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18jun10


La 'carpeta roja' que Millet olvidó en su despacho envía a la cárcel a la cúpula del Palau


Prisión sin fianza. Fèlix Millet y Jordi Montull, los dos hombres que durante décadas manejaron a su antojo el Palau de la Música de Barcelona y, especialmente, su dinero, irán a prisión por culpa de unas sencillas notas manuscritas.

En su día, el juzgado de instrucción número 23, que dirige el juez Juli Solaz, les dejó en libertad a pesar de que confesaron por escrito haber robado a la institución (reconocieron un latrocinio de poco más de 3 millones de euros, mientras que los auditores elevaban esta cifra hasta los 33,6 millones). Sin embargo, ahora no han tenido tanta suerte. Se encuentran inmersos en otro asunto que investiga la magistrada Miriam de Rosa Palacio, del juzgado de instrucción número 10 de Barcelona, y a ésta no le ha temblado el pulso.

Se trata de la querella que la fiscalía presentó la pasada semana sobre la intención de construir un hotel de lujo en unos solares cercanos al propio Palau.

Los dos prohombres declararon ayer durante más de cuatro horas ante De Rosa. Por la tarde, ésta firmó el auto de prisión sin fianza. Reconoce la magistrada que no existe riesgo de fuga, pero "sí es apreciable un riesgo de ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes, siendo obvia la capacidad de los imputados para influir en este momento inicial de la instrucción sobre otros posibles imputados o testigos o quienes pudieran serlo". Por esta querella tendrán que declarar también el consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, la directora general de Patrimonio, Inmaculada Turu, los tenientes de alcalde de Barcelona Xavier Casas, Carles Martí y Ramon García-Bragado, el gerente de Urbanismo de Barcelona, Ramon Massager, y el líder de CiU en el consistorio, Xavier Trias, entre otros.

La decisión del juzgado se debe a la documentación aportada por el fiscal, que examinó con lupa el contenido de una carpeta roja que Millet olvidó en las dependencias del Palau de la Música. En ella, se hallaban anotaciones a mano y cartas personales de los dos prohombres, con extrañas notas que explicaban el nuevo latrocinio que pensaban cometer. Entre otras documentación, también había varias cartas dirigidas a Xavier Trias, donde Millet le pedía ayuda para desencallar el tema de los permisos del hotel ante las autoridades municipales y le pedía que hablase con concejales o con el gerente de Urbanismo.

También es reveladora una carta de Montull a Manuel Valderrama, que había de ser el constructor, donde le adjuntaba la correspondencia con el teniente de alcalde y le advertía que si éste no le daba buenas noticias, "recurriremos al alcalde". En otra, le comenta una reunión de Fèlix y de él mismo con Trias con el fin de asegurarse el apoyo de CiU.

Para iniciar la operación del hotel, los dos acusados tejieron una intrincada operación en la que echaron mano de sus contactos y, especialmente Fèlix Millet, de su peso en la sociedad barcelonesa. El fiscal lo expone a la perfección en la querella: "Utilizando la especial posición de sus cargos y aprovechando las relaciones personales generadas (...) llegaron a hacer contactos con altos responsables del Gobierno de la Generalitat que finalmente llevaron a que el honorable consejero Antoni Castells, actuando como consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, firmase el día 8 de marzo del 2006 un documento titulado Convenio entre la Generalitat de Cataluña y la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música para la transferencia de aprovechamiento de diversas fincas".

El resultado de los tejemanejes, tanto con los responsables políticos de la Generalitat como, posteriormente, con los responsables políticos del Ayuntamiento -que habían de recalificar los terrenos mediante un cambio en el plan metropolitano-, fue que los dos prohombres lograron que el Gobierno catalán les cediese la calificación de residencial que tenía un edificio de la Generalitat. A cambio, ellos le cedían la calificación de servicios que tenían sus solares. Como compensación, se comprometían a que el Gobierno sería indemnizado con 5.550.000 euros por la constructora del hotel.

Una operación de 20 millones

Paralelamente, ya habían vendido el solar y los derechos sobre el mismo a Olivia Hotels, a cuyo dueño, Manuel Valderrama, hicieron entrar como patrono del Palau de la Música. El empresario hotelero hizo cuentas: tenía que gastar 4.448.491,20 euros en obras para el colegio La Salle Comtal, a quien pertenecían originariamente los solares y que los donaba a cambio de modernizar su centro escolar; los 5,55 millones de euros a la Generalitat; y otros 3.606.072 euros a la Fundación del Palau como compensación, además de 15 plazas de parking y un local de 340 metros cuadrados.

Es decir, que sin tener ni siquiera permiso para iniciar las obras, la previsión de gastos llegaba a casi 14 millones de euros, a los que habría que añadir el coste de los edificios que se iban a levantar y los estratosféricos honorarios del arquitecto, que no era otro que Óscar Tusquets, el mismo que se había encargado de la remodelación del Palau. En total, pues, una operación de algo más de 20 millones de euros.

La intrincada operación quedó perfectamente detallada en las notas manuscritas que Millet se olvidó en su despacho. Y de ahí que se sepa, por ejemplo, que el hotelero llegó a pagar una cantidad todavía indeterminada por las "gestiones y obtención de licencias" de construcción del hotel, cantidad que nunca entró en las cuentas del Palau de la Música. Estas cantidades, libradas en efectivo, eran una especie de comisión que el ex presidente del Palau cobraba por hacer de intermediario y lograr que se cambiase el plan metropolitano.

En las anotaciones, por ejemplo, figuran las cifras de 600.000, 700.000 y 900.000 euros. Según Montull, las dos primeras cantidades eran adelantos que Olivia Hotels había de pagar al Palau. La otra, los honorarios del arquitecto. Pero las primeras nunca llegaron a las cuentas de la institución y el segundo cobró una cantidad sensiblemente más alta.

Pero las notas, según ha sabido El Confidencial, apuntan a que las comisiones que pensaban cobrar por la operación sobrepasaban los 3 millones de euros, ya que los más de 3 millones que Olivia Hotels debía donar al Palau podían ir destinados a sus bolsillos en vez de pasar a formar parte del patrimonio de la institución que dirigían. Las sospechas apuntan a que los parkings y el local serían propiedad de la institución musical pero el dinero en efectivo seguía un curso distinto.

[Fuente: Por Antonio Fernández, El Confidencial, Madrid, 18jun10]

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