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29abr15
Texto de la interpelación del Diputado Joan Tardà sobre las víctimas republicanas de Mauthausen
-- DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO, (SEÑOR TARDÀ), SOBRE LOS ACTOS DE CONMEMORACIÓN DEL SETENTA ANIVERSARIO DE LA AUTOLIBERACIÓN DEL CAMPO DE EXTERMINIO DE MAUTHAUSEN, DONDE FUERON ASESINADOS MÁS DE SIETE MIL REPUBLICANOS DEL ESTADO ESPAÑOL, Y OTROS CAMPOS, ASÍ COMO DEL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. (Número de expediente 172/000306).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Pasamos a la interpelación urgente del Grupo Mixto, en concreto del señor Tardá, sobre los actos de conmemoración del setenta aniversario de la autoliberación del campo de exterminio de Mauthausen, donde fueron asesinados más de 7.000 republicanos del Estado español, y otros campos, así como del fin de la Segunda Guerra Mundial. Para su presentación y defensa tiene la palabra el señor Tardá.
El señor TARDÀ I COMA: Gracias, señora presidenta.
Señor ministro, presento esta interpelación dirigida a usted y a su Gobierno a raíz de la conmemoración del 70.° aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazis y de la finalización de la Segunda Guerra Mundial y una vez más expongo en este Congreso unos hechos que deberían ser reconocidos por el Estado español --que usted representa-- en forma jurídicamente válida y con el reconocimiento también jurídico de la participación de España en la persecución política que llevaron a cabo los países del Eje, Eje al que se enfrentó la Alianza que dio lugar posteriormente al nacimiento de Naciones Unidas. Mauthausen fue el campo de los perseguidos políticos y no solo de los republicanos. Era además un campo clasificado como de categoría III, es decir, de exterminio. Allí fueron asesinados y exterminados políticos de prácticamente todos los países europeos y de otros de fuera de Europa --en total más de cincuenta nacionalidades-- y miles de republicanos detenidos y recluidos como consecuencia de haber sido detenidos como miembros integrantes del Ejército francés a partir de junio de 1940, que fueron trasladados a campos de concentración donde se respetaba la Convención de Ginebra, pero que luego fueron deportados con el asentimiento de Franco, que comunicó a las autoridades alemanas que, fuera de las fronteras, no había españoles. Miles de republicanos también fueron detenidos por la Gestapo y enviados directamente a los campos y también está el caso del convoy ferroviario de los 927 civiles que se encontraban en el campo de Les Alliers, junto a la ciudad de Angulema. Repito, Franco no solo se desentendió, sino que pactó con Berlín la condición de apátridas, razón por la cual en Mauthausen, como usted sabe, los republicanos no fueron identificados con el pañuelo rojo de los presos políticos sino con el pañuelo azul de los apátridas. (Muestra un pañuelo azul con la letra S.--Aplausos). Esta es la realidad consecuencia del hecho de que las órdenes de deportación determinaban que los republicanos debían de ser desposeídos de su condición de prisioneros, en definitiva, una simbiosis de intereses entre el régimen franquista, interesado en que las autoridades alemanas le entregaran a Companys, Peiró y a otros altos dirigentes republicanos, y las autoridades alemanas interesadas en disponer de mano de obra esclava.
Como sabe usted, señor ministro, los testimonios de lo que allí pasó fueron tomados por oficiales jurídicos del III Cuerpo del Ejército de los Estados Unidos, entre los que hubo algunos que llegaron a dirigir posteriormente casos dirimidos en Núremberg, razón por la cual los republicanos del Estado español fueron reconocidos como víctimas por el tribunal y las sentencias de Núremberg. Y que, tantos años después, yo mismo --y perdonen la petulancia-- tenga que abrir esta interpelación recordándolo significa que en este Estado, nacido en el año 1978, Estado democrático, se desconoce que estos hechos tienen valor jurídico y un enorme valor simbólico. Lo afirmo rotundamente. Un Gobierno como el suyo, integrado en la Europa democrática, no puede desconocerlo y no puede limitarse a promover reconocimientos morales, como ocurrió ayer en la Comisión Constitucional, porque hablamos del gran atentado a la conciencia común de la humanidad que representaron el fascismo y el nacionalsocialismo, porque nos referimos a la extrema y sistemática crueldad ejercida por ambos regímenes, cuyos crímenes fueron llevados a los estrados de Núremberg, y su enjuiciamiento --y esto es realmente lo importante-- dio origen al actual derecho penal internacional, especialmente al tipo penal de los crímenes contra la humanidad, luego el Estado español debe corregir, y debería ser una buena ocasión en este año 2015 en que se conmemora el 70.° aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazis y del fin de la Segunda Guerra Mundial, en definitiva, señorías, señor ministro, corregir para homologarse a otros Estados que han reconocido a las víctimas jurídicamente y, repito, no como la proposición no de ley que se aprobó ayer en la Comisión Constitucional a propuesta del Partido Socialista, que se limita a reconocer un simple acto de homenaje y la concesión de unas condecoraciones. Esto es otro brindis al sol, otro acto estético desprovisto de contenido. No hay contenido real, pues, sin reconocimiento jurídico y sin justicia, todo homenaje resulta hueco; sin reconocimiento jurídico, las víctimas no existen. Antes de cualquier homenaje, el Estado español ha de asumir su propia problemática y poner fin de una vez por todas a la forzada invisibilidad que trata de imponer sobre los republicanos, víctimas del franquismo y del nacionalsocialismo.
