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20jun11
Marcha de "indignados" en toda España
Los "indignados" lograron ayer su máxima demostración de fuerza a poco más de un mes de su surgimiento como nuevo actor político y social de España, con multitudinarias marchas en todo el país que superaron las 90.000 personas en Madrid y promediaron las 100.000 en Barcelona.
Con renovadas consignas contra el sistema político y financiero, y a pesar de que la temperatura superó los 32ºC en la mayor parte de la península ibérica, el movimiento que protesta contra la crisis económica y social del país, que hoy tiene cerca de 5 millones de desocupados, se movilizó en forma pacífica y buscó dejar en claro que consiguió sobrevivir al virtual levantamiento de las "acampadas" en la madrileña Puerta del Sol y otros espacios públicos del país.
Autoconvocados, como en otras ocasiones, a través de las redes sociales y de algunos medios masivos de comunicación que pasaron a apoyar la causa, los participantes del movimiento que apareció en la escena política el 15 de mayo pasado lograron desbordar como nunca antes la céntrica plaza de Neptuno, en la capital española, la vía Laietana y la plaza de la Ciutadella en Barcelona.
"De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste"; "Caminemos juntos contra la crisis y el capital"; "Es una estafa, no es una crisis", y "Parados [desocupados], moveos", fueron consignas que se repitieron en las diferentes marchas realizadas en todo el país, junto con el ya clásico "Que no que no nos representan", convertido ahora en la frase emblema de las multitudes contra una clase política salpicada por acusaciones de inoperancia y corrupción.
Sin embargo, y más allá de que las dos manifestaciones más numerosas del "19-J" tenían el objetivo común de demostrar la vigencia y la fortaleza del movimiento, ambas perseguían, además, diferentes metas específicas.
En Madrid, tal como los organizadores de la protesta anunciaron con creciente insistencia durante la semana pasada, la marcha basó su poder de convocatoria en denunciar públicamente el llamado Pacto del Euro.
Con esta denominación se conoce el acuerdo consensuado por los líderes de la Unión Europea para fijar metas de ahorro del gasto público y de déficit fiscal que, según temen muchos analistas, contribuirían a imponer un ajuste aún mayor a una España castigada por la virtual paralización de la actividad económica, la caída del consumo y un nivel de desempleo récord, que hoy roza el 21%.
En Madrid, la Coordinadora de Pueblos y Barrios en Lucha, una de las principales entidades organizadoras de la marcha, insistió en que los participantes renunciaran a exhibir cualquier tipo de identificación política, algo que fue cumplido por la mayoría de los asistentes, a excepción de los grupos antimonárquicos (que llevaron banderas de la Segunda República Española) y las agrupaciones defensoras de los derechos de la mujer, que acudieron con una bandera que rezaba: "La revolución será feminista o no será".
Algunos de los asistentes más radicalizados incluso leyeron un manifiesto en la concentración en el que se proponía convocar a una "huelga general" por fuera de las centrales obreras, una sugerencia que será evaluada en las asambleas barriales los próximos días.
En cambio, en Barcelona, si bien abundaron las protestas contra los grandes bancos y corporaciones financieras, la masiva convocatoria respondió en gran parte a una cuestión de honor. La imagen inquietante y bochornosa del piquete organizado el miércoles pasado por los "indignados" frente al Parlamento catalán, que dejó 45 heridos en enfrentamientos con la policía y seis detenidos por agresiones contra cinco diputados que pretendían ingresar al recinto legislativo, había encendido ese día una fuerte andanada de críticas y expresiones de censura contra el movimiento, que incluso hicieron presagiar su final.
Pero los simpatizantes del allí llamado "15-M" hicieron una fuerte campaña en los días siguientes para convencer a los "indignados" de esa ciudad, una de las más afectadas por la crisis española, de que los incidentes no debían manchar las "legítimas aspiraciones" de un fenómeno motorizado por "una causa justa" y que es "pacífico por naturaleza".
Por esta razón, ayer, los organizadores de la protesta, en especial desde la agrupación Democracia Real Ya, alentaron a los manifestantes a boicotear cualquier acción violenta dentro de la marcha a través de sentadas, cánticos y aplausos. No obstante, este recurso no fue necesario, ya que la marcha transcurrió en medio de un ambiente festivo y con una gran participación de asistentes de diferentes edades, lo que excedió al perfil de joven usuario de redes sociales que había predominado en la accidentada jornada del miércoles pasado.
El único conflicto real ayer fue el derivado de la guerra de cifras de asistencia. Mientras en Madrid la policía calculaba hasta 40.000 indignados en el recorrido total de la marcha, los organizadores daban cuenta de 150.000 participantes, una cifra que convertiría a la movilización en la más importante en la corta historia del movimiento.
En Barcelona las diferencias fueron aún mayores, ya que la policía local estimó una asistencia de 75.000 personas, mientras que los organizadores se atrevieron a triplicar esa cifra.
[Fuente: Por Adrián Sack, Madrid, La Nación, Bs As, 20jun11]
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