Equipo Nizkor - El PSOE declara la guerra a Irene Montero.

Empiezan a convertirse en rutinarias las discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos. No solo cuando Iglesias custodia los dogmas sagrados del estatalismo --pensiones, reforma laboral, nacionalizaciones, propaganda--, sino cuando los socialistas intervienen para descarrilar las iniciativas de los camaradas morados y cuando el objetivo de la persecución se ciñe a la cartera de Irene Montero. Que es la pareja del patriarca. Y la ministra de Igualdad.

Montero ha escrito el borrador de la 'ley trans' con asombrosas ambiciones prometeicas. No se contenta con atribuirse la titularidad del feminismo. También aspira a dotar a los humanos del principio de autodeterminación de género, una derivada estrafalaria del empoderamiento que convierte la opción sexual en un estado de ánimo y en un sentimiento.

Para ser mujer o para ser hombre es suficiente "sentirse" como tal. Ni siquiera resulta necesario alcanzar la mayoría de edad para definirse, como no hace falta exponerse a un criterio psicológico, técnico o científico. Uno es lo que quiere ser y cuando quiere serlo. Las leyes y los derechos deben adaptarse a la decisión sin restricciones ni discriminaciones.

De hecho, la opción sexual que cada uno se otorgue podría resultar reversible, retráctil. Las certezas de identidad que puedan adquirirse a los 16 años no tienen por qué ser iguales en la plena madurez. Bastaría sentirse hombre para ingresar en una cárcel de hombres. Y bastaría sentirse mujer para competir con mujeres en una actividad deportiva profesional.

Montero ha escrito el borrador de la 'ley trans' con asombrosas ambiciones prometeicas

No son ejemplos arbitrarios ni caprichosos. Forman parte del borrador que aspira a borrar el Partido Socialista. No solo porque al PSOE le resulta chocante el principio de autodeterminación de género en la precocidad de la minoría de edad, sino porque la 'ley trans' ha precipitado una aparatosa controversia entre las propias facciones del feminismo.

Así se desprende de un manifiesto al que se adhirieron exponentes históricos del movimiento --Amelia Valcárcel, Ángela Álvarez...-- y cuya estupefacción se plantea en términos inequívocos: "Si bien la sexualidad está influida por la cultura, no podemos negar que el sexo es un dato objetivo en sus aspectos genético, gonadal, hormonal, anatómico y genital. No puede hablarse de autodeterminación del sexo, como ejercicio de la libre voluntad. Pretender que el ser mujer u hombre es una mera elección desdibuja la realidad material del sexo, justo aquello que determina el género en que se nos socializa".

Conviene recordar que en España puede cambiarse de nombre y de sexo en el DNI sin necesidad de exponerse a una operación quirúrgica de los genitales, pero el procedimiento requiere acompañarse de un informe médico y psicológico. Es el motivo que relaciona la transexualidad en cierto sentido con una patología. Y es la razón por la que Montero quiere abatir el criterio "académico", precisamente con la idea de despojar la transexualidad de un estigma social.

Puede que la intención sea buena, como es evidente la situación discriminatoria en que se encuentran los transexuales, pero el remedio del Ministerio de Igualdad se resiente de la simplificación, confunde el principio de libertad individual y discrimina la importancia de los criterios psicológicos. No porque se trate de clasificar a los 'enfermos', sino porque los menores llamados a una decisión de semejante importancia necesitan pleno asesoramiento y acompañamiento. Más todavía cuando sus propias familias representan en ocasiones un hábitat hostil. O cuando intervienen procedimientos traumáticos como la operación quirúrgica.

Puede que la intención sea buena, pero el remedio de Igualdad se resiente de la simplificación

Más allá del diagnóstico o del criterio técnico, téngase en cuenta el aspecto caótico y el sindiós normativo que supondría para cada ciudadano la posibilidad de decidir a qué género pertenece, cuándo lo hace y por qué. No puede presentarse un borrador con semejantes incertidumbres ni convertir al individuo en una criatura superdotada. Ni deben presentarse proyectos ni leyes que crean más problemas de los que resuelven.

El debate es complejo, en sus derivadas éticas, científicas, ideológicas, pero también ilustrativo de la refriega cotidiana que malogra la convivencia entre los socios del Gobierno. Quedan tres años de legislatura. Y sobreviene una incompatibilidad que entremezcla las estrategias y hasta las relaciones personales. No es un detalle accesorio que Irene Montero sea la pareja de Iglesias. Y no es sencillo que puedan reconstruirse las relaciones entre socialistas y morados, pero la estabilidad se la proporciona a ambos la conveniencia. Unidas Podemos es una fuerza parasitaria que se moriría fuera del Gobierno de Sánchez. Y Sánchez está exterminando a Iglesias minuto a minuto.

03feb21

El PSOE declara la guerra a Irene Montero

[Fuente: Por Rubén Amon, El Confidencial, Madrid, 03feb21]

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