Este año 2015, señor Wert, debería ser el momento en que se enterrasen todas las hipocresías y se enterrasen todas las maniobras de manipulación, cuando no de contrainteligencia, con las que se ha intentado evitar el reconocimiento jurídico y el acceso a la justicia de las víctimas de los crímenes del franquismo. Hace diez años --repito, hace diez años-- este mismo diputado, mediante una iniciativa de los republicanos catalanes, propició un debate en este Congreso, en el que se reclamó que el Estado español dilucidara sus responsabilidades respecto a los deportados, y voy a leerle, señor Wert, lo que se aprobó, textualmente. Dice así: «El Congreso de los Diputados abordará las medidas para establecer un adecuado reconocimiento y lograr la rehabilitación moral, jurídica y, en su caso, económica de las víctimas». Desde entonces nada se ha hecho en favor de las víctimas y mucho para entorpecer o impedir llevar ante los tribunales a miembros de las SS, asesinos de republicanos, y le pongo un ejemplo. La Fiscalía de la Audiencia Nacional, que sigue instrucciones del fiscal general del Estado, se ha opuesto, se opuso al avance de la única causa que ha existido en favor de los republicanos de los campos nazis en el Estado español. Me refiero al caso SS Totenkopf en la Audiencia Nacional que se abrió en el año 2008. Esta obstaculización pasará a engrosar los anales de la ignominia del Estado, que sí, en cambio, tendría que protegerlos, tendría que proteger a las pocas víctimas presentes y, sobre todo, a las víctimas ausentes, que es la gran diferencia que hay entre el Estado español y las otras democracias que finalmente sí hicieron todo ello.
Fíjese en lo que ha ocurrido hasta ahora. Felipe González, en el año 1995, se negó a asistir a los actos de liberación del campo de Mauthausen porque ondeaba la bandera republicana. Zapatero, en el año 2005 --hay que reconocerlo-- fue, pero esta visita --y me remito a todos aquellos que estaban presentes--, lejos de enmarcarse en el protocolo oficial del campo y en el acostumbrado por las víctimas, fue del todo improvisada y faltó al respeto a los supervivientes y familiares de las víctimas al intentar imponer la actual bandera monárquica a quienes llevan año tras año recordando los valores por los que murieron sus compañeros republicanos, y hay que reconocer --porque, si no, faltaría a la verdad-- que el Partido Socialista pidió disculpas. Luego las meras formalidades --digo meras formalidades porque el ministro Margallo ha anunciado que asistiría a los actos que se van a celebrar los días 9, 10 y 11 del próximo mes de mayo-- y el efecto escénico de las mismas corren el riesgo de convertirse en un verdadero oprobio sin previamente haber pedido perdón como Estado y haber reconocido como víctimas del franquismo, y después del nacionalsocialismo, a los más de 10.000 ciudadanos del Estado español que pasaron por los campos nazis. Estas meras formalidades han de ser la consecuencia del reconocimiento jurídico y no un acto aislado desprovisto de valor real, porque, de no ser así, estaríamos ante una gran frivolidad. Los miles de republicanos deportados --Mauthausen, Gusen, Dachau, Ravensbrück, Buchenwald--, de los que la mayoría fueron exterminados por distintos métodos --extenuados mediante trabajos forzados, gaseados, ahorcados, fusilados, apaleados--, estos miles de republicanos no fueron víctimas por azar, insisto, fueron víctimas por su condición de republicanos.
