasado por el conflicto que mantiene con la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y la Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO), que en fecha reciente se ha llegado a manifestar en la calle en diversas ocasiones. "Le decimos al director general -aseguraba el pasado septiembre el secretario general de AUGC- que basta ya de amenazas, que solucione el conflicto interno que tiene la Guardia Civil y que si no es capaz de hacerlo que se vaya y deje la posibilidad a otra persona más responsable".

La presencia de Ramón Jáuregui en Moncloa, con buen trato con Rubalcaba, introduce un componente muy vasco en el nuevo Gobierno que apunta directamente a la solución del conflicto de ETA como gran arma electoral. Su capacidad para el diálogo y mano izquierda será fundamental en una doble dirección: para cuidar el entendimiento con el PNV, cuyo respaldo necesita Zapatero para agotar la legislatura, por un lado, y para limar asperezas con el propio PSE, sobre todo después de que los socialistas vascos hayan sido marginados en esta etapa, aparentemente final, del conflicto, etapa en la que todo el poder va a estar en manos de Rubalcaba y sus hombres en Interior.

[Fuente: El Confidencial, Madrid, 27oct10]

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