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13abr23
Lula arropa a Dilma Rousseff al frente del banco de los BRICS
La tormenta de arena que se desplaza desde el norte de China ha dejado un paisaje polvoriento en Shanghai, no apto para personas con problemas respiratorios. O para un hombre de 77 años que acaba de superar una neumonía, como el caso de Lula da Silva. Precisamente, fue esa afección respiratoria la que provocó que el presidente brasileño suspendiera a finales de marzo un viaje previsto al gigante asiático. Lula retomó la agenda china aterrizando el miércoles por la noche en Shanghai.
La calima empañaba el distrito financiero de Pudong, al este del río Huangpu, que parte en dos la capital económica de China, cuando Lula llegó el jueves a la sede del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, acrónimo de las cinco economías emergentes (China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) que juntas representan aproximadamente una cuarta parte de la economía mundial.
Allí estaba para arropar a la nueva directora del banco, Dilma Rousseff (75 años), cuyo nombramiento se ha interpretado como una rehabilitación política siete años después de ser destituida como presidenta de Brasil, tras un proceso de impeachment, por varios escándalos de corrupción que acabaron siendo archivados por la Fiscalía brasileña.
Shanghai ha sido la primera parada de una gira de tres días de Lula por el país que es el principal socio comercial de Brasil. El viernes, en Pekín, le espera su homólogo chino Xi Jinping, con quien espera cerrar jugosos acuerdos comerciales. Por ello, el mandatario brasileño ha viajado escoltado por una amplia delegación de empresarios, gobernadores de estado, congresistas y ministros.
Se espera que la guerra en Ucrania sea uno de los temas de discusión que Lula ponga sobre la mesa durante su encuentro con Xi Jinping el viernes en Pekín. El brasileño y el chino comparten una posición similar que han definido de "no intervención", a la vez que se han posicionado como posibles mediadores para lograr el fin del conflicto.
"La época en que Brasil estaba ausente de las grandes decisiones mundiales ya es cosa del pasado. Estamos de vuelta en la escena internacional después de una ausencia inexplicable", insistió Lula antes de su encuentro con Xi.
A la segunda potencia mundial los líderes mundiales saben que hay que viajar bien acompañados. Así lo hizo la semana pasada el francés Emmanuel Macron durante su paseo por Pekín y Guangzhou, en el sur. También lleno estaba el avión del canciller Olaf Scholz cuando se convirtió en noviembre en el primer mandatario europeo en pisar la capital china desde el comienzo de la pandemia. El español Pedro Sánchez, en cambio, decidió que su viaje de este mes a Pekín fuera en solitario.
Por ahora, el único líder con relevancia internacional que ha pisado este año Shanghai ha sido Lula da Silva, que además se ha convertido en el primer jefe de Estado en visitar la sede del banco de los BRICS. Un guiño al bloque comercial con cinco miembros que representan el 24% del PIB mundial y cuyo banco, el NBD, con un capital de 100.000 millones de dólares y que ahora dirige Rousseff, es presentado en China como una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI).
"El gran banco del Sur Global"
"El NBD reúne todas las condiciones para convertirse en el gran banco del Sur Global. Es el producto de una asociación entre los países BRICS con miras a crear un mundo con menos pobreza, menos desigualdad y más sostenibilidad", sostuvo Lula durante el acto de investidura de la ex presidenta brasileña. "Dilma Rousseff aporta su amplia trayectoria y conocimiento sobre políticas públicas y el escenario internacional, fortaleciendo así el papel de liderazgo del NBD para lograr un mundo mejor, sin pobreza ni hambre", sentenció.
"Convertirse en la presidenta del NBD es, sin duda, una gran oportunidad para hacer más por los BRICS, los mercados emergentes y los países en desarrollo", dijo Rousseff durante su discurso. Curiosamente, fue en 2014, durante la presidencia de Rousseff en Brasil, cuando este banco vio la luz para financiar proyectos de infraestructura en los países miembros del grupo y en otras naciones, como Egipto, Emiratos Árabes Unidos o Uruguay, que se adhirieron como socias.
Irán y Arabia Saudí han solicitado este año formalmente su inclusión al bloque de los BRICS, también vendido en ocasiones por Pekín, en su empeño de la necesidad de diseñar un orden alternativo al de la hegemonía estadounidense, como un futuro modelo alternativo al G-7. Una cumbre de junio de 2022 de este grupo significó la primera aparición de Vladimir Putin en un foro internacional con otros jefes de Estado desde que lanzó la invasión a Ucrania. Lo hizo en una agrupación que, a excepción de Brasil, se abstuvo de condenar el ataque ruso en la primera resolución de la Asamblea General de la ONU.
[Fuente: Por Lucas de la Cal, El Mundo, Shanghai, 13abr23]
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