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20nov17
El autor del 'Espanya ens roba' adivinó todo el 'procés': "Es un culto mesiánico previsible"
Alfons López Tena (Sagunto, 1957), notario, exdiputado del Parlament y exmiembro del Consejo General del Poder Judicial, autor del célebre eslogan 'Espanya ens roba', es la persona que más ha dado en el clavo sobre lo que ocurriría en Cataluña tras el referéndum del 1 de octubre. Lo hizo en una entrevista a este diario, en la que su análisis, crudo y contundente, resultó profético. "Solo espero que no me quieran convertir en la bruja Adelina, aquella vidente que tenía Jordi Pujol. O en la mujer de Puigdemont, que también tira el tarot", dice con sorna.
PREGUNTA. ¿Le ha sorprendido algo en este mes y medio?
RESPUESTA. No, nada.
P. ¿De verdad?
R. Francamente no. Cuando conoces la mentalidad de los distintos actores, que en este caso es fundamentalmente el pueblo catalán, pues te puedes equivocar como cualquiera, pero sueles acertar sobre cómo reaccionarán ante los hechos que se van produciendo. Y desde el 1 de octubre no ha habido nada más que confirmación del patetismo.
P. ¿Continúa pues el 'procés'?
R. El 'procés' está aquí para quedarse, el 'procés' es eterno. Mientras el resto de pueblos de Europa y el mundo iban consiguiendo la independencia, primero el autogobierno dentro del estado en el que estaban, como hicieron Hungría o Grecia, y luego la escisión, los catalanes se pasaron 150 años para conseguir un régimen de autogobierno dentro de España. Siglo y medio reclamando la autonomía. Pues ahora pasarán 150 años reclamando la independencia. Sin conseguirla, esa es la diferencia.
P. Usted dijo que solo la violencia podría cambiar el guion tras el 1 de octubre. Bien, parece que hubo violencia.
R. No, no hubo violencia. Antes de entrar en este asunto, debemos entender que en estos siete años de 'procesismo' entre Convergència y Esquerra todo lo han convertido en una parodia, en una farsa. El derecho a la autodeterminación lo han convertido en la parodia del derecho a decidir, que no significa nada. El referéndum fueron dos 'butifarradas', en 2014 lo admitieron y ya verá como ahora lo reconocerán igual. También han convertido la DUI en una parodia y ahora están convirtiendo en parodia algo mucho más grave, que es el concepto de preso político y de exiliado. Porque estos ni son presos políticos ni son exiliados.
Dentro de está dinámica de destruirlo todo para convertirlo en una burla está el hecho de decir que España es franquismo. Se nota que ellos no lo combatieron. Muchos, por temas de edad, pero otros porque no quisieron. Empezando por Artur Mas. Yo lo hice y soy un poco más joven que Mas. No sé si yo en el Parlament me habría contenido como hizo [Joan] Coscubiela. Es insultante. Esta gente no sabe qué es luchar contra una dictadura porque vienen de familias que no lo hicieron. Es un insulto a la gente que sufrió cárcel real, exilio real y ejecuciones reales. Disculpe, pero este tema me enciende.
P. Estaba explicando por qué el 1 de octubre no hubo violencia.
R. Decía que en ese discurso de que España es Franco y ahora este delirio último de que la Comisión Europea es nazi, viene eso de "oh, nos apalearon el 1-O". No, lo que hubo fue una actuación policial ordenada por los jueces en la cual debían impedir unos actos prohibidos por el Tribunal Constitucional, como pasaría en cualquier Estado de derecho. Ante eso hubo una que dijo que le habían roto los dedos, que luego resultó falso, y otros que fueron al hospital por ataques de ansiedad. ¿Era un Estado fascista cuando una mujer perdió un ojo en una manifestación de 2012 por una pelota de goma lanzada por los Mossos d'Esquadra? ¿O cuando murió un hombre en el Raval tras ser reducido también por 'mossos' [año 2013]? Cuando decía violencia, me refería a enfrentamientos en las calles con heridos graves y muertos.
P. Los hechos del 1 de octubre sí han potenciado cuanto menos el fervor independentista. ¿O ni eso?
R.- La clientela 'procesista' es victimista, porque es lo que quiere. Sentirse víctima para sentirse superior moralmente. Por tanto, cualquier cosa que haya la cogerán por esa vía y si no se la inventarán. Habría pasado exactamente lo mismo sin la intervención policial.
