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29may14
Los Polanco sólo retienen el 10% de Prisa tras la entrada de los bancos y fondos buitre
La revolución en el capital de Prisa está en marcha. Y es que los sucesivos acuerdos alcanzados en los últimos años por Juan Luis Cebrián para inyectar fondos y reflotar la compañía se plasmarán en el accionariado en los próximos días, con múltiples conversiones de acciones, canjes de deuda por capital y similares. Según los comunicados remitidos por la compañía a la CNMV y las cuentas que efectúan diversos analistas, el final del camino es claro. La familia Polanco apenas retendrá un 10% de la compañía, lejos del 70% que atesoraba hace sólo un quinquenio, poco después de fallecer el fundador, el todopoderoso Jesús Polanco. Todo un cambio de piel.
La compañía cuenta actualmente con unos 920 millones de acciones Clase A y 312 millones Clase B. Estos segundos títulos fueron entregados a finales de 2010 a los accionistas de Liberty, vehículo financiero formado por diferentes hedge funds y firmas de inversión lideradas por los ejecutivos americanos Nicolas Berggruen y Martin E. Franklin. A cambio de inyectar unos 650 millones, las empresas que participaron en la operación recibieron por cada una de sus acciones de Liberty 1,5 títulos ordinarios de Prisa y tres acciones sin derecho a voto convertibles -Clase B-, además de 0,50 dólares de los propios fondos de la sociedad.
Los agraciados disponían de 42 meses para convertir las acciones Clase B en títulos ordinarios de la sociedad. Vencido ese plazo -cosa que sucederá el próximo viernes 30 de mayo-, la conversión es obligatoria. Cada poseedor de una de esas acciones de segunda recibirá 1,33 títulos de primera. ¿Conclusión? Una lluvia de nuevos 'papelitos' en circulación que empezarán a diluir de verdad a los accionistas de Prisa. La firma ya avanzó ayer una ampliación de casi 103 millones de acciones. Con un premio extra: las Clase B llevaban vinculado un dividendo preferente que Prisa, según le ha facultado la Junta, pagará también en valores. Esto es, 77 millones de acciones más.
Cerrado este frente, se abre el de la operación rescate a Prisa orquestada por el establishment nacional en junio de 2012. Entonces, Telefónica se comprometía a inyectar 100 millones en el capital del grupo de medios vía bonos convertibles en acciones. A su vez, La Caixa, Santander y HSBC accedían a entrar en el accionariado mediante el trueque de deuda por capital por importe de 334 millones. El precio de conversión de los bonos adquiridos se situaba en 1,03 euros, lejos de la actual cotización de la editora de El País. Se convertirán automáticamente en el mes de julio, suponiendo una ampliación de otras 421 millones de acciones.
Y no es el último proceso en marcha. A finales de 2013 y dentro de su proceso de refinanciación, Prisa pactaba con 16 fondos buitre la entrega de warrants convertibles en hasta 372,6 millones de acciones, el 17% de la firma, a un precio de ejecución de 0,2672 euros. El negocio es redondo, en tanto lograban plusvalías desde el primer día, con una cotización en 0,4 euros. Algunos de las principales firmas distressed implicadas en la operación ya han comunicado a la CNMV la ejecución de sus opciones, si bien tienen hasta cinco años para implementar la transacción
Una lluvia de nuevas acciones
La conclusión es que el Grupo Prisa afrontará en las próximas fechas la entrada de más de mil millones de acciones, lo que dejará en capital en más de 2.000 millones de títulos una vez realizada toda la dilución. Una ampliación del capital que cambia dramáticamente la fotografía de los accionistas. Para empezar, la familia Polanco quedaría con sus 221 millones acciones a través de Rucandio en torno a un 10% del capital. Le superarían los bancos, con un 15%, sin contar con la constelación de fondos buitre en el horizonte. Telefónica se quedaría con un 4%, la dupla Berggruen y Franklin atesorarían otro 2% y Otnas Inversiones -sociedad a medias entre los Polanco y los americanos- ostentaría un 4%.
Esto es, el grupo de medios no tendrá a priori un núcleo duro de control. En el afán por conformarlo de nuevo en torno a los Polanco debe entenderse la reciente entrada en el Consejo de Administración de Roberto Alcántara Rojas, magnate del transporte aéreo low cost e incluido en la lista de los 100 principales ejecutivos de México que elabora anualmente la CNN. "Roberto es un exitoso empresario mexicano (…) que ha adquirido un importante compromiso inversor con nuestra compañía de acuerdo con el actual accionista de referencia", le presentó Cebrián en la última junta de Accionistas. Por ahora, pese a entrar en el cónclave y en la Comisión Delegada, solo tiene consignado el 0,001% de Prisa.
Y es que, según los cánones, la evolución accionarial durante la crisis convierte a la dueña de la Cadena Ser en una compañía fácilmente asaltable, al carecer de un núcleo duro que controle, al menos, el 30% del capital. Desde la última reforma de opas -ofertas públicas de adquisición-, el límite a partir del cual es obligatorio lanzar una propuesta de compra sobre el 100% de la compañía es un tercio de las acciones. De hecho, en el primer diseño que hizo Prisa de su accionariado, cuando entró Liberty en 2010, la familia Polanco se quedó en el 35% y, desde entonces, junto a sus socios americanos siempre se ha garantizado el control de al menos una tercera parte.
Que los fondos y entidades financieras hayan tomado la llave del capital con las diferentes conversiones de instrumentos deja a los Polanco en manos de socios siempre dispuestos a vender al mejor postor. En ese marco tendrán que armarse las mayorías en el Consejo. Por otra parte y a pesar de todos estos contras, se puede llegar a la rocambolesca conclusión de que Prisa tiene su mayor ventaja en su talón de Aquiles. Como señalaba ayer un analista: "Aunque sea opable, ¿quién va a querer comprar Prisa con su disparada deuda?". El mercado y el tiempo dirán.
[Fuente: Por Daniel Toledo y Ruth Ugalde, El Confidencial, Madrid, 29may14]
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