EQUIPO NIZKOR |
|
03sep09
Sobre el estado de negación
Desde hace rato experimentamos los efectos de un profundo uso de neolengua, al mejor estilo orwelliano. Todos los días, en el discurso público, en la prensa y, lo que es peor, en ámbitos privados, la corrección del lenguaje hace parte de nuestra vida. Esto debe aterrarnos.
Sólo para dar un par de ejemplos: la guerra ya no es guerra; los combatientes ya no son combatientes; y la transición ya no es transición. Si seguimos así, se nos extraviará la verdad. Tristemente, puede ser esto lo que se busca.
Las operaciones lingüísticas no son parte de una hipocresía extendida, son operaciones conscientes y programadas que tienen por finalidad cambiar la forma de recordar y de pensar. Orwell las denominó doblepensar.
En distintos contextos nacionales en los cuales se ha experimentado la atrocidad, como en Colombia, las sociedades tienden hacia procesos de negación de la atrocidad. Siguiendo a Stanley Cohen, un criminólogo surafricano, la negación es un proceso sicológico complejo, de orden individual y colectivo, que puede ser promovido oficialmente y que concluye con la negación de lo acontecido (negación literal), con la reinterpretación de lo sucedido (negación interpretativa) o con la negación de los efectos de la atrocidad (negación implicatoria).
Para el caso colombiano puede ser algo así como: aquí no hay conflicto, tampoco hubo paramilitarismo y las víctimas se quejan mucho. Aunque suenen escandalosas las afirmaciones, sino hacemos frente a la negación, para allá vamos.
Es una mala señal, en cualquier sociedad, que se prohíban ciertas palabras o que se promuevan oficialmente otras que no reflejan la realidad. Es peor signo que haya un intento oficial de inventar expresiones y eufemismos para ordenar que lo prohibido no se mencione.
La denominación de las cosas sigue siendo importante y como dicen popularmente: "hay que llamar las cosas por su nombre". El cambio consciente de denominación busca modificar las formas de conceptualizar y asumir la realidad. Las elecciones de los términos no son neutrales, evocan un significado e infunden una cierta ideología.
Las operaciones lingüísticas inducen a "la amnesia selectiva mediante la eliminación de ciertos elementos del pasado y la preservación de otros". (Cohen) Se trata de un engaño mental cuidadosamente orquestado para falsear el pasado y justificar el presente. Este olvido programado conduce a un estado de negación en el cual la atrocidad no es asumida socialmente y termina perpetuándose la injusticia.
El estado de negación también se profundiza como resultado del paso del tiempo y de los múltiples mensajes mediáticos que nos asaltan en el presente, incluyendo las noticias faranduleras, las emisiones publicitarias, la última novela de televisión o el reality de turno. En este contexto, la negación de la atrocidad se facilita por la abundancia de mensajes y los saltos informativos constantes. El reconocimiento de la atrocidad pasa a un segundo plano, presa del hastío y del escepticismo del público.
Desde hace treinta años (por tomar un período de tiempo considerable) y, particularmente, durante los últimos seis o siete años, la sociedad colombiana ha estado expuesta a operaciones de negación de la realidad y de las atrocidades sufridas por miles de colombianos. Hemos estado sumidos en un largo proceso de resignificación de la violencia que vivió y vive el país. El efecto es profundo y cada vez más interiorizado.
En Colombia hemos vivido y vivimos en conflicto. Se han cometido masacres, ejecuciones, desapariciones, torturas, violaciones y mutilaciones. Y se siguen cometiendo. Detrás de cada uno de esos actos atroces hay víctimas, propósitos, métodos, técnicas y perpetradores; así como hay justificaciones y mecanismos de encubrimiento.
Sin embargo, entre el glosario oficial y la lógica castrense que se nos imponen, terminaremos todos metidos en la acción integral atacando bandas que emergen y emergen, con alguna dosis de seguridad sicológica, buscando la verdad desaparecida. Todo esto, en el Estado de negación.
[Fuente: Por Michael Reed Hurtado, El Colombiano, Medellin, 03sep09]
This document has been published on 07Sep09 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |