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12Oct11
Richard Sulik, el verdugo del fondo de rescate
"Somos demasiado pobres para pagar errores ajenos", es la frase con la que el líder del Partido Libertad y Solidaridad (SaS), Richard Sulik, de 43 años, ha justificado la paralización del nuevo Fondo Eruopeo de Estabilidad Financiera. Su negativa a apoyarlo en el parlamento eslovaco retrasará el proceso de ratificación y le convierte en el enemigo número uno del euro a pesar de que su trayectoria demuestra que no habría llegado a donde está sin la ayuda de sus socios europeos.
Este hombrecillo con gafas de 43 años, bastante calvo y fumador de puros, vivió más de diez años en Alemania, realizó sus estudios de Economía y de Física becado por la Universidad de Munich y sólo después del final de la Guerra Fría, en 1993, volvió a Checoslovaquia para establecerse allí como hombre de negocios. Ahora proclama que el FEEF representa "una vía hacia el socialismo" y alega que "nuestro mandato como diputados no dice que tengamos que salvaguardar a los bancos ni que tengamos que salvaguardar el euro, pero sí dice que tenemos que salvaguardar el dinero de los eslovacos".
Durante 10 años, dirigió la empresa FaxCOPY y en 2003 obtuvo el diploma de la Universidad Económica de Bratislava, antes de convertirse en uno de los autores de una reforma fiscal radical que instauró una tasa plana de 19%. La cristianodemócrata Iveta Radicova, a la que ayer traicionó en una maratoniana sesión parlamentaria que incluso la web del Wall Street Journal siguió en directo, se fijó en él en 2005 y le nombró consejero de Trabajo y Asuntos Sociales.
En 2006-07 Silk fue consejero del ministro de Finanzas Jan Pociatek, pero una vez puesto un pie en la política, todo era poco para el ambicioso Sulik, que entró en 2010 con bombo y platillos en el gobierno, gracias al programa electoral de su nuevo partido, que preconizaba un saneamiento de las finanzas públicas, transparencia en las privatizaciones, la legalización de parejas del mismo sexo y la despenalización de la marihuana. En total obtuvieron 22 escaños de los 150.
A iniciativa suya se organizó un referéndum tres meses después de las elecciones, sobre la inmunidad de los diputados, los privilegios de los responsables políticos y el uso oficial de coches de lujo. Se viste muy informal, incluso para asistir al parlamento, y sus cuatro hijos, fruto de un matrimonio que acabó en divorcio y de relaciones posteriores, estudian en colegios europeos, ajenos al euroescepticismo de su progenitor.
[Fuente: Por Rosalía Sánchez, El Mundo, Madrid, 12oct11]
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