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28jul14
Los problemas de Prisa se agravan: Cebrián ya escucha ofertas por la SER
Ya no hay activos intocables en el grupo Prisa. Las necesidades apremian y el presidente ejecutivo, Juan Luis Cebrián, está dispuesto a vender la Cadena Ser, si es preciso. De hecho, fuentes del propio conglomerado mediático aseguran a este diario que ya ha habido contactos con inversores extranjeros para estudiar la operación. Se trataría, en síntesis, de vender la parte española de la línea de negocio de radio. Paradójicamente, semanas atrás los empleados de la Ser aceptaron bajarse los sueldos porque sobre ellos pendía la amenaza de que la empresa acometiera un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE). En concreto, durante las negociaciones la empresa llegó a plantear 300 despidos.
La situación de Prisa es casi insostenible. El holding de medios ha registrado unas pérdidas de 2.163 millones de euros en el primer semestre de 2014 que atribuye a los impactos contables ya anunciados derivados de la venta de Canal+, según informó la propia compañía la pasada semana. En esa presentación de resultados, quedó claro, una vez más, que la Cadena Ser y Santillana son los activos más potentes del grupo editor. En lo que concierne a la radio, excluyendo los impactos del tipo de cambio, los ingresos publicitarios de radio en Latinoamérica se habrían incrementado un 12,8%. El EBITDA ajustado de la Radio alcanzó 29,85 millones de euros (+43,6%) en el primer semestre, el impacto de tipo de cambio es de 1,6 millones de euros.
Antes de acabar 2014
Las fuentes no oficiales de Prisa aseguran que la dirección del grupo ya ha mantenido contactos con varios inversores extranjeros que estarían interesados en hacerse con las emisoras. La idea es dejar el negocio radiofónico en España. Es decir, el conglomerado mediático continuaría apostando por explotar las licencias de radio en Latinoamérica. De momento, se trata de contactos preliminares que deberían concretarse antes de que acabe el año. Si la venta se materializase, el holding creado en su día por Jesús de Polanco quedaría reducido a El País y Santillana en España.
Lo cierto es que esta posibilidad concuerda con la hoja de ruta de la compañía. En la última junta de accionistas, Cebrián dejó muy claro que continuaría el proceso de desinversiones. Sus acreedores obligan a Prisa a desprenderse de activos para poder pagar su mastodóntica deuda de 3.200 millones de euros. En los últimos meses, el grupo editor ya se ha desprendido de Digital Plus, de más de la mitad de su participación en Mediaset y de una parte de Santillana: Alfaguara y otros sellos editoriales. Asimismo, Cebrián hizo hincapié en la vocación de ser un grupo latinoamericano y no solo español. De hecho, la mayor parte de los beneficios del holding provienen de sus negocios al otro lado del Atlántico.
Como se ha dicho, los activos más fiables de Prisa son la cadena Ser y la editorial Santillana. En un principio, la idea del consejo de administración era no vender ninguno de ellos. Pero los problemas son apremiantes. Y, según las fuentes mencionadas, Cebrián y compañía deben elegir cuál de los dos negocios pierden para salvar el futuro de la compañía. En un pasado no muy lejano los dirigentes del grupo han escuchado ofertas por Santillana. Parece que las tornas han cambiado y las intenciones ahora son otras.
Plantilla muy castigada
Fructifique o no la venta, el caso es que la plantilla de la Cadena Ser ya ha sido bastante castigada por parte de la dirección. El pasado marzo, sin ir más lejos, los directivos comunicaron a los empleados de la Ser, que sigue siendo la cadena más oída en España, sus intenciones de acometer más recortes. Los trabajadores esperaban una propuesta de reducción salarial del 10%, en línea con lo que había ocurrido en fechas precedentes en otras unidades de negocio. Su sorpresa fue mayúscula cuando conocieron que Cebrián y el resto de dirigentes planean un ERE que afectaría a 300 periodistas.
En este caso, los despidos tendrían lugar, sobre todo, en la sede central de la emisora, ubicada en Madrid. De hecho, el ERE de 2012 afectó a los empleados en los diferentes centros territoriales. Finalmente, hubo una votación de la plantilla para ver si se aprobaban los recortes. Y así fue. Por tanto, parecía que se habían acabado, al menos por un tiempo, los quebraderos de cabeza para los trabajadores de la Ser. Nada más lejos de la realidad. Porque, en buena lógica, si alguien compra la radio, no sería nada descartable que hubiera nuevas reducciones de personal.
[Fuente: Por Alberto Lardiés, Vozpópuli, Madrid, 28jul14]
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