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19abr10
La desindustrialización de España
El sector industrial se encuentra en caída libre. Según la Central de Balances del BdE, el valor añadido bruto (VAB) de la industria cayó un 24,6% en 2009, nada que ver con la cifra falsa de Contabilidad Nacional del -16,1%. Lo del INE de Zapatero es de juzgado de guardia, estas discrepancias no existían antes de 2007. Y el descenso continúa en 2010 a pesar de las fuertes subvenciones recibidas por algunos sectores. Se trata de un hundimiento sin precedentes históricos y aunque la desindustralización no es un proceso único de España, es donde ha adquirido caracteres más dramáticos dentro del mundo desarrollado, lo que constituye una grave amenaza estructural sobre nuestro futuro: el convertirnos en una economía solo de servicios, prácticamente tercermundista.
Entre 1970 y 2009 el peso de la industria en el PIB pasaría del 34 al 15%, mientras que los servicios pasarían del 46 al 72%. En el empleo sería aún peor, apenas un 14% de la población ocupada. En los últimos tres años, la producción industrial ha caído un 32%, según el INE, la realidad supera el 40%. Aunque sectores esenciales como bienes de consumo duradero cayeron un 50% y los de equipo un 40%, según el INE. No se trata de un reajuste, es un desplome en toda regla de la economía real, de la economía de verdad, porque la financiera solo enmascara la realidad.
Y no se crean Uds. las comparaciones con otros países para justificar el desastre. En EEUU, Reino Unido, y otras grandes economías, el proceso de externalización de actividades es gigantesco, nada que ver con España, y como no existen estadísticas diferenciadoras, una gran parte de la actividad industrial se contabiliza como servicios o como importaciones. La industria subcontrata casi todo, dentro o fuera de su territorio, y aparece reducida a la mínima expresión, pero es la actividad industrial quien mantiene todo el tinglado, y no sólo la parte externalizada, hay innumerables servicios que dependen de ella, desde los financieros al transporte, pasando por los comerciales, la ingeniería y un largo número de ellos. Afirmar que el Estado del Bienestar como hacen muchos, produce desindustrialización es una memez, y ¡hay del país donde se produzca no por externalización sino por extinción! Sin una industria fuerte es imposible el desarrollo.
Las causas de la desindustrialización
Casi todos los infortunios que han sucedido y sucederán sin duda en éste desgraciado país se deben a una mezcla de incompetencia, impunidad y rapacidad sin límite de nuestra clase dirigente. Y la desindustralización no es una excepción. La demagogia política afirma que esto es una señal de progreso, una auténtica burla, que además hace recaer toda la responsabilidad sobre la clase trabajadora, cuando el problema es la productividad de todos los factores, y ocurre que la productividad aparente del trabajo crece mientras la del capital decrece, y no digamos la inversión pública, despilfarrada en temas delirantes, sin orientación productiva alguna, como volverá a ocurrir con los nuevos 17.000 millones para evitar la quiebra de los grandes del ladrillo.
De los 19 puntos de PIB perdidos por el sector industrial entre 1970 y 2009, poco más de un tercio es consecuencia de la productividad del trabajo, el resto responde a la inexistencia de una política industrial efectiva capaz de asignar los recursos a los sectores que merece la pena salvar y no a los electoralmente más rentables, y al coste monopolísticos de factores esenciales, desde la financiación a la energía, pasando por las barreras a la externalización o subcontratación de numerosos actividades. La reconversión industrial impuesta por la crisis del petróleo y la creciente competencia exterior, que afectó a todo el mundo desarrollado, se planteó como objetivo prioritario en los Pactos de la Moncloa, pero el abandono de los mismos en marzo del 78, por la frivolidad y/o los intereses bastardos de los ministros económicos, que provocó la dimisión de Fuentes Quintana, dio al traste con tan gran oportunidad
Las causas de que un proceso de reconversión que costaría ríos de dinero acabara en la ruina de sectores perfectamente viables fueron varias: la "política de gota a gota -ayer una empresa, hoy otra, mañana una tercera-, sin resolver para nada los problemas del contexto general" (1); la desastrosa negociación de entrada en la CE, que empeoraría extraordinariamente lo conseguido por Ullastres en el Tratado Preferencial de 1970; el coste de financiación más elevado de Europa, consecuencia de un sistema bancario oligopolístico y rapaz -el mejor del mundo ZP dixit-; y la cultura del pelotazo implantada en la Transición, corregida y aumentada tanto por el PSOE como por el PP, una economía especulativa que desprecia la economía productiva y el trabajo bien hecho, como certeramente describiría el Financial Times en marzo del 91, "durante los años de expansión, se vio un gran crecimiento de las inversiones financieras que en su mayor parte han derivado hacia actividades de tipo especulativo -principalmente hipotecarias- en lugar de a incrementar el tejido productivo". ¿Les suena de algo?
