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11dic07
Fuerte presión de Brasil y Francia sobre Uribe por Ingrid Betancourt
Francia y Brasil ejercieron ayer una fuerte presión sobre el presidente Alvaro Uribe para que se avenga definitivamente a negociar el intercambio de 45 rehenes en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, entre quienes se encuentra la ex candidata presidencial franco-colombiana Ingrid Betancourt, por 500 prisioneros que son miembros de esa organización. A las voces de estos dos países se sumó la de Cristina Fernández, quien en su primer discurso como presidenta de Argentina se comprometió a "ayudar" en la búsqueda de una solución humanitaria.
Cercado por varios flancos en Buenos Aires, inclusive por la chilena Michel Bachelet, Uribe prefirió asumir la figura de alguien inmune a las "sugerencias" de sus colegas sudamericanos.
En una primera cita con el presidente Lula da Silva, a las 8,30 de ayer, escuchó del brasileño una propuesta concreta, según relataría luego a la prensa el asesor en temas internacionales Marco Aurelio García. La respuesta a la iniciativa ahora está en el campo de Colombia: "Le cabe a Uribe divulgarla" subrayó. Fue imposible arrancarle más detalles: "Cualquier gestión para prosperar debe ser discreta", se amparó García.
Más tarde, fuentes brasileñas indicaron que Lula tendrá una nueva conversación con su colega de Colombia en pocos días. "Podrían encontrarse en la próxima cumbre presidencial del Mercosur", sugirió un funcionario. Esa cita es el 18 de diciembre en Montevideo; pero como Bogotá es un miembro asociado del bloque, la presencia de su presidente no es de rigor.
Uribe fue cortante en los pasillos de la Embajada brasileña cuando la prensa lo interrogó acerca de las conversaciones. "Le conté en qué estamos y lo escuché con la prudencia con que siempre hablamos de estos temas". El asesor de Lula admitiría minutos después que "no hubo ningún pedido de ayuda a Brasil de parte de Uribe". Finalmente, en una charla rápida con cuatro periodistas en el sector militar del Aeroparque, justo cuando estaba por tomar el avión de vuelta a Brasil, Lula indicó: "Colombia está tratando el tema (del canje humanitario) con la Iglesia Católica", por lo que deberá aguardarse los resultados.
La intensa mañana vivida por el colombiano Uribe siguió en la Embajada de Francia, a pocos metros de la brasileña. Allí, se enfrentó con un mensaje duro del premier Francois Fillon: "La opinión mundial tiene los ojos puestos sobre Colombia", le dijo, al tiempo que le recordaba que la liberación de los rehenes "será positiva para la democracia en Colombia y para la imagen de este país en el mundo". El recado era inocultable: si llega a ocurrir algo indeseable con alguno de los rehenes, difícilmente Uribe se salve del descrédito internacional. Y muy probablemente desencadenará su aislamiento en la región, pues la mayoría de los jefes de Estado sudamericanos ya se sumó a la cruzada por la liberación de los secuestrados. En Buenos Aires, el presidente francés Nicolás Sarkozy empezó a ver resultados de su estrategia que, como definió Fillon, apunta a la creciente presión regional. "Toda la presión internacional es importante para liberar los rehenes", subrayó. Dijo, también, que Uribe "manifestó su disposición a examinar todas las posibilidades de solución".
Aún bajo estas circunstancias, Uribe prefirió ignorar su eventual responsabilidad en el desenlace que puede tener la crisis humanitaria en su país. Cargó las tintas sobre las FARC: "Ojalá que ellas, si todavía tienen ideas políticas, atiendan la presión internacional".
El mandatario abundó: "Queremos decirle al pueblo de Francia que entendemos esta tortura. Pero no nos sorprende porque hemos convivido 50 años con esa tragedia". Pero lo peor vino después. Al salir del Congreso, donde juró Cristina como Presidenta, Uribe aseguró que "es un derecho irrenunciable" de su gobierno rescatar a los rehenes por la vía militar.
Por las declaraciones del brasileño Marco Aurelio García, se supo que hasta ahora la estrategia planteada por Uribe para negociar con las FARC, que consistiría en establecer una "zona de encuentro" desmilitarizada por 30 días, no tuvo respuesta positiva de esa organización.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 11dic07]
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