EQUIPO NIZKOR |
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05dic07
Texto del mensaje del presidente francés a Ingrid Betancourt y a los secuestrados
"Buen día, Soy Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa.
Me dirijo a ustedes que están retenidos como rehenes, me dirijo a ustedes en nombre propio, pero sobre todo en nombre de los 62 millones de franceses y, creo poder decirlo, en nombre de todas las mujeres y todos los hombres de buena voluntad que, en todo el mundo, al unísono, reclaman su libertad.
Con ellos, rechazo la idea de darlos por perdidos. Me he comprometido por ustedes. Me he comprometido a arrancarlos a un destino inhumano. Quienes los detienen cometen un error trágico. Se extravían. Se aislan. La comunidad internacional es unánime en la condena de sus métodos. Es hora para ellos de entenderlo y de hacer gala de iniciativa.
Los documentos que acaban de ser publicados nos han conmocionado. Muestran el rostro del sufrimiento. Revelan el alma de la desesperanza.
Por eso, quiero dirigirme a todos ustedes para llevarles el mensaje de solidaridad de Francia. Solidaridad con Colombia, que vive una tragedia diaria de la que ya nadie percibe el sentido; solidaridad con ustedes, retenidos injustamente, cruelmente, como rehenes; solidaridad con sus familias, con sus amigos, que calibran el tiempo perdido en el calendario de los recuerdos.
A todos, quiero decirles: Francia no los olvidará. No los olvidará nunca. En este mismo momento, Francia busca nuevos medios para devolverles a la libertad, para devolverles a los suyos y a la vida. La urgencia de una solución se ha hecho aún más evidente para todos. Mantendré, con la discreción que se impone, todos los contactos necesarios para alcanzar el único objetivo que me interesa: su libertad.
Ya he tenido numerosos intercambios personales con dirigentes que, de una manera u otra, pueden ayudarnos a avanzar: en primer lugar, el Presidente Alvaro Uribe, con el que mantengo un diálogo constante; el Presidente Chávez, que recibí en París; el Presidente de Estados Unidos, del que tres compatriotas figuran entre ustedes. Proseguiré sin descanso esta acción y me impongo una obligación de resultados.
Para terminar este corto mensaje de solidaridad y esperanza, quiero dirigirme más particularmente a Ingrid Betancourt, mi compatriota. Quiero expresarle, querida Ingrid, mi admiración por su dignidad, por su coraje en una situación en que seres más débiles hubieran perdido hasta su humanidad; quiero expresarle el afecto de los suyos, con los que mantengo una relación confiada y regular; quiero aportarle el testimonio de la negativa de Francia a aceptar lo inaceptable. Ingrid, nunca la abandonaremos. Le suplico que tenga confianza. Lo conseguiremos. Tiene que aguantar porque su familia le espera."
[Fuente: Caracol, Bogotá, Col, 05dic07]
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