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31mar07
La sexta desprivatización de Kirchner
Con la anulación de la privatización de Tandanor, ayer se concretó la sexta reestatización del gobierno de Néstor Kirchner. Desde que asumió la presidencia, el 25 de mayo de 2003, el político santacruceño había retomado para el Estado el Correo, el control del espacio radioeléctrico, el ferrocarril San Martín, Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT) y el servicio que prestaba Aguas Argentinas.
Algunos economistas descartan que Kirchner busque reestatizaciones generalizadas, como las que emprendió su aliado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pero reconocen el interés del jefe del Estado por intervenir más activamente en la economía, en contraste con los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Opinan que el regreso del Estado a la producción de bienes y servicios no es malo en la que medida en que sea acotado a ciertos casos excepcionales y a que las empresas estatales generen un beneficio para la sociedad.
"La reestatización no es una tendencia generalizada; no es la característica del Gobierno", observa el consultor Miguel Kiguel, secretario de Finanzas del gobierno de Menem. "Este gobierno tiene más una actitud de mayor regulación que de tomar empresas. Los casos de reestatizaciones fueron excepcionales. En general, no busca el control total de las compañías", agregó Kiguel.
Además de las seis reestatizaciones, el gobierno de Kirchner recuperó el 5% de Aerolíneas Argentinas y casi el 30% de Aeropuertos Argentina 2000. También creó Energía Argentina SA (Enarsa), que es accionista minoritario de las áreas que están explorándose en el Mar Argentino y que está negociando un convenio con Petrobras para comprarle un 50% de la mayor transportadora eléctrica del país: Transener.
"Las reestatizaciones no son ni buenas ni malas", opina el jefe de la oficina porteña de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Bernardo Kosacoff. "Lo importante es que sean buenas organizaciones, con una buena asignación de los recursos, transparentes, públicas, que se guíen con criterios de eficiencia, buena gestión, que den buenos servicios, paguen buenos salarios y apunten al desarrollo económico, que redunde en un resultado para la sociedad", sostiene el economista de Cepal.
Pedigree estatizador
La primera reestatización se hizo en 2003, poco después de que Kirchner asumiera el poder. Entonces se rescindió la concesión del Correo, que estaba en manos del grupo Macri, por presuntos incumplimientos contractuales. Al año siguiente se revocó el contrato con la francesa Thales Spectrum, que controlaba el espacio radioeléctrico, también por supuestos incumplimientos. El mismo argumento se esgrimió para anular la concesión del tren suburbano San Martín, que tenía la firma Metropolitano, del empresario Sergio Tasselli. A ese hombre de negocios también se le quitó el contrato de explotación de la firma santacruceña YCRT, después de un accidente en la mina que mató a 14 operarios.
El año pasado, la francesa Suez, que controlaba Aguas Argentinas, concesionaria del servicio metropolitano, se retiró y el Gobierno creó para reemplazarla Agua y Saneamientos Argentinos (AySA).
Además, se fundó la estatal Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (Arsat). Kirchner negó esta semana al embajador de España en Buenos Aires, Rafael Estrella, que estuviera interesado en que el Estado retome una participación minoritaria de la petrolera YPF, filial argentina de la española Repsol YPF.
"En la medida en que las reestatizaciones sean excepciones, no me parece demasiado preocupante", dice Kiguel. "Si esto se generaliza, es otra historia."
Kosacoff cree que se deben copiar los modelos exitosos de empresas estatales en el mundo. También citó un caso positivo en la Argentina: Invap, que fabrica reactores nucleares, tecnología espacial, equipamiento médico y científico. "El desafío de las empresas reestatizadas es que arrastran un pasado complejo."
[Fuente: La Nación, Bs As, Arg, 31mar07]
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