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27ago11


Stiglitz dice que Argentina debe diversificar más su economía y afirmó que la mano invisible del mercado resulto inexistente


La economía argentina será impactada a raíz de la desaceleración que registrará China porque no logró un suficiente desarrollo, más allá del fuerte crecimiento de su PBI, por su excesiva dependencia de las materias primas, afirmó el premio Nobel más admirado por el kirchnerismo, Joseph Stiglitz.

En diálogo con LA NACION, en una pausa del encuentro de premios Nobel de Economía que culmina hoy en Lindau, Alemania, Stiglitz consideró que la mejor receta para tratar de suavizar este impacto es "diversificar más la economía" argentina, al considerar que "es muy dependiente" de las materias primas que exporta.

Por su parte, su par James Mirrlees dijo que el gobierno argentino debería reforzar la estrategia de otorgar subsidios a los sectores pobres, en lugar de realizar "transferencias de ingresos generalizadas que no pueden controlarse".

De inmediato, este ex profesor en Cambridge que obtuvo el Nobel en 1996 junto con William Vickrey por su contribución a la teoría económica de los incentivos bajo información asimétrica, aclaró a LA NACION que, para que esta asistencia social tenga éxito, debe "haber una forma de medir en forma creíble la variación del ingreso a lo largo del tiempo, porque no deben ser mecanismos permanentes, sino transitorios".

Dos días después de mencionar a la Argentina ante los 350 jóvenes economistas y antes sus pares como un ejemplo claro de que las crisis económicas generan altos costos, pero pueden lograr una buena recuperación posterior, Stiglitz colocó algunos matices sobre sus dichos. Al ser consultado sobre la forma en que la Argentina podría eludir el impacto frontal de la crisis (ayer, en su segunda presentación, dijo que será muy difícil para EE.UU. eludir otra recesión), Stiglitz fue más cauto: "Hay un riesgo de una desaceleración en China, lo cual desacelerará el precio de las materias primas, del cual la Argentina es muy dependiente. Por lo tanto, debería diversificar su economía, algo que no se hace de la noche a la mañana".

Cuando se le preguntó si no había medidas de corto plazo para amortiguar el impacto, repitió la alta dependencia del país respecto del precio de las materias primas. Y luego sentenció: "Las materias primas no son suficientes para desarrollarse".

Mientras autografiaba ejemplares de su último libro ( Caída Libre: el libre mercado y el hundimiento de la economía mundial ), Stiglitz continuó respondiendo, apurado por los estrictos organizadores alemanes, que querían que se retirara inmediatamente de una sala para continuar con las siguientes disertaciones.

Con camisa de manga corta -ayer la temperatura superó los 30 grados aquí- agregó: "El turismo está creciendo, algo del sector tecnológico, pero no hay suficiente diversificación, posiblemente porque la calidad del sistema educativo en su conjunto no es tan buena, aunque hay partes que sí lo son; en promedio no es tan buena (la calidad)". De todos modos, volvió a defender el resultado registrado en los últimos años: "La economía ha crecido mucho, ningún gobierno es perfecto pero han hecho un trabajo remarcablemente bueno; el Gobierno ha sido perfecto en manejar un criterio normal para lidiar con la inflación; no fue fácil, pero el país está creciendo nuevamente". No hizo en cambio ninguna referencia a las sospechas en torno de las estadísticas oficiales de precios registradas desde 2007 o a la negación militante de los principales funcionarios a mencionar la palabra inflación.

Poco antes, había diagnosticado el estado extremadamente crítico tanto de la economía norteamericana como de los paradigmas económicos actuales.

"Hace 40 años pasé a ser economista para cambiar el mundo; les pido a ustedes como jóvenes economistas que no sólo hagan ricos a los banqueros, sino que también piensen en cambiar el mundo", dijo con un tono heroico, elogiando las consignas contra la globalización colocadas en una serie de carteles frente al centro de convenciones de Lindau, que ayer fueron retirados por los militantes del grupo Attac.

Los problemas de EE.UU., aclaró Stiglitz, no son coyunturales, ya que la sociedad es más desigual que en los 70 y presenta creciente problemas de empleo. "Con cuatro años de recesión, el desempleo sigue siendo alto y no creo que ni la economía de Estados Unidos ni la de Europa puedan lograr suficientes empleos para revertirlo", opinó. Nada de esto se solucionará con las ideas convencionales, reiteró el ex jefe de asesores de la Casa Blanca con el gobierno de Bill Clinton y ex economista jefe del Banco Mundial. "Hay espacio para un nuevo marco de pensamiento económico en el mundo; las actuales teorías fallaron en anticipar la crisis y, cuando ésta se produjo, dijeron que la crisis estaba contenida o que se debía a problemas exógenos. Nada de eso resultó ser verdad", disparó.

Stiglitz consideró por lo tanto que los gobiernos deben tener un rol activo en las tareas de resucitación económica, porque "la mano invisible del mercado resultó ser inexistente".

En cambio, Edmund Phelps abogó en su disertación para que tanto en los países desarrollados como en los pobres haya más espacio para "los emprendedores y la innovación". Según Phelps, los problemas actuales justamente surgieron por "el excesivo nivel de endeudamiento en Estados Unidos y en Europa" y por el "capitalismo corporativo" que hay en los países menos desarrollados, como ocurre en el mundo árabe, entre otras regiones.

[Fuente: Por Martín Kanenguiser, La Nación, Bs As, 27ago11]

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