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22jul12
Misa ultra en Iruñea junto a los restos del general Mola
El día 19 de julio los Caballeros Voluntarios de la Cruz celebraron su rito más importante del año. Esta hermandad ultracatólica recuerda en ese día a los golpistas del 36 y reza por ellos bajo el Monumento a los Caídos, con el permiso del Arzobispado (que tiene usufructo a perpetuidad de la cripta donde se encuentran los restos del general Mola) y la colaboración directa de la Parroquia de Cristo Rey, que es de donde obtienen los elementos necesarios para celebrar la eucaristía, según comprobó este periódico.
Estas misas se celebran los días 19 de cada mes, pero la de julio es la más relevante, porque lo que conmemoran es la publicación del bando de Emilio Mola en el «Diario de Navarra» hace ahora 76 años.
La cita de los hermanos es sumamente discreta y se difunde a través de medios ligados a la Comunión Tradicionalista. «Rezaremos con devoción y gozo por nuestros padres y abuelos, que lucharon por la Religión y España tan unida a ella, frente a la revolución marxista y el separatismo. Rezaremos también -como aquellos hicieron- por los que lucharon contra ellos», afirma el llamamiento.
Esta segunda parte se les olvidó en esta ocasión, o eso pareció, pues el sacerdote -un hombre mayor y delgado, de gesto duro e ideas firmes, que vestía traje negro y alzacuellos- solo tuvo loas para quienes se levantaron en el bando fascista e incluso arengaba a los asistentes para estar prestos, si la cosa empeora, para «servir a la Iglesia como ella quiere ser servida».
La ceremonia no puede ser más discreta. Una puertecita trasera de la Parroquia de Cristo Rey, en el ala izquierda del complejo de Los Caídos, se deja entreabierta unos diez minutos antes de comenzar. Para acceder a la entrada se baja una rampa y, tras empujar la puerta de metal, se accede a un pasillo estrecho, sucio y desordenado, que gira hacia la izquierda y que lleva justo debajo de la cúpula principal. Entonces el pasillo se abre y se convierte en una sala circular, de entre ocho y doce metros de diámetro.
En el centro se encuentra la enorme tumba del jefe del Ejército del Norte, coronada por una laureada y la inscripción «Navarra a Mola». Encima tiene una cúpula con una inscripción dorada que reza «Más nos vale morir en el combate que ver el exterminio de nuestra nación y del santuario», sacada del Evangelio de Mateo.
La frase concuerda con el espíritu de un general que firmó órdenes como ésta: «Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado». Junto a la lápida, también hay un cartelito explicativo, con un panegírico de Mola, describiéndole como un hombre recio, valiente y viril. «Era un hombre así, así era el general», comenta uno de los asistentes tras pararse a leer la tablilla.
[Fuente: Por Artiz Intxausta e Iñigo Gorraiz, Gara, Iruñea, 22jul12]
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