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18Sep11
ACS y Sacyr tiemblan por París en una Bolsa que huele muy mal
La bolsa desprende éter con tanta inyección. Como nadie quiebra porque nuestro sistema político, económico y financiero no se lo puede permitir, la falacia y el engaño acampan a sus anchas. Solo hay que echar un ojo a las cuentas de las empresas españolas que prestan servicios a la administración pública y preguntarse por qué no provisionan como Dios manda - y las auditoras permiten- los impagos de todas las comunidades autónomas que no abonan la factura de la luz, el gas, el agua, las basuras y las farmacias.
Otro ejercicio de embuste fue la subida de la bolsa de este jueves tras la intervención de los mayores bancos centrales del mundo, que se rascaron el bolsillo para insuflar confianza al mercado, un digno eufemismo que se traduciría en una operación a corazón abierto para rescatar a los mayores bancos de Europa, cuyo estado debe ser tan catatónico que no se fían ni entre ellos mismos a la hora de prestarse dinero.
Entre los más perjudicados están los franceses, con BNP Paribas, Crédit Agricole y Société Générale al frente. Los tres han perdido cerca del 50% de su valor bursátil en dos meses, un descalabro que les deja muy tocados a la hora de dar créditos. Bastante tienen con aligerar su cartera. Una situación que nos importaría poco -son gabachos y nosotros ya tenemos bastante con lo aquí- de no ser porque esas entidades se han convertido en los salvadores de nuestros ilustres constructores.
Calyon es uno de los cuatro directores del préstamo sindicado de 4.900 millones sobre acciones de Repsol que Sacyr debe refinanciar para seguir de pie porque, obviamente, Luís del Rivero, el murciano más insigne, no lo puede pagar ni harto a vino de Jumilla ni chorizo de El Pozo. Mientras juguetea con Pemex, tiene unos 600 millones en el aire que el comité de riesgos de París debe decidir si renueva o si ejecuta. La decisión no es fácil porque acumula unas minusvalías de 150 millones en el caso de que se quedara con la garantía. En Calyon llueve sobre mojado porque fue uno de los bancos que más se pillaron con el ladrillo y con Prisa, donde la palmada es histórica.
Société Générale tuvo la habilidad de no dejarse emborrachar por el crédito inmobiliario, pero en el último año se ha convertido en el banco de cabecera de FCC y ACS. A la Koplowitz le ha ayudado a vender dos compañías y le ha comprado hasta la autocartera para hacerle el boca a boca ante la falta de circulante. A ACS le prestó 300 millones para financiar el asalto a Iberdrola y le soltó guita para comprar y vender a la vez -todo artificio- el 15% de Abertis por 2.000 millones junto a CVC. También participó en la desinversión de Saba por 900 y es el intermediario encargado de deshacerse de los activos de renovables por 4.000 millones.
Además, su presidente en España, Donato González, es un buen amigo de Luís del Rivero, el alquimista de Sacyr, que también está expuesto al crédito de Repsol. González es un tipo listo y muy preparado, pero las decisiones también se toman desde París y allí el compadreo cotiza a la baja. El objetivo es adelgazar el balance, como va a hacer BNP Paribas, que ya ha anunciado un programa de desinversión de activos con riesgo por 70.000 millones. A los dos primeros les ha rebajado el rating y al último lo ha puesto en revisión.
Falta saber qué pasa con Natixis, que también se ha desplomado casi un 30%. Una institución que tuvo que ser rescatada de los infiernos en 2008 por su exposición a la subprime y que, curiosidades de la vida, es otro socio de ACS. En seis veces le vence un equity swap de 1.500 millones sobre Iberdrola que viene refinanciando desde 2006, casi antes de Cristo, con un agujero que debe ser entre grande y descomunal.
Entorno que huele mal, como los mercados financieros, ya sea el de bonos como el de acciones, anestesiados con morfina, esa droga que sirve para narcotizar el dolor. Su nombre es en honor del dios griego Morfeo, el de los sueños. O el de las pesadillas, visto lo visto.
Píldoras para la memoria
La propina de César Alierta: Con gran algarabía, el presidente de Telefónica ha publicitado que se ha apostado 2,8 millones de euros de su bolsillo a que la cotización de la operadora subirán un 40% en tres años. Valiente envite si no fuera porque no llega ni al 10% de lo que el broker zaragozano percibe entre sueldo fijo, variable y acciones gratis al año (8,6 millones en 2010).
El hijo de Méndez: Yago, uno de los hijos del que fuera presidente de Caixa Galicia, José Luís Méndez, dejó el pasado mes de abril Novacaixagalica. El muchacho ya ha encontrado acomodo. Dicen que ya forma parte de la red de asesores de Enrique Bañuelos, expresidente de Astroc. Curiosamente, Caixa Galicia se convirtió en su día en uno accionistas de referencia de la inmobiliaria, donde perdió hasta la camisa.
César González Bueno: El fichaje como nuevo consejero delegado de Novacaixagalicia ha generado un sinfín de elogios por ser el impulsor de ING Direct en España. Cabría recordar que, siendo cierto, lo hizo con pólvora del rey, la de la central de Ámsterdam, con depósitos (activo) al 8 y hasta el 10% a un mes cuando nadie ofrecía más de un 4%. Eso ya no es posible y, sobre todo, el problema de la caja gallega es el pasivo, los créditos que tardará años en recuperar. González Bueno fue el que negó que a ING la hubiera rescatado el estado cuando Holanda le inyectó 10.000 millones en octubre de 2008. El grupo perdió casi 2.000 millones hasta 2009.
Emilio Botín: El presidente del Santander mostró este viernes su rechazo al impuesto del patrimonio, que ha recuperado el chipiritifláutico Rubalcaba para demostrar que está con la clase media a la que ha enviado al paro. No es que al cántabro le importe mucho el asunto, que tiene el dinero a cubierto en Suiza y similares. Pero resulta curioso que el banquero, que el 25 de mayo pidió a Zapatero que agotara la legislatura y no abriera el debate sobre su sucesión, se oponga a la última medida del candidato socialista. ¿Cambio de caballo? Ya saben que el dinero no es de ninguna ideología. Ni de ninguna patria.
[Fuente: Por Agustín Marco, Cotizalia, Madrid, 18sep11]
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