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31dic07
No garantizan en Colombia la seguridad de Néstor Kirchner
Habrá sido el clima adverso, la falta de coordinación logística con una guerrilla inasible y feroz o las insalvables diferencias entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su par de Colombia, Alvaro Uribe.
Cualquiera haya sido la verdadera razón, lo cierto es que la Operación Emmanuel, diseñada por Chávez para rescatar a tres rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), volvió a postergarse ayer, tal vez de manera definitiva.
En horas de la tarde, en medio de una creciente tensión, el alto comisionado para la paz del gobierno de Uribe, Luis Restrepo, le comunicó al ex presidente Néstor Kirchner y a Marco Aurelio García, asesor del gobierno brasileño, que no podía garantizar la seguridad de los rehenes ni la de ellos mismos en la proyectada incursión a la selva colombiana como principales garantes del proceso. Así lo manifestó anoche a LA NACION una alta fuente de la delegación argentina.
Kirchner, según esa fuente, habría analizado retirarse de la comisión internacional de garantes (integrada por representantes de siete países) y volver a Buenos Aires, aunque finalmente decidió quedarse "al menos hasta mañana (por hoy)". Kirchner y García llamaron entonces a una reunión de urgencia de los garantes, en la que se decidió continuar con sus funciones y extender el crédito dado a Chávez, impulsor de la iniciativa humanitaria junto con la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba.
Ese fue el complicado final de una jornada con acusaciones entre chavistas y defensores del gobierno colombiano en torno al operativo para rescatar a la ex congresista Consuelo González, a la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y a su pequeño hijo Emmanuel, gestado y nacido en cautiverio, a quienes las FARC prometieron liberar hace 12 días. Lo harían como gesto de desagravio a Chávez, que había sido apartado por Uribe de su tarea como mediador para el canje humanitario. Anoche, y con el olor a fracaso flotando en el ambiente, los miembros de la comisión -encabezada por Restrepo y que integra el ex presidente argentino- se encontraron en una finca de la localidad colombiana de Villavicencio, desde donde partirían los helicópteros MI 17 hacia la selva para rescatar a los rehenes.
Los chispazos entre Chávez y Uribe, la falta de comunicación efectiva con las FARC y la decisión de Venezuela de seguir una negociación "que puede demorarse unos días más", según expresó ayer el canciller venezolano, Nicolás Maduro, precipitaron la desconfianza de los garantes, que decidieron ampliar por unas horas más el crédito a Chávez a fin de que la operación de rescate culmine con éxito.
La operación, prevista para las 6 de ayer, fue postergada hora tras hora mientras crecía la expectativa de la prensa mundial apostada aquí y en Villavicencio por conocer alguna novedad. Lo cierto es que los helicópteros con emblema de la Cruz Roja no partieron hacia la selva colombiana, mientras funcionarios colombianos y venezolanos se intercambiaban acusaciones por la dilación del proceso.
El primer indicio del cortocircuito estuvo a cargo del alto comisionado para la Paz, Luis Restrepo, quien afirmó por la mañana que "no hay límite de tiempo para la realización de la operación" y que "están dadas todas las garantías de seguridad" para el operativo. Tampoco llegaron las ya famosas "coordenadas finales" que las FARC le entregarían al negociador venezolano Ramón Rodríguez Chacín a fin de retirar a los secuestrados sanos y salvos.
Restrepo también destacó que los tiempos y las modalidades del rescate "son decisión conjunta de Venezuela y la Cruz Roja".
Horas después de que Chávez hablara de "presiones" del gobierno norteamericano para abortar la iniciativa, diversos medios de comunicación y dirigentes chavistas acusaron de manera reiterada a Uribe de no ordenar el cese de las operaciones del ejército regular colombiano en la zona donde se desarrollaría la entrega de los rehenes.
Era ésa, precisamente, una de las exigencias de la guerrilla marxista que encabeza Manuel Marulanda, alias "Tirofijo", para entregar a las dos mujeres y al niño que retienen desde hace años. Los tres forman parte de un grupo de 45 políticos, soldados, policías y estadounidenses que las FARC pretenden canjear por 500 guerrilleros presos.
Por la tarde, Maduro y Rodríguez Chacín intentaron insuflar confianza en el éxito final de la iniciativa. "Las cosas van bien y van a terminar bien; debemos tener tranquilidad, paciencia y nervios de acero", dijo Maduro, con lo que abrió la posibilidad de que el rescate no se produzca finalmente hoy, tal y como se prometía al promediar la jornada.
Desde el gobierno argentino trascendió el malestar de Kirchner y de Marco Aurelio García, a quienes Restrepo les habría indicado de manera reservada que no podía garantizar "en un ciento por ciento" la salida con vida de los rehenes.
La espera se extendía de manera inexorable, y había visiones diferentes sobre la demora y sus responsables. "Hay mucho entusiasmo por este canje humanitario, y muchos intereses en contra. Tenemos que ser conscientes de eso", afirmó a LA NACION en esta ciudad la embajadora Alicia Castro, que elogió "el coraje del ex presidente para manejar esta situación".
Desde la delegación argentina intentaban explicar la ausencia de novedades concretas.
"Hay mucha gente en la selva; es casi imposible garantizar el ciento por ciento de seguridad y de éxito", afirmaron las fuentes. Los dardos apuntaban contra el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), los paramilitares y Estados Unidos, como supuestos interesados en el fracaso de la misión.
Pedido de la Cruz Roja
Según el plan de Chávez, la entrega de los rehenes debería realizarse en algún lugar del centro o del sudeste de Colombia, donde abundan los cultivos cocaleros y las FARC tienen fuerte presencia.
Para el ex canciller venezolano Alí Rodríguez Araque, "es un error de alto costo político pensar en las diferencias entre Venezuela y Colombia. Creo que las tres partes [incluidas las FARC] están interesadas en conseguir paz", dijo el diplomático a LA NACION.
Menos complaciente con la guerrilla, la jefa de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Colombia, Barbara Hintermann, le pidió que agilice la entrega de los tres rehenes. "En el nombre de los familiares y de los rehenes quiero hacer un llamado a las FARC [...] en el sentido de que puedan dar la información sobre el lugar de las liberación de manera pronta", dijo Hintermann a los periodistas en Bogotá.
A pesar de las promesas de los seguidores de Hugo Chávez, y el anuncio del gobierno colombiano de que había extendido otras 72 horas el permiso para que cuatro helicópteros y tres aviones de Venezuela pudieran operar en el país, la Operación Emmanuel corría a última hora de ayer serio riesgo de quedarse sin apoyo ni protección internacional en las horas que vienen.
[Fuente: Por Jaime Rosemberg, enviado especial de La Nación, Bs As, Arg, 31dic07]
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