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07nov12
Huelga y fuga de firmas: 'El País' afronta su momento más delicado en 36 años de historia
"Con Jesús Polanco era otra cosa. También hubo tensiones laborales, pero al menos te dejaba hablar. Tenías la sensación de que te escuchaba. Las negociaciones con Cebrián han sido diferentes. En uno de los últimos encuentros dijo al Comité que había que hacer el ERE sí o sí para garantizar el futuro de El País para los próximos 15 años. Los allí presentes le cuestionaron el exceso de edad de la plantilla que argumenta para justificar los despidos. Y le recordaron la suya propia [recientemente cumplió 68 años]. Acto seguido se levantó y se fue. Y cuando él te cierra las puertas del grupo, nadie te las abre", explican fuentes internas de El País, cuyos profesionales apoyaron ayer masivamente el primero de los tres días de huelga convocados. Sólo los capos remaron para llevar a los quioscos un número de circunstancias.
Y es que más allá de como acabe el conflicto laboral, sólo un perdedor se dibuja en el horizonte. El rotativo, fundado en el año 1976 y clave en la Transición española, se adivina como la última víctima de una compañía -Prisa- que lidia con una deuda que supera los 3.000 millones de euros y que, ante la imposibilidad de cubrir un agujero que llegó a superar los 5.000 millones, ya ha pactado la entrada en el capital de sus principales acreedores, véase la gran banca -HSBC, Santander y La Caixa-. Algunas de las principales firmas del diario han denunciado en los últimos días -de forma más o menos alegórica- los excesos cometidos y los apuntes de decadencia en un grupo otrora envidiado como cobijo profesional.
De hecho, hay quien incluso ha puesto tierra de por medio. "Desde febrero de 1994 hasta octubre de 2012 he sido columnista de política nacional del diario El País", añadía hace apenas días en la biografía de su web el intelectual e historiador Santos Juliá. Todo después de un polémico artículo en que citaba de forma inconveniente a otro de los desheredados de la casa: "Llevamos digeridas tantas cifras aberrantes sobre los 'baños de oro', como diría Enric González, en que han alegremente chapoteado los causantes de esta crisis, antes, durante y después de haberla desencadenado, que nada sorprende ya si no se repite una y otra vez: 25 tipos, 25, ganaron en un año, administrando fondos de cobertura, tres veces más -tres veces más- que 80.000 maestros, 80.000, de Nueva York".
Y trasladaba la problemática al ámbito de los medios de comunicación. "La profunda crisis económica que afecta a los medios de comunicación escritos -y de la que este diario no se libra- posiblemente se afrontaría con otra actitud, y con mayor eficacia, si el reciente incremento de la desigualdad se redujera a unos niveles que permitieran la reconstrucción moral de una comunidad capaz de hacer frente a la depresión causada y extendida por esa misma desigualdad. No se trata de buenas intenciones ni de consideraciones moralizantes, sino de afrontar una situación de crisis sin sembrar de cadáveres el camino", reza el texto incluido por el propio autor en su web y objeto de polémica por las denuncias de censura sobre el mismo lanzadas desde el Comité de Empresa. No ha sido Juliá, en todo caso, el único que ha trasladado a los lectores la inquietud por la casa.
Maruja Torres, en su elogio en El País Semanal a la serie The Newsroom -saga sobre el mundo del periodismo producida por la HBO-, apuntaba inevitables paralelismos. "La serie está llena de zarpazos de realidad, como esa propietaria dotada de un nombre muy oportuno -Leona- que, en un momento dado, expone a Skinner [presidente de la división de Noticias] cómo piensa hacer para despedir a su presentador, siendo este una estrella intocable: 'Creando el contexto', dice. Pensémoslo bien. Un contexto es, sobre todo en periodismo, cuestión de palabras. Cuestión de calumnias. A McAvoy empiezan por tenderle insidiosas trampas sexuales, y el escándalo salta a los medios. A otros se les descalifica con insistencia, por motivos de edad o de falta de cualificación tecnológica". A buen entendedor…
El 'contexto' económico
Es más, el grupo de medios también dispone de un 'contexto económico' al que agarrarse para justificar el ERE. Según las últimas cuentas remitidas a la CNMV, su buque insignia registró un saldo operativo negativo de 5,43 millones de euros hasta septiembre, un deterioro significativo respecto al beneficio de 1,25 millones obtenido en el mismo periodo del año anterior. Un desempeño que justificaría la salida de 149 profesionales -119 despidos y 30 prejubilaciones, un tercio de la plantilla- acogiéndose a las condiciones de la reforma laboral del Gobierno popular, esto es, 20 días por año trabajado con un límite de 12 mensualidades. Un dato puntual al que los trabajadores contraponen otro: los 850 millones de beneficio en lo que llevamos de siglo. Y recuerdan los sueldos millonarios que percibe la cúpula de la compañía.
Estrecheces económicas y decadencia periodística, unidas. Al menos así lo denunciaban esta misma semana las propias firmas del diario. "Nosotros, colaboradores del diario El País, queremos manifestar nuestra inquietud y malestar por los casos de censura que ha denunciado el comité profesional en los últimos días, vinculados al ERE (…) Creemos que estos episodios suponen un paso más en el deterioro de los valores fundacionales de un diario crucial para las libertades y la democracia española, que hoy es más necesario que nunca ante la profunda crisis económica, política e institucional que viven España y Europa", reza una misiva enviada al Comité de Redacción en vísperas de la huelga por una treintena de nombres ilustres como Mario Vargas Llosa, Antonio Muñoz Molina, Jorge Edwards, Fernando Savater o Javier Marías. Se adivina un antes y un después.
[Fuente: El País, Madrid, 07nov12]
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