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21may11
Cebrián nombra consejero a Abril Martorell para preparar su sucesión en Prisa
Prisa prepara con mimo la sucesión de Juan Luis Cebrián como factótum del grupo. Y el primer paso lo dará la Junta General del próximo 24 de junio. Según la información remitida a la CNMV, los accionistas votarán ese día el nombramiento de Fernando Abril Martorell como consejero ejecutivo de la sociedad para los próximos cinco años, un escalón más en su camino para convertirse a medio plazo en el primer ejecutivo de la casa. El ex responsable de Credit Suisse en España asumió el 1 de abril el cargo de director financiero y adjunto al consejero delegado de Prisa.
El fichaje de Abril Martorell como número dos de la firma le convertía ipso facto en el elegido. Primero, por currículum. Ex consejero delegado de Telefónica, parecía obvio que no llegaba a Prisa para ser un simple financiero. Y segundo, por la propia situación económica del grupo. La compañía de los Polanco acumula a día de hoy una deuda de 3.200 millones de euros, pese al intenso proceso de desinversiones acometido en los últimos meses. Su figura resulta clave para sanear las finanzas de la compañía, con la venta de activos o ulteriores ampliaciones de capital en el horizonte. También es un bálsamo para la banca acreedora de la compañía.
De hecho, sus primeros deberes quedaron claro apenas tomó tierra. El propio Cebrián confiaba en mayo a los analistas que la prioridad de su nuevo cerebro financiero era sentarse con las entidades financieras y negociar la mejora de las condiciones en el pago de la deuda. Prisa comunicaba el pasado 2 de diciembre el acuerdo con sus bancos acreedores para extender el vencimiento de sus préstamos hasta mayo de 2013. Una reestructuración que ha costado sangre a la compañía, que para cumplir sus compromisos ha tenido que deshacerse de Cuatro y participaciones en Santillana, Media Capital y Digital+.
Cambios con un horizonte de tres años
La cuestión para el relevo es de plazos. El contrato suscrito por Cebrián con los nuevos accionistas de Liberty le garantizaba al menos tres años en su actual responsabilidad. En una entrevista reciente, el ejecutivo se aferraba a ese trienio. “He firmado por tres años como primer ejecutivo de la compañía y consejero delegado del grupo”, decía. Eso sí, el abanico de opciones se abre pasado ese tiempo. “Quizá ya no ocupe el puesto de consejero delegado, sino alguna otra posición en el Consejo de Administración. Me gustaría disponer de más tiempo para escribir”, aseguraba.
Cebrián había apuntado previamente en una entrevista con The Guardian que la empresa necesitaba un cambio en la gestión y que el final de esta transformación suponía su salida. “El final del cambio es cambiarme a mí”, remachaba. Eso sí, no fijaba plazos. En privado, él sugiere a sus allegados que ya ejerce al tiempo de presidente y consejero delegado. Bajo ese prisma, no sería de extrañar un movimiento como el que tuvo lugar en El País hace apenas semanas. Ignacio Polanco, hijo del todopoderoso fundador de Prisa, cedía a Cebrián el título de presidente en el rotativo. La familia Polanco, que ha perdido la mayoría de Prisa, también desaparecía de la mancheta de su buque insignia. Todo un hito.
La llegada al cargo de Abril Martorell coincide con el profundo ajuste de plantilla que tiene en marcha la sociedad. La hoja de ruta que marcará el futuro de los profesionales de Prisa en los próximos meses es el denominado Plan de Eficiencia Operativa, que contempla la rescisión del contrato de 2.514 empleados entre 2011 y 2012. Prisa prevé desprenderse -vía bajas incentivadas, prejubilaciones o externalizaciones- de un 18% de su plantilla. Su llegada a la empresa también se produce meses después de la entrada en el capital de los fondos de Liberty, que han inyectado 660 millones en la firma y han permitido reestructurar la deuda.
“Los fondos americanos exigieron un gesto rápido, que se hiciera algo para mejorar la gestión”, interpretaban fuentes financieras tras la contratación del ex presidente de Credit Suisse. La Junta del mes próximo también aprobará las cuentas anuales de 2010 –que arrojaron unas pérdidas de 72,9 millones de euros-, al tiempo que modificará los Estatutos Sociales para dividir el actual Comité de Gobierno Corporativo, Nombramientos y Retribuciones en dos cónclaves distintos.
[Fuente: Por D. Toledo, El Confidencial, Madrid, 21may11]
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