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06abr08
Llega a 28 millones la cifra de norteamericanas que reciben bonos del estado para comer
Con la amenaza de una recesión que ya casi nadie discute y las consecuencias cada vez más evidentes y lacerantes de la crisis hipotecaria, Estados Unidos se encamina a las elecciones de noviembre con una serie de records inesperados hace apenas un año. Quizá, el peor de todos es que, según cifras oficiales, en el año fiscal que comienza en octubre, 28 millones de habitantes de la nación más rica de la tierra, deberán usar los vales de comida que entrega el gobierno para comprar los bienes más esenciales.
Las cifras reunidas por la Oficina de Presupuesto del Congreso, indican que se trata del nivel más alto desde que en la década de 1960 se implementó el programa de asistencia alimentaria destinado a los sectores más golpeados de la población.
El incremento es un indicador de un panorama de dificultades que esta comenzado a llover como una tempestad sobre los norteamericanos y que explica el 81 por ciento de insatisfacción que muestra una última encuesta de The New York Times (ver Sondeo...). El cóctel es ciertamente explosivo: combina el embargo creciente de viviendas hipotecadas debido a que la gente no puede pagar cuotas en constante aumento, el incremento de la desocupación y los precios de los artículos comunes en constante alza.
Un informe del diario The Independent de Londres señaló que "hasta ahora el emblema de la tendencia descendente de la economía ha sido la enorme cantidad de viviendas embargadas por la ejecución de hipotecas y las innumerables familias que se han quedado sin casa. Pero ahora, la crisis está comenzando a golpear al país en el estómago. Poner un plato de comida sobre la mesa es un desafío que a muchos estadounidenses les cuesta más poder superar. Como barómetro de la salud económica del país, el uso de vales de comida puede no ser perfecto pero, sin duda, es revelador".
Esta combinación de calamidades tiene un efecto inevitable, según los analistas, en las elecciones presidenciales de noviembre y pueden ser una muy mala noticia para el candidato oficialista John McCain.
El titular de la Reserva Federal, el Banco Central norteamericano, Ben Bermanke admitió por primera vez la semana pasada que Estados Unidos se encamina a una recesión. Y aunque intento ser cuidadoso en los términos dejó claro que es alta la incertidumbre sobre la economía.
La historia parece indicar con claridad que un ambiente de recesión no es un buen socio para que el partido en el gobierno retenga el poder. Y se citan los casos de Jimmy Carter o Herbert Hoover que perdieron la reelección en 1980 o 1932 debido al achicamiento de las economías. Y los efectos políticos del problema se pueden extender aún después que el fenómeno recesivo cesó, como descubrió George Bush padre, cuando perdió frente a Bill Clinton en 1992.
La crisis en EE.UU. no se limita sólo a las regiones industriales cuyas empresas no rinden como antes debido a los problemas de consumo. Cuarenta estados informan de aumentos en las tarjetas de alimentos que el gobierno recarga una vez por mes.
El programa alimentario comenzó hace cuarenta años cuando el hambre era una realidad cotidiana para muchos estadounidenses. Hoy alcanza a quienes ganan apenas por encima de la línea de pobreza.
The Independent recuerda que el Ministerio de Agricultura dice que el costo de alimentar a una familia tipo de bajos recursos se ha elevado un 6% en doce meses. La gente advierte que no puede comprar la misma cantidad de alimentos que antes.
El panorama se agravó en las últimas horas cuando se supo que se perdieron otros 60.000 empleos en marzo en todo el país y que, a diferencia de antes, no es sencillo reemplazarlos u obtener el mismo ingreso en un nuevo puesto.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 06abr08]
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