Transcurridos cuarenta años le planteo cinco cuestiones de forma rápida que ciertamente conformarán la moción que presentaremos a votación y sobre la que el resto de grupos tendrán que optar si votarla favorablemente o en contra, y si usted puede contestarme ahora, mejor, entendiendo que todo ello es un tanto improvisado por parte de usted. Primero, la solicitud de perdón por parte del Estado. Y no nos vengan diciendo que no puede ser porque el Estado democrático español no puede asumir responsabilidades porque nada tiene que ver con el Estado franquista. Desde el punto de vista del derecho internacional, este argumento es una aberración jurídica. La continuidad de los Estados es una cosa y sus regímenes son otra. ¿Acaso la Alemania actual tiene algo que ver con la Alemania nacionalsocialista? ¿Acaso la Francia actual tiene algo que ver con la Francia de Vichy? En cambio, Alemania y Francia han pedido perdón. Pues bien, al jefe del Estado actual, Felipe VI, le corresponde pedir perdón a las víctimas en nombre del Estado. Dos, reconocimiento jurídico de la condición de víctima de las personas que fueron internadas y asesinadas o que sobrevivieron y a sus familiares, y, como consecuencia del punto anterior, el desarrollo de todas las medidas necesarias para satisfacer las reparaciones morales y económicas a las víctimas.
Hay algo que a usted seguro que le interesa. No podemos permitirnos que las nuevas generaciones no sean conscientes de las grandes aportaciones de los republicanos que lucharon militarmente para ganar la Segunda Guerra Mundial y enterrar el fascismo.
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Señor Tardá, tiene que terminar.
El señor TARDÀ I COMA: . y tampoco pueden las nuevas generaciones desconocer el alcance de las responsabilidades de lo que significó la deportación de ciudadanos del Estado español gracias a la política del señor Serrano Suñer, que pactó, como usted sabe, con el señor Himmler --si se le puede decir señor a este personaje-- la condición de apátridas de los republicanos.
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Señor Tardá, tiene que finalizar.
El señor TARDÀ I COMA: Así pues, señor ministro, espero su respuesta con mucho interés y que en los próximos días los grupos parlamentarios empecemos a reflexionar sobre ello y podamos votar favorablemente una moción el día 12 para con las víctimas.
Muchas gracias. (Aplausos).La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor Tardá. Señor ministro de Educación, Cultura y Deporte.
El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Señora presidenta, señoras y señores diputados, señor Tardá, no es normal que usted y yo estemos de acuerdo sobre muchas cosas cuando nos enfrentamos en este hemiciclo, pero hoy lo estamos. Estamos de acuerdo en la abominación, en el horror, en la condena sin ningún género de paliativos y en la necesidad de restitución moral, simbólica, jurídica y política, de las víctimas de la barbarie nazi, y particularmente de aquellas que más cerca de nosotros se encuentran, que son las víctimas españolas de los campos de exterminio. Estamos de acuerdo en que es precisa la restitución, y no solo la restitución material y jurídica, sino también la restitución emocional y simbólica que supone --y enlazo con el último punto de su intervención-- que las generaciones siguientes, a través del proceso educativo, tengan cabal conocimiento de este episodio de horror histórico que fue el nazismo y de cuáles fueron sus consecuencias. En ese sentido, tengo que decirle que este Gobierno, como otros anteriores, ha tomado distintos tipos de iniciativas y desde este punto de vista no puede --en todo caso, en mi criterio, no es justo que se haga-- hablarse de una quiebra significativa, y ahí sí que hay una continuidad entre los Gobiernos.
El campo de Mauthausen y los distintos subcampos alrededor de él, particularmente el de Gusen, fueron conocidos a partir del primer convoy que en agosto de 1940 llegó allí, en el que iban españoles, como el campo de los españoles. En ese campo se escribieron conmovedoras historias de heroísmo, de resistencia, de honor por parte de muchos republicanos españoles que, como su señoría ha recordado, en algunos casos fueron deportados por las autoridades de la llamada Francia libre, del régimen de Vichy, y en otros o fueron detenidos como prisioneros de guerra porque estaban participando junto con el Ejército francés en la defensa de Francia, o directamente fueron hechos prisioneros por la Gestapo y conducidos a este campo, el cual fue el primero que recibió la calificación de campo de tipo III, es decir, el de las condiciones más duras y que los jerarcas del régimen nazi consideraban irrecuperables. En ese campo, efectivamente, murieron muchos españoles.
