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07abr20


La crisis golpea los negocios y se lleva por delante 122.240 en un mes


España pierde empleo y tejido empresarial a un ritmo desconocido. Y lo hace a la misma velocidad con la que se propaga el coronavirus, como un rayo. Marzo pasará a la historia como un mes negro para la afiliación. En menos de quince días la crisis sanitaria erosionó el mercado de trabajo y ha dejado abierta una herida cuya profundidad hoy nadie sabe aventurar cuál será. Casi un millón de puestos de trabajo se perdieron en tan solo 14 días en el tercer mes del año, en el que se contaron por miles las regulaciones temporales de empleo, que afectan ya a cerca de tres millones de trabajadores. Golpeados por la crisis a los que el ministerio que dirige Yolanda Díaz insiste en no llamarles parados mientras los asimila a los perceptores de una baja por maternidad o paternidad. Una forma de no contabilizarlos en la estadística y de evitar que el paro se sitúe en el entorno de los cinco millones porque la realidad es que no trabajan, no cobran su sueldo y perciben una prestación por desempleo.

Ya se conoce, por tanto, cómo ha evolucionado el empleo, y la estadística refleja también ya cómo lo hicieron las empresas en el fatídico marzo. Las cifras de la Seguridad Social reflejan que se destruyeron 122.240 empresas en España, la mayor caída de la historia en un mes de marzo, lo que deja el número total de empleadores en 1.367.493, la cifra más baja desde 2013, uno de los años más duros de la crisis.

Marzo rompió la tendencia, tanto del empleo como de la creación de empresas, que hasta entonces continuaban creciendo pese a una fuerte desaceleración en la que ya había entrado la economía. El día 12 fue el punto de inflexión, cuando comenzó a destruirse trabajo y tejido productivo; también autónomos. Todo el proceso se agudizó después del 14, cuando el presidente del Gobierno decretó el estado de alarma. En 15 días se perdieron más de 40.877 autónomos. Un mazazo para el colectivo más débil, que mantiene sus negocios cerrados a cal y canto mientras las facturas se acumulan y la Seguridad Social y Hacienda llama a sus puertas.

No tienen ingresos y durante la crisis del coronavirus las empresas no podrán hacer extinciones objetivas por causas de fuerza mayor, técnicas, económicas, organizativas y de producción asociadas al Covid-19. Así lo decidió el Gobierno después de decretar el estado de alarma. «Nadie puede aprovecharse de esta crisis sanitaria, no puede usarse el Covid-19 como excusa» para despedir, explicó la titular de Podemos, que sembró unas dudas que han sido muy mal encajadas por las organizaciones empresariales. Su objetivo es intentar que los ajustes de plantilla se canalicen a través de los ERTE, de forma que los empleos o las jornadas solo queden suspendidas durante la crisis sanitaria, en la que se han impuesto a las empresas los permisos retribuidos. Una vez que concluya la alerta sanitaria el empresario estará obligado por ley a mantener seis meses el empleo.

Las patronales han avisado al jefe del Ejecutivo desde las páginas de ABC de que la rigidez laboral es uno de los principales riesgos para mantener el empleo y que restringir el despido por decreto es una trampa para los que generan puestos de trabajo. Los empresarios lanzaron un SOS al Gobierno para que se vuelque, sobre todo, con pymes y autónomos, suspenda las cotizaciones y el pago de impuestos. «Lo han hecho ya 22 países europeos y 15 comunidades», avisó el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Actividad paralizada

Todos los gobiernos se han volcado en ayudar a sus tejido productivo en esta crisis, también lo ha hecho el Ejecutivo de coalición, aunque el alcance de sus medidas es considerado escaso por la clase empresarial, que debe mantenerse a flote sin ingresos y con su actividad paralizada o muy limitada.

El pasado sábado Sánchez decretaba una nueva prórroga del estado de alarma. Ese mismo día la CEOE hacía público un comunicado en el que confiaba en que el nuevo plazo sirviera para acelerar la salida de la crisis sanitaria, pero avisaba también de que «podría hacer más profunda la recesión económica en la que ya estaban muchos sectores y empresas, especialmente pymes y autónomos a causa de la caída drástica de la oferta y la demanda de bienes y servicios por imposición legal».

[Fuente: Por Susana Alcelay, ABC, Madrid, 07abr20]

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