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28sep18


El abogado de Puigdemont visita sin éxito a los presos para que se sumen a su estrategia


Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont, visitó en agosto a la mayoría de políticos catalanes presos por el procés para intentar que lo contratasen como abogado y abandonaran a sus letrados. Fuentes conocedoras de estos encuentros detallan el malestar que ha creado en las defensas de Junqueras, Rull, Turull, Cuixart, Sánchez, Forcadell... este movimiento. Boye -que niega que ese fuera su objetivo- no logró reclutar a ningún nuevo cliente por lo que las diferencias entre Puigdemont y Junqueras siguen siendo insalvables.

Visita por las prisiones

El pasado mes de agosto y discretamente, Boye hizo una ronda por las cárceles catalanas en los que está cumpliendo prisión preventiva los presos del procés. El polémico abogado -que cumplió condena por colaboración con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla y que, entre otros, defiende a Sito Miñanco y a Valtonic fue el ideólogo de la fuga de Puigdemont, Comín, Serret y Ponsatí al extranjero. Después de que el juez Llarena retirase las euroórdenes contra ellos se ha quedado fuera del caso del procés, un altavoz mediático de primer orden y cuyo juicio está previsto para enero.

Frente a estos, otros políticos optaron por quedarse en España y asumir las consecuencias. Simplificando, Boye optó por una defensa política y los otros por una defensa jurídica afrontando las consecuencias y buscando la absolución y la menor pena posible. En agosto, y después de que los presos fuesen trasladados a cárceles catalanas, visitó allí a los presos.

"Les decía que era bueno que hubiera más abogados porque así habría más palabras en el juicio. Les planteaba otras cosas y eso generó mucha inquietud en los presos y en las defensas", explica una fuente conocedora de estos encuentros y que pide el anonimato. Al menos de momento, Boye no ha conseguido captar nuevos clientes.

Contacto roto con Boye

La incursión de Boye ha generado un enorme malestar en las defensas por la puñalada laboral que supone intentar robarle el cliente a un compañero. Pero además tiene un trasfondo político. Oriol Junqueras, que era vicepresidente del Gobierno catalán, va a cumplir un año preso y se siente traicionado por Puigdemont, con el que ha roto todo contacto. Aunque formalmente ERC y PDeCAT caminan de la mano en la reivindicación de los presos, en la trastienda la relación está muy deteriorada. Con su maniobra, Boye ha echado sal en la herida. En julio, Boye ya deslizó en una entrevista al diario 'Vilaweb' que los abogados de los presos podrían buscar pactar con la fiscalía, algo que consideró un error.

Gonzalo Boye niega a este diario que ese fuera su propósito. "He estado visitándolos en múltiples veces pero no con ese objetivo sino por cuestiones muy distintas", ha asegurado.

El procedimiento en el Supremo se dirige a ritmo lento hacia el juicio oral. Acabada la fase de instrucción, que corrió a cargo del juez Pablo Llarena, y superadas tras la decisión de la Sala del 61 las recusaciones contra los miembros del tribunal que debe juzgar a los procesados por rebelión y malversación, el objetivo del alto tribunal es celebrar la vista oral en enero, tras las Navidades. En el banquillo de los acusados no se sentarán ninguno de los defendidos por el equipo legal de Puigdemont. Dirigen, eso sí, la demanda civil presentada en Bélgica contra Llarena y han anunciado nuevos frentes internacionales.

[Fuente: Por Rafael Méndez y Beatriz Parera, El Confidencial, Madrid, 28sep18]

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