Hay un marco normativo general, como sabe perfectamente su señoría, de aplicación a los deportados, establecido por la Ley de Memoria Histórica, particularmente las declaraciones de reparación y reconocimiento personal que figuran en el artículo 4 --hasta ahora 1.655; durante el periodo de este Gobierno, 301--, y también, evidentemente, un reconocimiento de carácter general de la condición radicalmente injusta de todas las condenas y sanciones producidas por motivos políticos o ideológicos durante la guerra y la dictadura. Estoy de acuerdo con usted, señor Tardá, en que es particularmente duro y particularmente digno de condena el hecho de que, además del sufrimiento material que padecieron los deportados españoles, tuvieran que padecer esa especie de sufrimiento moral adicional que supone la pérdida de la identidad nacional cuando se los consideró apátridas. Ha mostrado usted el símbolo de la Amical de Mauthausen que reproduce efectivamente el distintivo que señalaba como apátridas a los españoles.
Tengo que decirle que desde el punto de vista de la reparación tanto jurídica como moral que se establece a partir de la ley, el Ministerio de Justicia tiene una labor importante, no solo en cuanto a propiciar esos reconocimientos e impulsar las distintas actividades que, también relacionadas con los deportados, surgen de la ley a la que me acabo de referir, sino también en el mantenimiento de una base de datos de los deportados que contribuye a un mejor conocimiento de la situación. El ministerio que me honro en dirigir tiene también un papel protagonista en este sentido. Estoy absolutamente persuadido de que su señoría está al corriente de que fue en el cuadro de investigaciones propiciadas y subvencionadas por el entonces Ministerio de Cultura cuando justamente, en las semanas anteriores a que se conmemorara el 60.° aniversario de la liberación de Mauthausen, se descubrió la impostura de Enric Marco, entonces presidente de la Amical de Mauthausen, y fue el trabajo de dos historiadores, Benito Bermejo y Sandra Checa, el que permitió no solo ese descubrimiento y lo que comporta de restablecimiento moral de las víctimas de ese campo, sino que han continuado trabajando con el apoyo del ministerio que dirijo --el último contrato se firmó en diciembre del pasado año 2014-- para actualizar esa base de datos de los deportados a los campos. Concretamente, con el contrato suscrito en el pasado mes de diciembre, la actualización de dichas bases de datos ha permitido identificar a 120 nuevos deportados sobre los que no había noticias y más de 2.000 nuevos datos sobre los 8.707 españoles que eran ya conocidos. (La señora vicepresidenta, Montserrat Montserrat, ocupa la Presidencia).
También plantea su señoría una serie de peticiones o demandas --imagino que las concretará en la moción consecuencia de interpelación que se presentará próximamente en esta Cámara-- para hacer más completo ese reconocimiento. Dependerá obviamente del planteamiento concreto que tenga --ya que, como su señoría ha reconocido, es muy difícil dar una respuesta en nombre del Gobierno sin conocer los detalles--, pero sí que le diría que estamos de acuerdo con el espíritu. En la medida en que los mecanismos de la ley permitan que se produzca ese triple reconocimiento de las víctimas --el reconocimiento jurídico, el reconocimiento moral y, en la medida que vaya aparejado, el reconocimiento económico--, va a tener con toda certeza el apoyo del Gobierno y del Grupo Popular.
En lo que se refiere al conocimiento por parte de las generaciones del horror del nazismo, en los distintos currículos está específicamente incluido con carácter transversal el conocimiento del holocausto y de los fenómenos vinculados a él. Sabe usted que este Gobierno --concretamente este ministro lo ha hecho-- ha participado, en todos los años en que se ha hecho la celebración, en la conmemoración del holocausto que han organizado sucesivamente el Congreso de los Diputados y el Senado y mantiene una actitud de permanente disposición y de permanente compromiso, en la parte que le toca, con lo que se corresponde más con los aspectos de restitución moral de las víctimas.
