EQUIPO NIZKOR |
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20nov06
Permítanme preguntar.
La orden de captura contra los senadores Álvaro García y Jairo Merlano, el representante Erik Morris y el ex gobernador Salvador Arana deja tres lecciones y cinco preguntas.
- 1. Cualquier conocedor de las AUC y de la Costa sabe que Sucre era la periferia del paramilitarismo. Su interés, aparte de un botín burocrático modesto, es una vieja ruta del narcotráfico del golfo de Morrosquillo, de tiempos de los Ochoa. Diego Vecino era un jefe de segunda y Cadena pasó de matarife de pueblo a carnicero de hombres bajo un árbol de caucho de la finca El Palmar, a diez minutos de San Onofre. Los poderosos estaban -y siguen- en otras partes.
- 2. A quienes se escandalizan porque a García se le imputa no ser cómplice sino creador de grupos paramilitares y organizador de masacres hay que decirles que esa ha sido la norma, no la excepción. Salvo el MAS y, parcialmente, los grupos del Magdalena Medio, montados por los narcos en los 80, fueron políticos, terratenientes y militares, con la complacencia de todos los gobiernos desde Turbay (y muchos gobernadores y alcaldes) los que organizaron y armaron a los paramilitares. Que estos se salieron de madre, y José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan, ahora lo lamente, es otro lío.
- 3. Sucre es importante porque es un ejemplo de cómo armar el cuadro. Si se trata de élites locales, basta preguntarse quiénes son ellas y sus conexiones -no solo las cercanas, sino, sobre todo, las bogotanas-.
Entonces:
- 1. ¿Se puede tener éxito en la política y los negocios, sin que a uno lo maten o lo destierren, en medio de paramilitares que, por definición, copan todos los espacios, sobre todo los de la política y los negocios?
- 2. Si se puede, no hay problema. Si no: senadores Álvaro Araújo y Mauricio Pimiento y gobernadores de Cesar y Magdalena (y muchos, muchos otros) ¿cómo se hace política independiente en los departamentos de Jorge 40?
Senadora y ex presidenta de la Cámara Zulema Jattin, ¿cómo se intenta llevar de candidato a un jefe paramilitar de Córdoba, sin nada que ver?
Senadora Piedad Zuccardi, ¿cómo puede estar casada con un hermano de Álvaro García, despojado de su investidura pero activo en plenarias del Congreso, sin nada que ver?
Ministras Araújo y Guerra de la Espriella, ¿todo está bien con la política en sus departamentos, gracias a la cual, en buena parte, tienen sus altos cargos?
Los tres congresistas de Sucre son peces chicos. ¿Por qué no se habla de los grandes?
Senador Luis Alberto Gil, ¿está feliz Convergencia Ciudadana con los senadores Carlos Barriga, de Santander, Juan Carlos Martínez, de Buenaventura, y varios otros?
Senador y primer primo Mario Uribe, ¿tranquilo, después de ser compañero de viaje de Álvaro García y Erik Morris, haber hecho negocios con el Tuso Sierra y tener a Miguelito de la Espriella, protagonista del episodio de recriminaciones mutuas por paramilitarismo con el liberal Juan Manuel López Cabrales, ante el Presidente?
Respetables Luis Guillermo Vélez, Ginna Parody, Martha Lucía Ramírez, Armandito Benedetti, ¿cómo se siente compartir bancada con expulsados de la U, de Cambio Radical y del Conservatismo (sin hablar de los nunca expulsados)?
- 3. ¿Por qué de los 11 movimientos y partidos del Congreso todos, salvo dos, han tenido miembros cuestionados por presuntos nexos con los paramilitares?
- 4. ¿Por qué los seis grupos que forman la coalición de Gobierno, y otro, afín, que eligieron 69 senadores y 102 representantes, han tenido integrantes cuestionados por la misma razón?
- 5. En medio de este panorama, la pregunta obvia es para el hombre en la cúspide: ¿puede alguien ser político exitoso y finquero próspero en las dos cunas del paramilitarismo -Antioquia y Córdoba-, y llegar dos veces seguidas a la Presidencia, con apoyo de todos los mencionados ( y muchos, muchos otros), sin tener nada que ver con los paramilitares?
Todos muy escandalizados por lo de García y compañía. Y todos tan tranquilos. Porque se trata de peces chicos, y no hay ni peligro de que la famosa "junta directiva del paramilitarismo" de la que habló Carlos Castaño llegue a verse involucrada.
Ni más faltaba. Vivimos en Colombia. Todo es presunto.
[Fuente: Por Álvaro Sierra, Revista Cambio.com, Bogotá, Col, 20nov06]
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