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30oct17
Puigdemont y cinco exconsejeros prevén pedir asilo en Bélgica tras la querella del fiscal
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a quien no se ha visto en toda la mañana del lunes, se encuentra en la capital belga, Bruselas, para verse con los nacionalistas flamencos. El Ministerio del Interior ha confirmado la noticia y, además, se ha sabido que Puigdemont no está solo sino que le acompañan cinco miembros de su Govern destituido en aplicación del artículo 155 de la Constitución. Todo indica que su intención es pedir asilo político en Bélgica para librarse de la acción de la justicia y de las más que probables penas de cárcel a las que se enfrentan.
Antes de que fuentes oficiales lo confirmaran, ha sido el director de 'El Periódico', Enric Hernàndez, quien ha avanzado que Puigdemont estaba fuera del país.
El secretario de Estado de Inmigración belga, el flamenco Theo Francken, explicó este este domingo en una entrevista radiofónica que su país podría acoger a Carles Puigdemont si el ex presidente de la Generalitat optara por el exilio. Y que en ese caso, la "extradición a España" sería muy difícil según las leyes locales aunque fuese reclamada. Después, el primer ministro belga, Charles Michel, se desmarcó de esa oferta. Francken, por cierto, se ha ganado la fama de xenófobo. Hace un año, fue multado con 4.000 euros diarios por negarse a ofrecer un visado humanitario a una familia siria que vivía en Alepo, a pesar de que la justicia había fallado a favor de su concesión. Él adujo que la población belga ya se había mostrado "particularmente acogedora" durante la crisis migratoria que vivía entonces Europa.
Y este lunes el presidente de la región belga de Flandes, el nacionalista flamenco Geert Bourgeois, ha negado que vaya a reunirse con el expresidente catalán. Igualmente, el portavoz del Parlamento de Flandes, Dirk Nuyts, ha indicado que esta institución "no tiene confirmación" de que Puigdemont tenga previsto reunirse con alguno de sus representantes. Solo el gabinete del presidente de la N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Weber, ha rehusado hacer comentarios. Es decir, no ha confirmado ni desmentido un posible encuentro.
Bélgica es uno de los pocos países europeos que tiene previsto un procedimiento de asilo para ciudadanos de otros Estados miembros, que han de presentar su solicitud en la Oficina de Extranjería. Esta oficina remite el caso al Comisariado General para Refugiados y Apátridas (CGRS), que tiene cinco días para tomar una decisión contra la que no cabe recurso en caso de rechazo. Ahora bien, para que se produzca una repuesta positiva, deben existir "señales serias de persecución" o de que se corren riesgos en el país de origen. Además, según el comisario general belga para los refugiados y los apátridas, Dirk Van den Bulcke, debe haber "una imposibilidad de obtener protección en el país" de origen. El comisario ha hecho declaraciones a la cadena de televisión RTL pero no ha querido comentar el caso concreto de Puigdemont y sus acompañantes.
El viaje de los dirigentes independentistas se ha conocido apenas una hora después de que el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, anunciara la presentación de una querella ante la Audiencia Nacional por rebelión, sedición y malversación contra Puigdemont y el resto del Govern, así como otra querella ante el Tribunal Supremo contra la Mesa del Parlament. Al expresidente de la Generalitat le acompañan los exconsejeros de Interior, Joaquim Forn; de Gobernación, Meritxell Borrás, de Trabajo, Dolors Bassa; de Salud, Antoni Comin, y de Agricultura, Meritxell Serret.
Según afirma 'La Vanguardia', no se descarta que esta tarde se produzca una comparecencia conjunta del expresidente y los exconsejeros que le acompañan desde la capital belga. La expectación es enorme ante la posibilidad de que se confirme lo que muchos ya dan por hecho. Es el caso del hasta ahora diputado de Junts pel Sí (JxSí), Lluís Llach, que llama a Puigdemont "muy Honorable Presidente de la República exiliado":
"El MHP (Muy Honorable Presidente) de la República exiliado es una denuncia contra Ñ delante de los estamentos europeos, internacionales y nos guarda intacta ('ens serva') la dignidad del 1 de octubre", es el texto que ha colgado Llach. Menos épico y más pegado a la tierra se ha mostrado el portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Oscar Puente, que califica de "sainete" lo que está ocurriendo.
La espantada de Puigdemont ha trascendido después de que durante toda la mañana se mantuviera la incógnita sobre su paradero. El expresidente catalán no ha acudido a la reunión de la Ejecutiva de su partido, el PDeCat, para valorar la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, lo que ha supuesto entre otras cosas su cese y el de todo su Govern. Tampoco ha ido a su despacho en el Palau de la Generalitat, aunque a primera hora de la mañana ha colgado una foto en Instagram dando a entender que sí estaba en su despacho.
Lo cierto es que las nubes del cielo fotografiado desde la Galería Gótica del Palau no corresponden en absoluto al día despejado y soleado que ha amanecido en Barcelona.
El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, ha cree que el viaje del 'president' cesado a Bruselas es "una muestra de la más absoluta desesperación". "Que vaya a Bruselas, sede de las instituciones europeas, donde uno de los grandes valores es la defensa del Estado de derecho, de la legalidad, de los valores constitucionales, es una contradicción en sí misma. Para eso que se quede en casa. Es un desatino", ha considerado Maillo en declaraciones a los medios tras la reunión de la ejecutiva de de los populares.
En cuanto a los dirigentes secesionistas que se han quedado en España, muchos de ellos teniendo que hacer frente a responsabilidades penales, no parece que les haya sentado bien el exilio del expresidente, exceptuando claro a Lluìs Llach. A la presidenta del Parlament se la ha visto entrando en la reunión del grupo de Junts pel Sí con gesto serio y sin querer responder a las preguntas de los periodistas. Además de Carme Forcadell, Oriol Junqueras y Artur Mas también han dado la callada por respuesta. El exvicepresidente se enfrenta exactamente a la misma querella que Puigdemont por rebelión, sedición y malversaciones. Y Mas ya se tuvo que sentar en el banquillo por el 9-N y está pendiente de completar el pago de la fianza de más de cinco millones que le han impuesto por el desvío de fondos públicos destinados a esa consulta.
Además de dejarles plantados, Puigdemont ha jugado al despiste también con ellos para cubrir sus huellas y poder llevar a cabo su plan de huida sin tropiezos. Lo que se sabe hasta ahora es que el expresidente y sus exconsejeros viajaron el domingo en coche hasta Marsella y desde allí tomaron un avión a Bruselas, con el fin de no ser detectados en suelo español al tomar un vuelo directo desde Barcelona.
[Fuente: Por Pilar Gassent, República de las ideas, Madrid, 30oct17]
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