Uno de los primeros libros acerca de este periodo escritos por alemanes es La catástrofe alemana, de Friedrich Meinecke, al final de cuyas páginas hay una sentencia, una especie de juicio general sobre el nazismo, que a veces sorprende porque parece que es una condena de muy poco alcance ante el horror que el régimen aquel significó. Dice Meinecke: Esto no era necesario. Pero, si se ve en su contexto, se advierte que la conciencia del mundo civilizado ante aquel horror tiene que empezar por reconocer que un comportamiento tan contrario a los principios básicos del humanismo, tan contrario al derecho a la vida, tan contrario a la dignidad de las personas, tan cruel, tan desaforado, antes que cualquier otra cosa, no era necesario. Yo espero, señor Tardá, que seamos capaces de encontrar un terreno de acuerdo en esta cuestión, porque también me parece que en cuestiones como esta el desacuerdo no es necesario.
Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos).La señora VICEPRESIDENTA (Montserrat Montserrat): Muchas gracias, señor ministro. Tiene la palabra el señor Tardá.
El señor TARDÀ I COMA: Señor ministro, agradezco que tanto el tono que usted ha empleado como el mío hayan sido los utilizados en el día de hoy, porque estábamos acostumbrados a otro tono entre usted y yo, y esto es bueno siempre. Usted habla de acuerdo. El único acuerdo que ha habido hasta ahora es el que se produjo ayer en la Comisión Constitucional a propuesta del Partido Socialista, cosa que me duele en el alma: dar una condecoración a los supervivientes, unos 15 en todo el Estado español, con lo cual la prenda a pagar es ínfima. Toda la historia se resuelve con una condecoración y un homenaje a los 15 supervivientes. Creo que este no es el acuerdo. El acuerdo es hacer todo aquello que han hecho otras democracias, otras democracias que tuvieron el infortunio que tuvimos nosotros de sufrir pasados fascistas o totalitarios. Todas las democracias, tarde o temprano, lo han metabolizado pensando en las generaciones venideras, fortaleciendo los valores democráticos. ¿Cómo se ha hecho? Siguiendo los parámetros internacionales: verdad, reparación y justicia. Todo el mundo lo ha hecho igual. Solo hay una excepción, que es el caso español, luego ¿nos ponemos de acuerdo? Perfecto, pero, si no hay reconocimiento jurídico, no existen las víctimas. Creo que esto está consensuado internacionalmente. Usted es tan viajado como yo o quizá mucho más.
El listado de dolor es infinito, porque todos los ciudadanos internados fueron liberados, menos los del Estado español, que siguieron viviendo en condiciones de apátridas, acogiéndose a otras nacionalidades. Fíjese, los componentes de la Amical de Mauthausen --usted ha hecho referencia a ellos, algunos de ellos están aquí presentes-- estuvieron viviendo en la clandestinidad en la asociación que los agrupaba. Fíjese qué vergüenza, cómo nos debería pesar. Los que retornaron hicieron esta hermandad para reconocerse a sí mismos y desde el año 1962 hasta el año 1978 vivieron en la clandestinidad, los que retornaron, es decir, el dolor es inmenso. Luego si somos capaces de redimir este dolor y traspasarlo a las nuevas generaciones, creo que nuestra democracia saldrá muy fortalecida. En cambio, si lo hacemos por la puerta falsa, tenemos un problema, porque no podremos metabolizar las violencias presentes y las violencias futuras que por desgracia acechan si no somos capaces de metabolizar las violencias pasadas. Hoy día la academia lo ha demostrado, tenemos documentos del señor Serrano Suñer, que incluso sacó a dos ciudadanos catalanes de Mauthausen por su relación personal, intervino para sacarlos. La Administración española era consciente de lo que estaba ocurriendo. Tenemos cantidad de postales enviadas por los internos de Mauthausen censuradas por el Gobierno español, es decir, todo el mundo conocía lo que estaba ocurriendo. Hoy estamos en 2015, tenemos todas las pruebas por activa y por pasiva. Luego le cojo la palabra --no sé si se la debo coger mucho o poco--, pero no puede ser que el Gobierno español, cuando se traslade a Mauthausen los días 9, 10 y 11 --estarán allí los máximos dirigentes de muchos Estados democráticos, irán los pocos supervivientes, sus familiares, gente llegada de todo el mundo, lo mejor del antifascismo se concentrará en Mauthausen los próximos días--, no puede ir allí, sea de derechas o de izquierdas, con las manos vacías. No se puede ir a Mauthausen diciendo: vamos a darles una medalla y les haremos un homenaje. Esto no puede ser, al margen de la ideología política de usted, de la mía, de la de los compañeros socialistas o de la de los compañeros de otros grupos parlamentarios. Es una gran oportunidad. No se puede desaprovechar. De manera que haga usted lo que pueda, por favor, haga usted lo que pueda.
