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16oct04
¿Pelillos a la mar! Por Aitor Esteban Bravo.
Un año más, desfile el 12 de octubre. El franquismo nos tenía acostumbrados a semejante acontecimiento marcial, que en algunos casos iba acompañado en otras fechas de similares desfiles celebrando la victoriosa liberación de Bilbao y demás localidades rojo-separatistas. Del 'Día de la Raza', pasamos al 'Día de la Hispanidad' para llegar a la actual 'Fiesta Nacional'. Casi todas las naciones y Estados tienen su día nacional. Lo que no parece tan normal es que la celebración se centre siempre en un desfile militar. Franco tenía que mostrar sus poderes, o sea el ejército, pero que el Gobierno de la Constitución de 1978, según dicen socialista, continúe la inercia del desfile es algo sorprendente. Parecería que un 12 de octubre sin desfile, es menos 12 de octubre. Porque a pesar de que la celebración ha cambiado de nombre, su espíritu inicial continúa vivo. ¿Cómo si no se entendería que el Gobierno se dedique a repartir un kit patriótico, no ya con banderas españolas y cadenas bicolores para el móvil, sino con trípticos que recogen el artículo 2 de la Constitución española que subraya la unidad e indivisibilidad de España? Pensábamos, a tenor de lo que escribían algunos comentaristas, que tras décadas después del fin del franquismo el estrambótico, por inusual en derecho comparado, artículo 8 de la Constitución que señala como misión de las Fuerzas Armadas la defensa de la integridad territorial de España y de su ordenamiento constitucional, no se consideraba aplicable en su literalidad. Pero lo que ha demostrado el ministro Bono es que parece que el artículo 8 y el 2 siguen firmemente encadenados tal y como los nacionalistas siempre han reseñado.
Y en está ocasión ha estado presente el mismísimo Maragall. No sé si a título personal o no pero desde luego el president es el president allá donde vaya. ¿Pobre Esquerra! La de contradicciones que va a tener que superar para mantenerse en la coalición de gobierno catalana. Ahí andan con el texto del Estatut a vueltas sin decidir si se definen o no como nación, retrasando conscientemente las materias de simbología nacionalista, y sin saber todavía si van a votar o no favorablemente los Presupuestos del Estado a pesar de las rácanas inversiones en Catalunya. De las previstas para Euskadi, que son aún más miserables, ya habrá ocasión de hablar.
Allí estaba Maragall, entre el único símbolo omnipresente. La España 'de toda la vida', reflejada en una bandera y en una lengua, el castellano. Si en muchas partes del Estado es apreciable la existencia conceptual de la España cañí, el tono castizo y militar de la España inmutable se nota aún más en las fronteras del 'imperio'. No tienen sino acudir a la página web oficial de la Ciudad de Ceuta. Pinchen en 'información' sobre la ciudad y encontrarán nada más y nada menos que el Himno de la Legión listo para que se lo bajen en mp3. A cambio, ni intenten ver si hay páginas bilingües en árabe o tamazigh. Simplemente los idiomas de aquellos ciudadanos españoles cuya lengua materna es distinta del castellano no existen para la Administración.
La página de Melilla nos ofrece por su parte el siguiente comentario: «Perdida con toda la provincia 'Hispania Nova Ulterior Tingitana', a consecuencia de la invasión de los vándalos, Melilla fue recuperada por los españoles el 17 de septiembre de 1497». Casi nada, ¿a quién va a extrañar que el ex presidente Aznar se descuelgue en Georgetown con que el problema de Al-Qaida comenzó con Tariq hace 800 años? Pedestre lección de Historia en la que España se lanza a la Reconquista (vocablo absolutamente en desuso hoy en día entre los historiadores), olvidando las divisiones y juegos de intereses alianzas y desuniones entre líderes musulmanes y cristianos al alimón, la presencia de muladíes, mudéjares, judíos.... Se nota que Aznar estudió en la escuela del franquismo y se quedó en ella. Tariq, los wahabíes, Bin Laden o el mulah Omar, todo es igual. ¿Qué más da, si también son lo mismo ETA, el PNV, EA, Sabino Arana, Azkue o Iparragirre!
