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06dic11
Los supervivientes del 'terremoto' de L'Aldea
El terremoto que ha supuesto en L'Aldea (Tarragona) la suspensión de pagos de su cooperativa agrícola, que ha atrapado los ahorros del 70 % de sus habitantes (unos 3.000 sobre una población de 4.500), no ha conseguido quebrar las costumbres de los agricultores, que siguen fieles a su partida de cartas en las horas de la digestión. Allí observa a sus amigos Juan Echevarría, horticultor de 61 años con 25 hectáreas de cultivos a sus espaldas, que tuerce el gesto al ser preguntado por el inesperado derrumbe de la mayor empresa local: "Esto es una bomba para el pueblo, y estamos intentando mantener la calma para no liarnos a tiros con alguno".
L'Aldea es un municipio de gran tradición agrícola que apenas había padecido los vaivenes de la especulación inmobiliaria, "por lo que no estamos acostumbrados a tener que pedir".
De la noche a la mañana, del día 30 al día 1 de diciembre, las libretas de ahorro y las tarjetas quedaron congeladas, por lo que algunas familias incluso han tenido que recurrir a Cáritas para subsistir. Los pagos habituales de cualquier economía doméstica a principios de mes han sido rechazados. Cientos de jubilados, e incluso viudas, han visto congeladas sus pensiones. Juan ha prestado dinero a varios de sus vecinos y se ofrece a servir verduras a domicilio: "A mucha gente -explica- de buena posición económica le da vergüenza acudir a Cáritas; hemos hablado con el párroco para que nos llamen directamente y llevaremos la verdura a sus casas".
Pese a la calma del día festivo, el malestar en el pueblo es inmenso, con un poso de tristeza ante el derrumbe de un edificio que había costado décadas levantar, muy poco a poco, y ante innumerables adversidades. La crisis de los pepinos generada por Ángela Merkel, las últimas inundaciones, y ahora la bancarrota de la cooperativa han sido las últimas pruebas de fuego para un negocio, el de la verdura, que lucha para alcanzar márgenes de supervivencia.
La Generalitat confía en que los 3.000 cooperativistas puedan recuperar su dinero antes de Navidad, pero en el Bar Societat, centro neurálgico y propiedad de la cooperativa, son pesimistas: "Tienen voluntad, pero no creo que con la situación actual, vayamos a recuperar los ahorros fijados a largo plazo, quizá sí el dinero de las libretas para subsistir".
Pese a la amargura de una situación que han vivido "desde el engaño", no tiran la toalla. "Los de aquí somos gente muy dura, nadie nos ha regalado nada, así que vamos a tirar adelante como sea", advierten a coro. No será fácil con las pólizas de crédito congeladas, la cosecha por recoger y muy pocos euros para pagar a los temporeros. "Yo no sé si lo veré -añade Echevarría- pero este pueblo tiene que volver a encontrar un camino para el futuro".
[Fuente: Por Roberto Villareal, El Mundo, L'Aldea, Tarragona, 06dic11]
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