Cómo revertir el hundimiento industrial. El I+D+i el nuevo pelotazo ibérico
Cuando se reflexiona o discute sobre si el sector industrial español tiene o no tiene futuro, desde el Gobierno al PP, pasando por la mayoría de "expertos" del país, se habla siempre del I+D+i como la solución mágica de éste problema y de todos los demás, y se quedan tan panchos. Sin embargo, como nos recuerda el profesor de Harvard y del IESE en Barcelona, P. Gemawhat, "hay -en España- una referencia constante e irreflexiva sobre la innovación, como si pudiera resolver todos los problemas, la innovación es una parte muy pequeña de las soluciones, mientras que mover recursos correctamente de un sector a otro tiene más impacto en el crecimiento que cualquier otra cosa". Esta afirmación me parece esencial, porque hablar del I+D+i en España es una frivolidad, cuyo único efecto real es el pelotazo descomunal para los amigos del poder.
¿Cómo se puede hablar en serio de innovar en un país donde el sistema público de enseñanza ha sido literalmente arrasado por el partido socialista y desterrada la cultura del esfuerzo y del trabajo bien hecho? El hablar de I+D+i en la España de Zapatero, donde el 80% de los ministros son poco ilustrados, es un insulto a la inteligencia. Pero es que además, aunque tuviéramos un sistema de enseñanza público de alta calidad y una cultura del esfuerzo, como la teníamos en los años 60, algo por lo que los indocumentados y sectarios actuales te llaman fascista, es que daría lo mismo, el I+D+i, incluso en las mejores condiciones posibles tardaría lustros o décadas en dar resultado, y la tecnología esta disponible en el mercado para quien desee comprarla.
¿Cómo, entonces, revertir el hundimiento industrial de nuestro país? Lo primero, asignando los recursos públicos a aquellos sectores con futuro que merezca la pena salvar, y no como se está haciendo, a sectores que no tienen futuro alguno. En concreto, para el profesor Ghemawat "la industria del automóvil no va a sobrevivir en España más de cinco años, no tienen ni margen de beneficios ni perspectivas de crecimiento, es cuestión de tiempo que se trasladen a otros lugares". La alimentación y el textil son dos de los ejemplos de sectores con futuro a salvar, mencionados por el profesor del IESE.
Lo segundo, el coste de los factores esenciales. Es imposible que España no se desindustrialice si el sector tienen que soportar los mayores costes financieros no sólo de Europa, sino de toda la OCDE. Es imposible, si los costes del gas y de la electricidad superan ampliamente los de nuestros principales competidores. Tercero, hay que liberalizar los servicios y permitir un incremento drástico de la externalización, mucho más importante aún de la que permitiría la reforma del mercado laboral. Cuarto, la recuperación del mercado único, hoy fragmentado en 17 trozos, un desastre para la productividad, el ejemplo de Cataluña, donde más lejos se ha llevado la ruptura, es pavoroso, la desindustrialización la está dejando arrasada. Y quinto y último, la reforma laboral.
Sigan despilfarrando recursos públicos en inversiones sin orientación productiva y/o en sectores insalvables; mantengan los costes financieros y energéticos más altos del mundo industrializado; mantengan la connivencia oligopolios-gobierno e impidan la competencia exterior; no liberalicen los servicios para facilitar la externalización; y sigan profundizando las barreras lingüísticas y legales en el mercado interior. Y luego cuenten a la gente que con la reforma laboral y el pelotazo ibérico del I+D+i todo se arregla. El desastre está asegurado, España camina no hacia la terceriazación, camina hacia el tercermundismo.
[Fuente: Por Roberto Centeno, Cotizalia, Madrid, 19abr10]
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