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19dic09
El fracaso en el desenterramiento de Lorca pone en evidencia el protocolo aprobado por la Junta de Andalucia
La ciencia barrió ayer de un plumazo las teorías y las numerosas especulaciones y testimonios infundados sobre el paradero de los restos del poeta Federico García Lorca. Vecinos e historiadores habían fijado durante décadas el paraje de Alfacar (Granada) como la zona donde fue fusilado y enterrado el poeta español más universal. Pero ayer los arqueólogos arrojaron luz sobre tanto misterio. Homenajes, emociones y besos sobre el terreno se volvieron papel mojado. Fallaron los testimonios orales, los pilares de un castillo de arena construido año tras año. Sobre él se apoyaban cuatro familias para pedir la exhumación de restos. Al final, La Junta de Andalucía, accedió.
"No se han hallado restos humanos. Hay evidencias científicas que demuestran que nunca hubo enterramientos en esa zona", zanjó ayer la consejera andaluza de Justicia, Begoña Álvarez. La constatación de que en los 400 metros cuadrados donde se ubicó la fosa más célebre de la Guerra Civil sólo hay arcilla y rocas obliga a revisar un oscuro pasaje sobre el que han circulado decenas de historias. Pero casi ninguna certeza.
Durante los últimos dos meses los sedimentos han hablado para desmentir a la mayoría de expertos. Y ni rastro de restos óseos. "No ha aparecido ni un solo hueso, ni ropa, ni casquillos de bala. Se ha cribado el terreno palmo a palmo", aseguró Álvarez. A continuación, el arqueólogo jefe de las excavaciones, Francisco Carrión, sentenció: "La posibilidad de que ahí hubiera algo es ninguna. Ni un sólo gramo de información".
La principal evidencia científica que descarta los enterramientos en el perímetro acotado es que la distancia media entre la superficie y la roca localizada es de 40 centímetros. Y una fosa de cadáveres siempre necesita al menos 1,5 metros de profundidad. El georradar había rastreado unos 1.000 metros cuadrados y localizó seis movimientos de tierra con posibilidades de que fueran fosas en un perímetro de 400 metros. Finalmente, un equipo de cinco arqueólogos peinó 276 metros cuadrados y extrajo 75 metros cúbicos de sedimentos.
No apareció ni la más mínima señal.
Antes incluso de que arrancaran las excavaciones, se localizó un impacto de bala en una roca al descubierto y los investigadores olían la emoción y el vértigo de asomarse al pasado de un mito. Sin embargo, el desánimo cundió a medida que las supuestas fosas se difuminaban. Tras un mes y medio la evidencia se impuso, pese a que la esperanza de encontrar algunos restos se mantuviera hasta el último respiro de las excavaciones.
Las fotografías de los trabajos muestran la arena del terreno escrutado que rodea al monolito erigido en recuerdo del poeta. En ellas se contemplan restos de un viñedo, los olivos históricos supuestos testigos del fusilamiento y sectores vallados donde la profundidad oscila entre los cinco y los 80 centímetros.
¿Y ahora qué? La pregunta resonó ayer en Granada pero la respuesta no será inmediata. Como casi todo proceso científico, la contestación se dilatará en el tiempo. Ahora comienza una labor metodológica de revisión de fuentes, documentos que aclaren por qué la mayoría de investigadores apuntaron a un lugar señalado en origen por Manuel Castilla, Manolo El Comunista. "Nos toca ver dónde está el fallo, pero a nivel interno. Hay que volverlo a estudiar todo y confirmar todas las teorías. Fundamentalmente, la comisión de investigación creada antes de instaurar el parque", opina Maribel Brenes, historiadora y presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada. Lo más "doloroso" fue comunicar a los familiares que habían solicitado la búsqueda que no se ha hallado nada, reconoció Brenes.
Los allegados del maestro Dióscoro Galindo se desmarcaron al final de la petición por discrepancias internas. Por su parte, la familia de Lorca,que no era partidaria de abrir la fosa, finalmente no se opuso y se reservó el derecho a identificarlo en el caso de que apareciera. Los herederos del poeta afirmaban que no deseaban que la exhumación se convirtiera en un espectáculo mediático.
Los investigadores no descartan que el cuerpo se encuentre en los alrededores del parque. Todas las posibilidades están abiertas, pero localizar los restos de Lorca, el maestro Dióscoro Galindo, los banderilleros Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, el inspector Fermín Roldán y el restaurador Miguel Cobo se presenta como un enigma de dimensiones extraordinarias. Descartada la tesis de historiadores como Ian Gibson, Brenes apunta a indagar en las teorías de investigadores como Eduardo Molina Fajardo, que señaló otros emplazamientos distintos del parque de Alfacar. "Hemos visto mapas militares de los años 40 con distintos barrancos", abundó Carrión.
La Junta no considera un "fracaso" esta intervención arqueológica. Es más, lo contempla como un "impulso" para seguir trabajando en la recuperación de la memoria histórica. Tras el informe arqueológico preliminar avanzado ayer, los técnicos formalizarán un estudio exhaustivo con las conclusiones para despejar más dudas. A continuación, Brenes presentará su informe para recomendar qué hacer y cómo ampliar las investigaciones. En cualquier caso, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada -a petición de familiares- será la que propondría a la Junta la apertura de nuevas fosas, pero siempre que se acredite con documentación historiográfica las sospechas de que el eureka puede saltar en una zona determinada. Tras el reciente fracaso en cuanto a la aparición de restos humanos, es obvio que los requisitos para autorizar una nueva excavación serán más exigentes. En este caso, la Junta de Andalucía ha concedido una subvención de 70.772 euros.
Mientras, los expertos descartan explorar otras fosas cercanas, como la del barranco de Víznar, porque se estima que alberga cientos de cadáveres de represaliados de la Guerra Civil y los sedimentos se han hundido debido a las corrientes de agua subterránea. La individualización de los cuerpos en este lugar de enterramientos sería aquí casi imposible. "Esto es cirugía, y para llegar a la fractura de un hueso no podemos dañar el músculo. La historia no se escribe en un día", subrayaba Francisco Carrión.
[Fuente: El País, Madrid, 19dic09]
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