La moción se va a dilucidar veinticuatro horas después de que el ministro Margallo retorne --al parecer se ha comprometido a ir-- de Mauthausen. Sería bueno que no tuviéramos que esperar a la moción y que el Gobierno anunciara que presentará un proyecto de ley, porque --termino, señora presidenta-- no olvide una cosa, algo de bachillerato, y es que los reconocimientos jurídicos solamente se pueden promover mediante una ley. Luego lo que debería hacer el Gobierno es comprometerse a presentar un proyecto de ley para el reconocimiento jurídico de las víctimas, de donde colgarían las reparaciones morales y, en su caso, económicas, que fue lo que se aprobó aquí en el año 2005.
Muchas gracias.La señora VICEPRESIDENTA (Montserrat Montserrat): Muchas gracias, señor Tardá. Para concluir el debate, tiene la palabra, en nombre del Gobierno, el señor ministro de Educación, Cultura y Deporte.
El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Señora presidenta, señoras y señores diputados, señor Tardá, en primer lugar, ignoraba la presencia de representantes de la Amical de Mauthausen, a quienes saludo con todo afecto.
Tengo ante mí (Muestra una fotografía) --no sé si a esta distancia una foto se puede ver-- unas de las fotos más significativas que existen de la liberación, creo recordar que el 5 de mayo de 1945, por parte de las fuerzas americanas del campo de Mauthausen. En ese campo, una enorme pancarta decía: Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras. Probablemente por desconocimiento por parte de los internos de si iban a ser los rusos o los americanos quienes finalmente liberaran el campo, está en inglés y en ruso. Como he dicho antes, en este campo de los españoles se han escrito enormes historias de heroísmo que es importante que las generaciones conozcan, como el de la famosa escalera de Mauthausen, con sus ciento ochenta y seis peldaños, que tenían que subir los deportados cargados con pesadas piedras a sus espaldas y, al final de ella, los españoles decían: una victoria más. Era, probablemente, el grupo que mantenía una mayor confianza, una mayor fe en la victoria final sobre el nazismo, la victoria final de los aliados. Al conocimiento de ello tengo que decir que el Ministerio de Cultura, con el patrocinio de la investigación de Benito Bermejo y de Sandra Checa, ha contribuido significativamente con la publicación en 2006, tanto en versión electrónica como en papel, del libro memorial Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), que se distribuyó a todos los ayuntamientos españoles con un determinado número de población, así como todas aquellas iniciativas posteriores de actualización a las que me he referido, que en el campo del ministerio que presido son, evidentemente, las más importantes junto con las de tipo educativo. Pero, por lo que se refiere a la petición que hace el señor Tardá respecto al reconocimiento jurídico, en la medida en que ese reconocimiento jurídico no venga ya determinado por la aplicación de la ley del año 2007, estoy seguro, y así me consta por las conversaciones con los distintos responsables y también con el Grupo Popular, que encontrarán el eco que tengan que encontrar si son necesarios para llevar a su compleción ese reconocimiento. Creo que la presencia del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación en las conmemoraciones de los días 9, 10 y 11 de mayo simboliza y marca claramente la naturaleza del compromiso que tiene este Gobierno con ese obligado reconocimiento y esa obligada rememoración de un episodio realmente tan tremendo, tan abominable de la historia. Al mismo tiempo, tengo que decir que a lo largo de los últimos prácticamente cuarenta años han sido muchos y progresivos los elementos de reconocimiento que Gobiernos de distinto signo político han ido incorporando al ordenamiento jurídico.
Es cierto, tengo que reconocerlo con usted, que cada vez van quedando menos víctimas directas y por ello, quizá, los reconocimientos sucesivos llegan más tarde, pero no le quepa duda, ni a quienes participan en movimientos de apoyo y solidaridad con estas víctimas, que la voluntad del Gobierno --como estoy seguro que de la práctica totalidad de los grupos de esta Cámara-- es que ese reconocimiento sea lo más completo, efectivo y próximo en el tiempo.
Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos).La señora VICEPRESIDENTA (Montserrat Montserrat): Muchísimas gracias, señor ministro.
[Fuente: Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, Pleno y Diputación Permanente, Núm. 277, 29abr15, pp. 37-42]
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