P. Usted dijo que el catalán desea la independencia pero no la quiere. ¿Las protestas masivas de las últimas semanas le han quitado la razón?
R. ¿Por qué? ¿Por participar en una comedia el 1 de octubre como hicieron el 9-N? ¿Porque van de procesión de tanto en tanto? Pues que continúen yendo, llevan así siete años. Que sigan 70 años más. O 700.
P. ¿Qué debería hacer entonces la gente?
R. La independencia de un país no es una ideología, es un proyecto político. No pongo en duda que Puigdemont o Junqueras o Mas o la ANC y Òmnium sean independentistas, pero su independentismo consiste en declararlo, igual que toda la gente que les sigue, que no les pide cuentas nunca. ¿Qué han hecho para conseguirlo? ¿Qué ha hecho la CUP? ¿Qué han hecho en las comisiones parlamentarias estos cinco años, en los gobiernos, en las entidades que han creado regadas de abundante dinero público? No digo manifestado, digo hecho. Se lo respondo: nada. Si proclamas una república no es muy normal irte de fin de semana como hizo Puigdemont. Ese día hicieron el trilero, como siempre, y engañaron a muchos, a mí mismo hasta que leí el texto. Ni siquiera hicieron el acto simbólico de bajar la bandera española del Palau de la Generalitat.
P. Y esto que parece tan evidente, ¿el votante independentista no lo ve?
R. No. A mí me costó entender cómo es la mentalidad catalana, especialmente la 'procesista', y no crea que fue un descubrimiento agradable. Me lo hicieron entender los analistas del campo soviético y sus satélites, Polonia, Yugoslavia y los disidentes de la URSS. Eso de que se crea una mentira y se mantiene de manera permanente y continua. Christa Wolf, una disidente de Alemania Oriental, tiene una frase que dice: "Ninguna mentira es demasiado obvia para el pueblo si esta se acomoda a su deseo secreto de creer en ella".
P. Si el pueblo catalán lo que desea es creer, hablamos de una religión.
R. Hace tiempo que lo es. Una religión en el sentido de culto mesiánico. Lo del pueblo oprimido lo han dicho siempre, el 1-O no ha cambiado nada. El 'procesismo' actúa como un culto milenarista, en el cual hay que tener confianza ciega en el profeta porque tiene una relación mística con la verdad, en este caso con el pueblo. En Cataluña el profeta es colectivo, va cambiando. Recuerde aquel cartel que se le hizo a Mas en 2012 porque él encarnaba la voluntad del pueblo. Los Jordis hoy son santos. Hay santos que llegan y otros que se van. Es una confianza ciega en la autoridad, porque es la autoridad la que tiene la condición mística y a esa no hay que molestarla ni pedirle cuentas ni preguntar nada porque sabe cosas que tú no sabes y debes confiar porque lo hacen por tu bien.
P. ¿Cómo diantre se ha construido ese supuesto culto mesiánico?
R. Con la propia mentalidad catalanista. El pujolismo siempre fue así. O recuerde la frase de Lluís Companys: "Volveremos a luchar, volveremos a sufrir, volveremos a vencer". Siempre somos los buenos y llegará un momento en que la luz celestial bajará a la Tierra y nos salvará. Ahora quien más encarna esto es Junqueras en dura competencia con Puigdemont. Es como el cristianismo, que era un culto mesiánico que esperaba la segunda llegada de Cristo. "Hay que hacer esto y venderlo todo para vivir conjuntamente porque la segunda llegada de Cristo es inminente", decían. Y cuando Cristo no llegó pues ya se institucionalizó como religión, pero sin perder nunca ese horizonte mesiánico.
Eso era la Lliga Regionalista [1901-1936] y fue el pujolismo [1980-2003]. En esos trasfondos se suelen producir repuntes como ahora, cuyo planteamiento es "estamos mal, pero veréis que si hacemos todo lo que tenemos que hacer, que es fundamentalmente someternos y obedecer lo que nos digan nuestros pastores, volverá el rey don Sebastián y restablecerá el imperio portugués, o el rey Arturo volverá de la cueva y los antiguos guerreros y sus rebaños saldrán de la tierra de los ingleses, o saldrán los no creyentes de la tierra de los judíos". Es una historia muy estudiada, por eso lo que está pasando es tan previsible.
P. No sé qué ganan Puigdemont y Junqueras liderando un culto que no va a ninguna parte y que les puede reportar hasta 30 años de cárcel.
