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21sep09
El Banco de España, a la espera de un milagro
El martes de la pasada semana hizo exactamente un año que, equivocado o no, el Gobierno Bush, en contra de lo actuado hasta ese momento, decidía dejar quebrar a Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión del país. En las semanas siguientes, el sistema financiero internacional estuvo a punto desmoronarse. Solo una acción concertada y tremendamente agresiva de gobiernos y bancos centrales como el mundo no ha conocido jamás evitaría el hundimiento.
No pretendo analizar aquí un hecho que forma ya parte de la historia de la economía, pero sí destacar algunas cuestiones relacionadas aplicables a nuestro país. La primera, la increíble estupidez de su presidente ejecutivo, el arrogante e implacable Richard Fuld, que pocos meses antes rechazó una oferta de compra del HSBC por 20.000 millones de dólares; después, y convencido que lo peor de la crisis había pasado, en lugar de desapalancarse y vender, haría justamente lo contrario, mientras la agencia de valoración de riesgos Moody´s daba la máxima calificación a sus bonos. ¿Les suena?
Igual que Lehman, el Banco de España, que ya antes de la crisis había contemplado impasible como el sistema financiero incurría en unos niveles de riesgo y endeudamiento insostenibles, en lugar de obligarle a desapalancarse y reestructurarse, ha hecho justo lo contrario. Como garante principal de la delirante afirmación de Zapatero y los interesados, de que tenemos el sistema financiero más sólido del mundo -¡con un 54% en manos de caciques políticos locales, los mejores gestores del planeta!–, entró en una espiral de permisividad que toleraría, por ejemplo, que CCM y probablemente otros muchos dieran beneficios cuando sus pérdidas eran colosales. El BdE autorizó el falsear los balances valorando activos a precios ficticios, ocultar pérdidas en empresas instrumentales y camuflar la morosidad. Adicionalmente, el pasado mes de julio cambiaría las reglas de provisión de préstamos dudosos para evitar que muchas entidades dieran pérdidas éste año.
También y como Fuld con el HSBC, propuestas razonables de fusión han sido vetadas por caciques políticos locales, porque implicaban el control de Cajas de una región por las de otra, y el BdE, en lugar de dar un puñetazo encima de la mesa como es su obligación, se ha arrugado ante los caciques, después de haberles entregado una buena parte de los más de 20.000 millones de dinero público y 47.000 millones de avales al sistema, unos recursos que habrían bastado para evitar el cierre de decenas de miles de pymes y autónomos, y que han sido utilizados, no en sanear sino en refinanciar una deuda que no podrán pagar, y que ahora quien responde ya no son ellos, sino España. “El sistema no pasaría un test de sentido común”, afirmaría Variant. Por cierto, ¿se han pactado el FAAF y el FROB a cambio de que la banca invierta la liquidez obtenida del BCE en deuda del Estado, manteniendo así una ficción de falsa solvencia?
Sorprendentemente, o tal vez no tanto si consideramos que están tratando descaradamente de apoyar sus posiciones especulativas, varios importantes bancos internacionales de inversión han mejorado su apocalíptica visión para algunos bancos cotizados, y lo hacen justo cuando España tiene todas las precondiciones necesarias para una crisis financiera masiva: la mayor deuda mundial para un sistema financiero, equivalente a cinco veces su capital y reservas, con vencimientos anuales seis veces superiores a sus beneficios imputables a España, y que no podrá devolver; 440.000 millones de préstamos a promotores y constructores, garantizados por activos fuertemente inflados que pierden valor cada día, y una morosidad que crece exponencialmente.
La semana antes del hundimiento de Lehman, los mercados de futuros indicaban una caída adicional del 15% del precio de la vivienda, muy por debajo a la prevista en España, que se estima en un 35%; una caída de ese calibre combinada con pérdidas de valor similares de otros activos harían inevitable el colapso. Y la pregunta es, ¿cuánto tiempo creen los analistas internacionales, que acaban de descubrir justo cuando ha desaparecido que “existe un colchón cómodo de reservas”, que podrá mantenerse la ficción en la que el sistema vive instalado? Nadie está tomando las decisiones que hay que tomar, sólo se está tratando de ganar tiempo, pues con unas expectativas de paro y deflación realmente dramáticas, ni siquiera un milagro podrá evitar quiebras en cadena. En Irlanda, el otro país de la UE con una burbuja inmobiliaria similar casi todos los bancos han sido nacionalizados.
Pero ya que los bancos internacionales hacen ahora la vista gorda sobre la veracidad de los balances y la inmensidad de la deuda, la cuestión es, ¿cómo conocer la realidad? Hace unos días, S.McCoy ponía sobre la mesa un instrumento adecuado para realizar una aproximación: las cifras auditadas de CCM. Extrapolémoslas a las entidades en situación similar, ¿cuántas? No lo sabemos, pero siendo muy conservadores no menos del equivalente al 20% de los recursos del sistema. Si CCM es el 0,89% del total y su tasa de morosidad del 17,3%, frente a un supuesto 4,49% oficial comparable -algo que resulta de broma-, tendríamos un crédito dudoso de más de 80.000 millones, y suponiendo también que la mora real para el 80% restante, que también la está ocultando, fuese sólo un 50% superior a la oficial, el volumen absoluto de crédito dudoso a junio ascendería a 179.000 millones de euros o el 9,9%, más del doble de la oficial, frente a unos 60.000 millones del “cómodo colchón de reservas”, cuyo creador fue puesto en la calle por Fernández Ordoñez por creerlas innecesarias.
En la misma línea, E.Segovia, uno de los mejores analistas del sector, diría “la permisividad en las tasaciones permitió a CCM dar un beneficio de 30 millones en 2008, cuando la realidad era una pérdida de 740”. Extrapolada esta realidad al 20% que suponemos en situación similar, estaríamos hablando de una sobrevaloración de resultados a fin 2008 de 17.000 millones para éste colectivo, a lo que hay que sumar la sobrevaloración del 80% restante, no tan dramático pero tampoco inexistente. En el más puro estilo Moody´s, ¿de dónde sacan los interesados analistas-especuladores que los beneficios reales, los de verdad, van a crecer un 11% en 2009 y el 16% en 2010? Me recuerdan al Sr.Moltó a principios de año explicando los beneficios y la excelente situación de CCM, que había mejorado en todos sus ratios. Como conjunto, el sector se encuentra en pérdidas y va ir a mucho peor, y otros análisis corrigiendo las valoraciones infladas de activos, llegan a conclusiones similares.
[Fuente: Por Roberto Centeno, El Confidencial, Madrid, 21sep09]
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