Con estos planteamientos no es extraño que el cónsul español en Córdoba (Argentina) reivindicara esta misma semana la conquista de América (¿no había sido un encuentro?) señalando que «mucho peor estarían o estaríamos bajo el predominio de las civilizaciones indígenas .conocida su división en castas y su carácter imperialista y sanguinario». Ahí es nada, profundo y fundamentado pensamiento. ¿Lo elaboraría mirándose al espejo?
Con todo, lo que tiene más INRI de toda la parafernalia del desfile de este año es que hayan invitado a un miembro de la División Azul junto con un republicano de la División Leclerc. Lo mismos que critican la supuesta equidistancia de otros entre los asesinos de ETA y las víctimas, son los que invitan a una víctima junto a uno de sus represores. No es válido que se hable de reconciliación en este gesto. Un gobierno democrático no debe homenajear a aquellos que durante la Segunda Guerra Mundial se alinearon con los nazis y llevaron el terror a Europa durante una década y a España durante varias.
Es como si el Estado no quisiera o no pudiera repudiar una parte de su pasado. Como si tuviera alguna deuda con aquellos que durante 40 años suprimieron la democracia, prohibieron partidos políticos, asesinaron, empujaron al exilio y reprimieron a millones de personas.
Y si uno lo piensa con detenimiento, lo que ocurre en realidad es que el Estado actual es heredero del régimen franquista. En mi opinión lo es evidentemente en el plano jurídico. Entiéndaseme bien, no estoy diciendo que la democracia española actual y el régimen de Franco sean lo mismo, ni que en el terreno de las libertades no haya abismales diferencias. Lo que quiero decir es que, como es bien sabido, en España no hubo ruptura con el régimen anterior sino reforma. Esto es, el régimen se reconvirtió para dar paso a un sistema democrático a través de la Ley para la Reforma Política aprobada por las propias Cortes Franquistas. Pero ello supuso que ninguna de las estructuras del sistema político anterior fue removida. Se heredó el ordenamiento jurídico anterior que fue derogado paulatinamente. Y así también jueces, policías, políticos, funcionarios, empresarios adictos y beneficiados por expropiaciones del régimen siguieron en sus puestos y conservaron todas sus prerrogativas. De hecho, incluso el actual Jefe del Estado fue designado por el régimen anterior estando vivo Franco y jurando las Leyes del Movimiento.
En ese 'no removamos mucho no vaya ser que haya un cuartelazo' se nos fue la discusión de la propia Constitución, que ahora se presenta como un dechado de virtudes siendo la principal la reconciliación de todos los ciudadanos. Cuando en realidad fue discutida en un ambiente delicado, con miedo al poder de los cuarteles y de las estructuras del régimen. Desde luego no fue el clima más propicio para discutir un texto constitucional y evidentemente quien más podía perder si no se llegaba a buen puerto eran aquellos que entonces no tenían nada: los grupos y partidos que apoyaron a la República. En esas desiguales condiciones se acordó el régimen actual. Y aquí paz y después gloria.
En fin, que puedo imaginarme perfectamente al ex soldado de la División Azul diciéndole al republicano: «Nada hombre, nada, a ti te toco el exilio y la represión y nosotros nos aprovechamos chupando del bote durante 40 años (y pico que llevan algunos) pero son cosas de la Historia en aras de la reconciliación ¿pelillos a la mar!».
Ya lo recogía Rodríguez Marín en su obra 'Cantos Populares Españoles' (tomo 1º pag.181):
- - Aónde va ese pelo?
- - Ar biento
- - ¿Y er biento?
- - A la má.
- - Pos ya la guerra está acabá.
Así de fácil.
[Fuente: El Correo, País Vasco, 17oct04. Aitor Esteban Bravo es portavoz del Grupo Parlamentario Vasco en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso de los Diputados.]
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