R. Fíjese que algunos miembros de la banda ya han empezado a hablar. ¿Y qué dicen? Que no había nada preparado. Luego viene la excusa. "Oh, claro, es que no podíamos porque en España son nazis". Pero la cuestión previa es que no había nada preparado. ¿Entonces de qué va esta historia, hablamos en serio o no? Como ellos son unos trileros y han jugado de farol siempre, pensaban que la otra parte jugaba de farol. Y pensaban que lo de La Caixa o Planeta o el Sabadell, que eran los únicos que habían dicho públicamente que se irían de Cataluña, era solo una amenaza. Y que cuando el Estado les decía "no lo permitiremos, actuaremos penalmente", era un farol. Pensaban que esto era una partida póker y han visto que no.
P. Pues hay que ser muy ingenuo.
R. Son gente muy incompetente, ese detalle es capital en esta historia. Por eso han llegado a este punto de jugarse penas tan graves de prisión. Muchos en el Govern vienen de ser alcaldes de pueblo, lo único que quieren es que su gente les dé besos en la calle. Por eso el día siguiente se fue Puigdemont a Girona. O cuando reventó en el último minuto un acuerdo con el Gobierno para convocar elecciones porque no quería que a sus hijas las insultaran en la escuela. Esa es la mentalidad.
P. Puigdemont en Bélgica. No me dirá que eso también se lo esperaba.
R. Bueno, es la parodia de los gobiernos en el exilio, que han existido cuando has sufrido una invasión militar nazi, soviética o cuando el golpe militar a la República española. Por eso estuvo el Gobierno polaco en el exilio en Londres o el español en México, o el propio catalán en el exilio tras la Guerra Civil. Pero esto de Bruselas son cuatro 'consellers' de quita y pon que un día están ahí y el otro en Barcelona. Eso no es un Gobierno en el exilio, es un Gobierno a la fuga. Si ejerciesen de Gobierno legítimo como dicen que son, estarían todos allí trabajando, tal como hizo la República. Compare.
P. Es un hecho que la Generalitat ha encajado el 155 bastante bien.
R. Los funcionarios y políticos franceses que estaban en el gobierno cuando se instauró el régimen de Vichy dimitieron, algunos se fueron a Londres y de ahí vino De Gaulle. ¿Qué hacen los altos cargos de ERC y Convergència todavía en la Generalitat? ¿Qué hace el hermano de [la diputada de la CUP] Mireia Boya aún de director general? [Jusèp Maria Boya es director de la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural desde julio de 2017]. O sea, tienes una Generalitat intervenida en la que han cesado al Govern y a los cargos de confianza, que son todos socios, cuñados y hermanos, y sigues yendo a trabajar sin ningún reparo para el 'Estado fascista y franquista'. Pues ahí los tiene.
P. ¿Cuál es la perspectiva judicial?
R. Puigdemont y Junqueras tendrán penas de prisión casi seguro, pero es imposible saberlo. Dentro de los delirios de esta gente está que la Justicia española está a las órdenes del Ejecutivo y eso es mentira. Yo he estado siete años en el Consejo General del Poder Judicial y evidentemente el Ejecutivo quiere influir, aquí y en todas partes, pero la judicatura española es independiente. Eso en Cataluña no lo han entendido nunca y de ahí viene que Puigdemont exigiera de inicio inmunidad judicial y excarcelación de los Jordis cuando negoció con Rajoy con la mediación de Urkullu. Eso el Ejecutivo es imposible que lo pueda garantizar.
P. Cada vez que el independentismo parece más dividido, ahí está la Justicia para encarcelar o el Gobierno para aplicar el 155 y volver a poner prietas las filas soberanistas.
R. Mírelo desde otro punto de vista. Los 'procesistas' son victimistas, son adictos a sentirse superiores moralmente. Pero con esta sobredosis que se les está suministrando quedarán entrampados. Fíjese que ya no gritan "independencia", ahora dicen "libertad para los Jordis". Ya no dicen "DUI", dicen "amnistía y libertad". Madrid no es tan idiota, les está mandando hacia una vía muerta para que su reivindicación no sea política sino un puro sentimentalismo. ¿Cómo se daban satisfacción moral hasta ahora? En manifestaciones en las que gritaban "independencia" con banderas esteladas. ¿Vio algo de eso en la última manifestación? No, gritaban "libertad" y encendían la luz del móvil.
