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13may06
El caso Repsol-YPF, en medio de un complejo panorama energético.
Antonio Brufau, el catalán que preside Repsol-YPF, ratificó el jueves la disposición de los españoles a desprenderse de entre el 15 y el 20% del capital de su filial argentina. Intención que viene de antes, esta vez tiene el plus de coincidir con una movida que el Gobierno cocinaría a todo vapor: la posibilidad de que un grupo local haga pie en la petrolera, tal como ya informó Clarín.
En estos días, esa alternativa tomó un vuelo insólito, tanto por su dimensión como por la verdadera factibilidad de que vaya a corresponderse con la realidad. Según información que circula en despachos oficiales y entre operadores del mercado, se trataría de armar un grupo privado-estatal para estirarse, si fuera posible, al 50% del capital.
Tomada como viene, la versión dice que bancos nacionales, algunos públicos, fondos de inversión que se presentan como nacionales y AFJP representarían el 30%. Y que el Estado tomaría el 20% restante. Matizada, la operación podría consistir en reconocerle y valorizarle a Repsol las inversiones realizadas y armar una estructura colateral con las nuevas.
Es que, finalmente, el verdadero nudo de la trama que se urde alrededor de Repsol y de todo el mercado son las inversiones petroleras: según algunos especialistas, ya urgidas por el actual panorama energético argentino. Y que esas inversiones, además, tengan lugar en un escenario de precios regulados.
Pero cualquiera sea la operación que se arme con Repsol —si se concretará alguna—, se requeriría una montaña de dólares y gente dispuesta a ponerlos. También, que los españoles acepten asociarse con el Estado argentino, con lo que eso puede significar para sus negocios internacionales. Pero en la hipótesis de que hubiera cartas tapadas, está claro que nadie mostrará ahora cuántas y cuáles son.
"Algo viene cocinándose sobre YPF desde aquél misterioso viaje de Cristina Kirchner y Alberto Fernández a España", recuerda un asesor del mercado. "Ya se ha hablado bastante de todo esto con Repsol y con el propio gobierno español", dice alguien que se mueve en el ámbito oficial.
Pero si es enorme y de muy dudosa factibilidad aspirar al 50%, mucho más ambicioso resultaría que el Gobierno también pretendiera articular alguna fórmula, acaso dividiéndola, para intervenir en el manejo de la compañía. Si hay algo que Brufau ha dicho siempre es que no se cederá el control de Repsol-YPF.
Es una información probada que, después del pago al Fondo Monetario, la Casa Rosada se planteó el objetivo de ir por YPF, tanto como que después se lo desechó de tan oneroso que resultaba. Y es otra, que deberá ser comprobada, la que le atribuye a Néstor Kirchner la intención de anunciar algo durante su acto del próximo 25 de mayo, en caso de que se llegara a tiempo.
Entretanto se tejen proyectos o fantasías, en el Gobierno siguen lidiando con un horizonte energético que pinta inquietan te para más de un grupo industrial. De esto, en el fondo, habría hablado en los últimos días el secretario de Energía, Daniel Cameron, con directivos de las principales petroleras.
De acuerdo con información del mercado, Cameron los habría urgido a presentar planes de inversión para aumentar la exploración y la extracción. Se dice que las alternativas que delineó fueron: proyectos propios, proyectos en asociación con otras empresas o, directamente, que les cedan zonas a terceros dispuestos a invertir.
Lo que en cualquier caso este escenario deja al descubierto es la movida petrolera en la que el Gobierno ha decidido involucrarse, bajo la forma que sea o que uno quiera imaginar.
Así el telón de fondo también resulte el abastecimiento energético, otra cosa es la discusión que se viene con Bolivia por el precio del gas que ya le vende a la Argentina. Cuesta creer que si Evo Morales quiere imponerle a Brasil un aumento del 50 o el 60%, no vaya a pretender eso mismo con el gas que se envía para acá.
Tal vez los funcionarios locales piensen que el caso argentino es bien diferente al brasileño, sin Petrobras de por medio y con el "amiguismo" con Morales de por medio. El peligro es que, si en eso consiste toda la estrategia, puedan verse enfrentados a una negociación inesperada.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 13may06]
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