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04may20
El BdE avisa a Sánchez de la "vulnerabilidad" de las finanzas públicas y pide un plan para reducir el déficit
La crisis del coronavirus que amenaza las rentas de hogares y empresas va a poner más aún de manifiesto el desequilibrio que arrastran las cuentas públicas de España y su vulnerabilidad ante la dimensión de un hundimiento económico hoy por hoy desconocida.
La respuesta del Gobierno a la pandemia disparará el déficit público a niveles de dos dígitos y situará la deuda en el registro histórico del 115% del PIB, según coinciden en señalar el propio Ejecutivo y el Banco de España. Por este motivo, el organismo supervisor reclama al presidente Pedro Sánchez que diseñe un "programa de consolidación fiscal y de reformas estructurales" para ponerlo en marcha de manera inmediata cuando la situación vuelva a la normalidad.
"Consolidación fiscal" es el eufemismo que se utiliza a nivel económico para referirse a ajustes, que solo pueden hacerse elevando los ingresos públicos (es decir, aumentando impuestos) o recortando el gasto que sea menos productivo y reste competitividad al país.
El Banco de España también aprovecha su último informe de estabilidad financiera, publicado este lunes, para pegar un tirón de orejas al Gobierno al recordar que en 2019 -a pesar de que la economía mantuvo su crecimiento- el déficit público se elevó hasta el 2,8%, y recuerda que las mejoras de los últimos seis años han estado principalmente vinculadas al incremento del PIB y a la reducción de los tipos financieros en Europa. De esta forma, advierte de que el déficit estructural de la economía -ajeno al ciclo económico- se encontraba a finales de 2019 en el "elevado" entorno del 3%. Es decir, el Estado gasta de manera habitual mucho más de lo que ingresa.
"Los elevados niveles de déficit estructural de partida y los aumentos de deuda pública que previsiblemente se alcanzarán, unidos a los retos para las finanzas públicas que se derivan del envejecimiento de la población, ponen de manifiesto la vulnerabilidad de las finanzas públicas españolas ante posibles perturbaciones adicionales en la actividad económica, en los costes de financiación o en el sentimiento de los inversores", señala el informe del regulador financiero.
Los avisos del organismo que dirige Pablo Hernández de Cos no son gratuitos. De hecho, su análisis avisa de que el fuerte incremento de las necesidades de financiación por parte de los países para hacer frente al Covid ha tenido ya un primer reflejo en las primas de riesgo soberanas. Este indicador, viejo conocido de la economía española, mide el sobrecoste que paga un país por su deuda frente a Alemania, considerada por los inversores mucho más solvente. Desde febrero, la prima española se ha disparado en 64 puntos básicos con respecto a la economía germana y supera los 130 puntos.
Sólo la batería de medidas de liquidez puestas en marcha por el BCE han aliviado esta situación. "En los mercados financieros de la Unión Económica y Monetaria (UEM), las primas de riesgo soberanas se han ampliado, aunque de forma moderada por la acción del BCE. Este movimiento es reflejo de las perspectivas acerca del impacto negativo de la crisis sanitaria sobre los déficits públicos, así como del clima general de incertidumbre y de la mayor aversión al riesgo de los inversores", avisa.
Por este motivo, el Banco de España considera imprescindible que a corto plazo se mantenga este apoyo y se produzca una mayor respuesta por parte de las instituciones europeas con la activación de fondos como el Mede o uno particular para la reconstrucción, como pide Sánchez. "Entre otros posibles nuevos instrumentos que pudieran ser requeridos, debe darse en todo caso prioridad a aquellos que refuercen la capacidad del conjunto de la UE para favorecer unas condiciones de financiación adecuadas con las que sufragar los cuantiosos costes de la crisis, así como de la reparación de la capacidad de crecimiento de todos los Estados miembros dañada por la pandemia", apoyan el banco central español.
"Una crisis transitoria"
La previsión del regulador es que la crisis económica que azota a todo el planeta tendrá un carácter "transitorio", si bien una falta de respuesta por parte de las administraciones puede convertir sus efectos en "permanentes" con la desaparición de empresas y el consiguiente incremento de los niveles de paro.
España llega a la crisis del coronavirus en mejores condiciones financieras que en 2008, con los hogares y las empresas mucho menos endeudados y los bancos más saneado para servir de colchón, como propone el propio regulador, y convertirse "en elementos claves de la respuesta a la pandemia".
"Las empresas españolas afrontan esta perturbación con una posición financiera más favorable que antes de la crisis financiera global, pero existen segmentos vulnerables. Las sociedades no financieras españolas han reducido sustancialmente sus niveles de endeudamiento en los últimos años. Sin embargo, la magnitud del shock es muy significativa y persisten segmentos del sector corporativo español con una posición vulnerable", advierte con la mirada puesta en el gran peso del sector turístico y hostelero en el PIB nacional.
En relación a los bancos, el regulador advierte de que llegan a la crisis con una baja rentabilidad por el escenario prolongado de tipos bajos en Europa y una capacidad de generar beneficios bastante inferior a la que tenían en el año 2008. No obstante, sus niveles de solvencia han sido reforzados tras el endurecimiento regulatorio de los últimos años y, hoy por hoy, podrían hacer frente al incremento de la morosidad esperado tanto por parte de hogares como de empresas.
"Se estima que la liberación de colchones permitida por la respuesta prudencial a la crisis sería suficiente para cubrir un aumento de la tasa de morosidad de alrededor de 8,2 puntos, que se eleva significativamente cuando se añade el efecto positivo de las moratorias y del programa de avales a empresas comprometido por el Gobierno. La suma de todos estos recursos de capital podría cubrir un volumen de pérdidas equivalente a casi dos veces el volumen actual de crédito dudoso en el sistema", concluye el informe.
En este sentido, el regulador prevé que los impagos comiencen por los créditos al consumo tras el fuerte incremento en este segmento registrado en los últimos años. De persistir la crisis, el supervisor cree que estos impagos se irán extendiendo al pago de suministros básicos para llegar, en último término, a las letras de las hipotecas.
[Fuente: Por Víctor Martínez, El Mundo, Madrid, 04may20]
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