P. Entiendo que al independentismo que usted defiende todo esto le ha hecho mucho daño.
R. El independentismo está destruido, muerto. Ha quedado absorbido por el 'procesismo'. Tras una derrota de este nivel no hay opción, y luego cualquier paso que quieras dar ha quedado desacreditado ante Europa por esta pantomima. Es más, esto de exclamar que la voluntad del pueblo está por encima de la ley, que la democracia significa que los jueces no tienen nada que decir, que todo el que no sostenga eso es un enemigo del pueblo y cualquiera que pida explicaciones un traidor, un vendido. Todo eso Europa lo ha vivido hace poco cuando vio que Marine Le Pen podía ganar las elecciones francesas, cuando la gente votó Brexit y luego cuando Trump salió presidente de Estados Unidos.
Y ahí es cuando esos discursos que se hacen en Cataluña, el resto del mundo los escuchó y dijo "ah, pero si es lo mismo". El eslogan de campaña de Le Pen es el mismo que el de Mas, ellos son la voluntad del pueblo. En el mundo Obama, entre 2008 y 2012, Cataluña tuvo una ventana de oportunidad para ser independiente. Lo de votar se veía con simpatía y España estaba en una posición muy débil. Ahora ya no. Así que se acabó la historia.
P. ¿Qué nos deparan estas semanas de campaña electoral rumbo al 21-D?
R. Habrá tres grandes bloques. Uno el de los 'procesistas', con ERC, Convergència y CUP, que irán por separado bajo el discurso 'llibertat, amnistia, estatut d'autonomia'. Lo de recuperar las instituciones, el "si no nos votáis a nosotros, volverán aquellos", y ahora también lo de que España es fascista y Europa es nazi. Años setenta. Ese discurso cohesiona para las elecciones, pero a la que se acabe el 155, a los tres días la culpa la va a tener el otro. Que de hecho ya ha empezado, están todos a matar, ni se hablan. Esa línea de "la culpa de no ser república la tiene el otro" la veremos en campaña.
El segundo bloque será el de PP-Ciudadanos, en el cual se les notará demasiado las ganas de venganza, de decir "aprovechemos esto para poner la Generalitat donde le corresponde", como cuando Rajoy dijo siendo ministro que la Generalitat está para hacer carreteras y poca cosa más. Y en medio está el tercer bloque, que ni es unionista ni soberanista, que son PSC y los comunes. Los comunes se están alineando demasiado, pero porque a ellos eso de desestabilizar el régimen del 78 y hacer caer el actual sistema constitucional les gusta aunque no sean independentistas. Y ahí están los resultados. Recuerde que fueron el partido más votado en Cataluña en las elecciones generales dos veces seguidas hace muy poco, se les llegó a ver como alternativa clara de Govern, y ahora estamos hablando de que pueden tener entre 10 y 15 diputados.
Quien creo que toma la iniciativa de forma inteligente es Miquel Iceta [PSC] al convertirse en el partido de "superemos esto, reconciliación". De "estos tuvieron su oportunidad durante cinco años y no han logrado nada, así que pasemos página". Ese pasar página es volver a lo de toda la vida, y ahí es donde hay un electorado huérfano. Aquel votante socialista que se había pasado a los Comunes y no digamos el de la propia Convergència, de ahí la adhesión de Unió al PSC y otras que vendrán. La campaña no será un frentismo de unionistas contra independentistas, será algo más sutil.
P. Y si gana el trío soberanista, más 'procés'.
R. Sí. Ya han ganado dos veces prometiendo aquello que no querían cumplir, que era referéndum e independencia, y ahora prometerán directamente lo que no pueden conseguir, que es cambiar la Constitución y que indulten a los encarcelados. Pero ya les viene bien. Con eso pueden ir tirando de veta otros cuantos años más.
P. ¿Ve alguna coalición de gobierno alternativa?
R. Es que no me importa. Los catalanes han jugado a la independencia de farol y han perdido. Basta. A partir de ahora lo único que tendrán es continuar hundiéndose como provincia española. Y ya está. Cataluña se suicidó como pueblo votando a Artur Mas en 2012, decidió estamparse contra las rocas. ¿Quién será el partido que gobierne ahora esos despojos? A mí me da absolutamente igual.
[Fuente: Por David Brunat, El Confidencial, Barcelona, 20nov17]
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