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14feb16
Todos dan la espalda a Iñaki Urdangarin o sea a la Casa Real
Decía Diego Gómez-Reino, presidente de la Audiencia de Palma, en una entrevista a este diario que la investigación de un caso «es una fase previa y lo importante llega en el juicio y puede no salir hasta el último minuto». En Nóos, con sólo cinco días de vista -sobre cinco meses de duración total-, ya hay novedades. ¿La primera? La semi confesión de Jaume Matas. Aunque el ex político se ha convertido en el primer presidente de una comunidad autónoma -y ex ministro- que pide «perdón» ante un tribunal por el descontrol del dinero público, lo hizo con el ventilador en marcha. Para abajo, pasando la responsabilidad de la contratación a sus subordinados y para arriba, mirando al empresario Iñaki Urdangarin, miembro de la Familia Real. «Estábamos ante una empresa presidida por Urdangarin, para mí era impensable que pudiera suceder cualquier cosa extraña».
En esta semana de confesiones, todas esperadas, hasta la suya -aunque se desconocía a qué nivel-. Pero el ex president la ha hecho a su manera y sin pactar con el fiscal. Hemos visto un Matas judicial desconocido. Si en sus anteriores juicios hablaba de él mismo en tercera persona, refiriéndose siempre «al presidente», en esta ocasión no puso distancia con sí mismo. «Sí, yo era el presidente, sí yo asumo la responsabilidad». Menos altivo, más humilde. Entre su primer interrogatorio en un juicio -enero 2012- y el último de este jueves han pasado varios años, 9 meses de cárcel y, sí, también, varios abogados. Sí, yo soy responsable porque estaba arriba, pero los altos cargos «conocen sus responsabilidades». Matas presentó a Urdangarin como un «conseguidor, un comisionista», al que le pagó 300.000 euros por traerle un negocio. Un tanto por ciento de un negocio más grande. Matas contestó el jueves educadamente a todas las preguntas, algunas de forma más extensa que otras. En ocasiones, con un simple sí o no. Pero si hubo una que estaba deseando responder fue la de si le había llamado el Rey Juan Carlos. «Sí, me llamó, pero no para pedirme nada de Urdangarin, sino para felicitarme por el nombramiento de Ballester como director general».
Se la devolvió de pleno a su ex alto cargo, quien confesó al inicio de la instrucción, que arrancó en 2011. Conocida su versión, Matas ha tenido varios años para coger aire y preparar su respuesta. Aún así, dejó escapar alguna muestra de rabia: «La mentira tiene las patas muy cortas», espetó a Ballester que el martes le había situado como ordenante directo de todos los negocios con Urdangarin.
José Luis Pepote Ballester fue, el martes, el primero en declarar en el juicio. Su confesión ya era conocida, pero aún así arrojó una serie de dardos contra su ex jefe Matas y contra su ex amigo, Urdangarin. Ballester, director general de Deportes dijo que Matas deseaba quedar bien con la Familia Real, dando orden de «contratar todo lo que viniera de Urdangarin, sin dudar del precio». Dijo que «se sintió utilizado» por su antiguo amigo -se conocieron en la residencia Blume de deportistas de élite en Barcelona- para lograr contratos públicos. Asegura que Urdangarin le llegó a pedir que le pagara facturas por trabajos sin hacer.
Matas y Pepote se pasaban así la pelota el uno al otro. Pero en una cosa sí están de acuerdo: Urdangarin les engañó. Y por si le faltaba poco el que fuera contable del entramado de Nóos, lleva dos días declarando -y aún no ha terminado, sigue el martes- acusa al ya ex duque de Palma de haber montado, junto a su socio Diego Torres -con el que se lleva mal desde 2007-, una trama para vaciar el dinero público que entraba al Instituto Nóos, de utilizar facturas ficticias para engordar el gasto que presentaban a las administraciones y de no tener más fórmula empresarial que la de repartirse, también con facturas ficticias, los beneficios con su socio.
«El Instituto Nóos recibía los ingresos y las empresas de Urdangarin y Torres emitían facturas muchas veces falsas para sacar los beneficios del entramado», ha contado Marco Antonio Tejeiro. Pero además, señala que Urdangarin contrataba empleados fantasma para obtener beneficios fiscales para su empresa, Aizoon, que comparte al 50% con la Infanta.
El rosario de delitos que el ex contable relata -o más bien que relata el fiscal Pedro Horrach y el contable corrobora-, apunta incluso a que Aizoon tenía en nómina -de forma falsa- a madres de familia numerosa para obtener mayor beneficio fiscal. El contable sacaba el supuesto dinero de las nóminas y se las daba a los socios en una forma de «ennegrecer dinero».
Las acusaciones de fraude a la Hacienda Pública en este caso están documentadas, razón por la que el interrogatorio está yendo tan despacio. Horrach quiere validar cada uno de los papeles. Y es que, si Nóos puede dividirse en dos bloques, no es Baleares y Valencia, como pidieron las defensas de los políticos valencianos, sino en la parte política y parte fiscal. La primera versa de cómo los políticos contrataron con Nóos, que inflaba los precios y falsificaba los justificantes. Ya con el dinero en su red, la segunda fase versa sobre cómo los dos socios defraudaron a Hacienda para exprimir todavía más los euros.
Y Urdangarin está acusado en las dos partes: de engañar a las administraciones públicas primero, y al fisco después. En la primera, su defensa se sostiene sobre la idea de que los trabajos están hechos. Es decir -salvo los Juegos Europeos-, los foros de Valencia y Baleares, a millón y pico por jornada, se realizaron. Los delitos contra Hacienda tienen complicada defensa. Son los que han llevado al banquillo a la Infanta. Y en él es, probablemente, la única que lo defiende.
[Fuente: Por M. Fuenteálamo, El Mundo, Madrid, 14feb16]
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